martes, 28 de julio de 2020

LA CONDUCCIÓN POLITICA SEGÚN MAQUIAVELO






Rubén Rojas Breu

La conducción política según Maquiavelo
Una interpretación basada en “El príncipe”


Interpretando a Maquiavelo, el éxito en la sociedad se consigue o por la suerte o por el valor y el genio. Así como el florentino opta para sus análisis y recomendaciones por el valor y el genio, por la audacia, la disposición a afrontar riesgos, el estudio y la inteligencia, también lo haremos nosotros para detectar sus aportes aplicables al diseño, implementación y seguimiento de la estrategia política.


Éstas son algunas de las enseñanzas que se desprenden de la lectura de “El príncipe”:

  • Se logra más y por más tiempo con una conducción y organización política que el pueblo quiera, por la cual sienta afecto, que por la que se impone apelando a la competencia desleal. La conducción política debe valorar a la organización, cuidarla y cultivarla.

  • Una conducción y organización política merecen ser calificadas como tales si conocen muy bien su territorio y su población, sus hábitos, sus creencias y sus expectativas. También tiene que saber qué pasa con otras organizaciones políticas, particularmente las que compiten exitosamente y las que pueden llegar a ser fuertes competidoras.

  • Conocer a fondo a la población y proponerse la alianza con ella es fundamental para el éxito de la conducción política y, también, para debilitar incluso a las líderes opositoras más poderosas.

  • Quienes ocupan posiciones hegemónicas tienden a la inercia, a hacer lo que siempre hicieron y a confiarse; ése es su tendón de Aquiles.

  • Toda conducción política afronta siempre obstáculos; tal conducción y la organización política propia con visión estratégica no sólo se ocupa de los obstáculos del presente sino también pronostica los del futuro y actúa en consecuencia.

  • Cuando se advierten a tiempo los obstáculos que afrontan una conducción y una organización políticas es muy posible superarlos; pero cuando se los deja crecer, por desconocimiento o por desidia, al tiempo se tornan irremediables.

  • Si se conoce al pueblo, se gana su confianza y se lo trata como aliado el éxito se consolida; si no se lo conoce en profundidad y no se lo analiza paso a paso, lo más probable es que se le haga el juego al adversario o al enemigo.

  • Así como el arquero apunta hacia arriba cuando el blanco está alejado, la conducción política debe dotar a la organización que dirige del mayor valor y generar la mayor expectativa hacia ella para que el destinatario se sienta “tocado”.

  • Cuando conquistar una posición política destacable resulta una tarea ardua y difícil la recompensa está en que, una vez conquistada, se perdura. En cambio, cuando una posición valorable o dominante se logra fácilmente, se vuelve dificultosa conservarla.

  • Es clave siempre tener en primer lugar satisfecho al sector popular propio o leal, en vez de querer conformar o atraer a todo el mundo; se puede crecer, hacia todo el mundo, si se cumple aquella premisa. Es decir, se crece sobre la base de asegurar las posiciones firmemente ocupadas.

  • Es mejor que la conducción política confíe en su propia capacidad y en la de asesores e investigadores sociales sumamente confiables, que trabajen comprometiéndose con tal conducción, su organización y su proyecto; corre riesgos inútiles y puede tener serios perjuicios si se deja llevar por análisis y recetas de difusores que estén de moda y que no conozcan en profundidad al público y a los competidores, rivales o enemigos específicos.

  • Hay que procurar el éxito para el proyecto, la conducción y la organización políticas y no para los que buscan aprovecharse de ella para alcanzar prestigio para sí mismos. 

  • Es mejor equivocarse con las propias decisiones que dejarse llevar por las que tomen, en su lugar, los otros; en este último caso el éxito no será el propio, no se tendrá nunca claro cómo se llegó a él y se termina en manos de tales otros.

  • Es determinante respetar la genuina identidad de la propia organización política en vez de acomodarla o maquillarla según se dé la ocasión, lo cual lleva a desvirtuarla y hacerle perder, tarde o temprano, popularidad y estima.

  • Dejarse llevar por la presunción de la ventaja inmediata, impide ver el riesgo no controlado que encierra.

  • Fortalecer y asegurar el liderazgo de una conducción y organización políticas se basa en mantener continuamente su iniciativa y su capacidad constructiva; la inercia lleva a su declinación.

  • La conducción política continuamente debe capacitarse y fogonearse en el arte de dirigir y luchar con eficacia; también vale que estudie la historia y el comportamiento de otras organizaciones líderes del presente y del pasado.

  • Conducir eficazmente implica, a la vez, tener iniciativa y capacidad de poder más ejercitar la astucia; las primeras cualidades, para asegurar el liderazgo. Y la astucia, para evitar caer en las trampas que los rivales o enemigos puedan tender.

