sábado, 21 de diciembre de 2024

UNA ARGENTINA POBRE Y FRAGMENTADA

 



 

Rubén Rojas Breu

 

UNA ARGENTINA POBRE, UNA ARGENTINA SOCIAL Y POLÍTICAMENTE FRAGMENTADA

 

Así de triste y desalentador es el estado de cosas que padecemos.

 

Me acomete el impulso de disculparme por un título y un inicio tan deprimente, máxime en vísperas de celebraciones colectivas.

Pero al mismo tiempo mi honestidad me obliga ser claro y contundente, habida cuenta de que alguien tiene que asumir el rol de sincerar; de no hacerlo no puede vislumbrarse ninguna salida.

 

Vivimos en una Argentina pobre, así como social y políticamente reducida a fragmentos, atomizada.

 

Es la derivación del proceso que tiene su génesis en la dictadura: una decadencia que el gobierno radical emergente en 1983 ni siquiera atisbó y que con el menemismo se acentuó a niveles gigantescos.

Los gobiernos subsiguientes acentuaron, por caminos aparentemente distintos, esa decadencia que podría ser irreversible si no generamos ya la conducción política, que munida del Proyecto, proponga, convoque y organice.

 

Hace pocos días publiqué mi documento “ARGENTINA, EL PROYECTO”; si se lee atentamente, una conclusión debería acceder a la conciencia en modo torbellino:

 

-     La actual Argentina es pobre, pequeña o empequeñecida, sobradamente insuficiente e insatisfactoria.

 

Mandamases, gerentes y escribas de las grandes corporaciones, dirigencias de todo el espectro, medios, referentes, intelectuales, consultoras y empresas encuestadoras falsean de manera vergonzosa.

 

Negocios prósperos son la simonía y la compraventa de indulgencias y favores, corrientes desde tiempos inmemoriales de la humanidad, pero florecientes en períodos de decadencia como acá y ahora.

También los pactos detrás de los cortinados son cosa cotidiana en esta Argentina.

 

En patética concurrencia con lo antedicho se contabilizan pobres desde hace décadas, una costumbre denigrante.

Los cálculos actualmente fraguados despiertan el provisorio beneplácito del despótico y cruel gobierno libertario.

Consultoras y encuestadores dibujan de lo lindo, luciéndose como empeñosos ilusionistas.

 

Entusiasman al gobierno y sus cómplices ofrendando curvas optimistas sobre el curso de la pobreza y números complacientes o abiertamente generosos acerca de los niveles de imagen del caudillo libertario y su gobierno.

 

Empero, se destacan las omisiones, tremendas omisiones:

 

Una, que la Argentina es pobre y, por lo tanto, la pobreza, pandémica y crónica, se impone abrumadoramente siempre y mucho más allá de los vaivenes de la inflación o de las correcciones microscópicas de salarios y jubilaciones.

 

Dos, que también son pobres, si no paupérrimas, las miras y el pensamiento de sus dirigencias políticas y sectoriales, de sus empresarios, de sus medios, de sus intelectuales.

 

Tres, que la Argentina, como nunca antes en lo que se da muy benignamente en llamar “democracia”, carece de conducción política, de cultura política y de organizaciones políticas.

 

Respecto de esto último, salta a la vista, desmoraliza, inmoviliza, corroe y devasta un nivel inédito de fragmentación social y política.

La oposición que debería ser la más esperanzadora, la oposición que se identifica como kirchnerista, como progresista o de izquierda, está perdida como tuco en la neblina, carente de luz y de orientación y hace oídos sordos a quienes buscamos denodadamente despejar la bruma con ideas, propuestas y movilización.

 

Como vengo reiterando, el Pueblo en conmovedora soledad muestra el camino que facciones agotadas y líderes degastados, desprovistos de imaginación, atados a rutinas necesariamente infructuosas, ni siquiera adivinan.

 

Esa falta de conducción, de ideas, de vocación, de organización, de convocatoria es lo que explica la fuerza ocasional del gobierno libertario.

 

Es decir, el gobierno no se afirma por sus méritos; se sostiene sobre la base que le proporcionan las debilidades notorias de la oposición, una oposición que literalmente se deshace para mostrarse a gusto con lo que hay y que ningunea por inoportunos o trata como heresiarcas o como quijotescos a quienes revelamos la salida.

 

La Argentina es pobre porque está hundida en un atraso terminal y es pobre porque sus mayorías, sus estratos socioeconómicos medios y ni hablar los más bajos, están muy por debajo de los estándares de los países europeos, de los países oceánicos, de los países del norte de nuestro continente y de muchos de los asiáticos e, inclusive, latinoamericanos.

 

En ese marco publicar o hacer gala de una baja circunstancial de la inflación o de una antojadiza disminución del índice de pobreza no sólo son falacias sino también prácticas violentas.

 

La Argentina está fragmentada socialmente ya que las organizaciones de la sociedad civil y la sociedad misma se disgregan a pasos agigantados.

 

La Argentina está fragmentada políticamente porque sus respectivas organizaciones de otrora devinieron facciones que circulan por muy diversos carriles, facciones que se fagocitan y se dispersan, que se arman y desarman, que se rearman y vuelven a desarmarse, que se distraen y distraen con internismos infértiles.

Estampidas y desbandadas, conversos, tránsfugas y desertores dominan la escena.

 

Algo de promisorio, algo de bueno, tiene este aciago cuadro de situación si sabemos aprovecharlo pese a la aflicción que conlleva: se caen los disfraces y las máscaras, se resquebrajan los lazos entre quienes detentan las posiciones de poder, las complicidades naufragan, las lealtades se hacen humo, los contubernios fracasan.

Lo que unía o une a quienes nos parasitaron o nos someten se les torna una trampa.

 

Surge entonces una oportunidad para que la voluntad popular gane la partida, con conducción, organización, convocatoria y movilización.

Será justicia.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, diciembre 21 de 2024

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

EL CULTO OSCURO DE LOS HERMANOS MILEI

    Rubén Rojas Breu     EL CULTO OSCURO DE LA FRATRIA MILEI   El Papa, el argentino más prominente, afronta un delicadísimo est...