  • Tienen más relevancia las promesas latentes de la conducción y organización políticas que las manifiestas; por eso hay que conocer a fondo la propia organización, su proyección y alcance, así como las de adversarios y enemigos

  • También es importante saber qué es exactamente lo que el pueblo valora, todo lo cual requiere análisis que permitan ver bajo el agua, detectar los dispositivos subyacentes.

  • Una vez adoptados el Proyecto, posicionamiento y estrategia debe mantenérselos, evitando incurrir en volubilidad, en marearse con supuestos cambios de tendencias, en idas y vueltas que lleven a su desdibujarse.

  • La conducción política continuamente debe atender a dos frentes: el pueblo, el sector popular propio más comprometido especialmente, y el rival o el enemigo.

  • A menudo los intereses de los sectores populares que apoyan a la conducción política, su proyecto y organización, entran en colisión con los cuadros y organizaciones intermedias o intermediarias.
  En tal situación, si no se puede armonizar, es preferible optar por el pueblo,  por los sectores populares que adhieren activamente.


  • Es clave confiar en el pueblo procurando siempre conocerlo, recabar sus opiniones, explorar sus expectativas y generar, así, una relación sumamente fluida y abierta. No es recomendable “protegerse” del pueblo levantando murallas virtuales.


  • Ciertamente el desempeño de una conducción política y su organización está condicionado hasta cierto punto por el azar y hasta cierto punto por las acciones de los otros, como, por ejemplo, los rivales o enemigos. Pero una parte importante depende de cómo se la dirige.

  • Es tan importante mantener la fidelidad al Proyecto, la propia identidad y la estrategia como aggionarlos según las tendencias, pero recordando que aggiornar no es desvirtuar, no es renunciar al Proyecto y a la propia identidad.
  En resumen: ni rigidez ni inconstancia.

Finalmente, una recomendación básica: si se quiere liderar, hay que dotar a la conducción y organización política de un posicionamiento diferenciado respecto de rivales, enemigos incluso cuando éstos sean líderes exitosos. Porque, ¿para qué querría cambiar el pueblo adherir o cambiar si no percibe una propuesta distinta y nuevos beneficios?
Así que, no es recomendable disputar con otra conducción y organización el mismo posicionamiento; es mejor generar el propio.



Maquiavelo es el creador de la Política como disciplina científica al instaurarla como inherente a la interacción humana, haciendo que deje de depender de la voluntad divina y de las creencias dominantes en su época.
Por lo tanto, sus obras son tratados de la Política como ciencia.

Toda una ley científica se desprende de las páginas de El príncipe, ley que formulamos en estos términos:

"A mayor concentración de poder por parte de quien conduce, mayor  es su capacidad de decisión pero  menor su estabilidad y probabilidad de permanencia de la organización .
A mayor distribución del poder, más compartida es la capacidad de decisión y mayor la probabilidad de estabilidad y proyección en el tiempo de la organización".

En esta ley de Maquiavelo se describen las dos tendencias básicas en la construcción, afirmación y ejercicio del poder.

Tales tendencias básicas son un antecedente de las que defino en mi creación, el Método Vincular:

Las dos tendencias básicas para la construcción, afirmación y ejercicio del poder según el Método Vincular son la Primarización y la Secundarización.
La Primarización se corresponde con la primera de las enunciadas por Maquiavelo y la Secundarización con la segunda.
También cada una de las dos tendencias que enuncia Maquiavelo se corresponden respectivamente con:

  • Los tipos de dominación tradicional y carismático versus el racional legal, en Weber

  • El liderazgo de masas versus la afirmación del Yo, en Freud

  • Los grupos de supuestos básicos versus el grupo de trabajo, en Bion

También Perón en su libro Conducción política describe a ésta en consonancia con la segunda tendencia de las enunciadas por Maquiavelo al mismo tiempo que sienta las bases para diferenciar masa de pueblo, lo cual profundizo, amplío, recreo en diversos textos de mi autoría en los cuales establezco el antagonismo definitorio masa versus pueblo.

Rubén Rojas Breu
Julio 28 de 2020



Bibliografía de consulta:

Maquiavelo, Nicolás (1992): El príncipe, Buenos Aires, Alianza editorial.

Rojas Breu, Rubén (2002): Método Vincular. El valor de la estrategia. Primera edición. Buenos Aires. Ediciones Cooperativas de Buenos Aires.
Rojas Breu, Rubén (2013). Segmentación, posicionamiento y marca: abordaje desde el Método Vincular. Primera edición. Buenos Aires.CIAP FCE UBA.

Rojas Breu, Rubén (2012): El deseo de la estrategia. Primera edición. Buenos Aires. CIAP FCE UBA.2014. La primera edición es del CIAP FCE UBA.

Estos últimos artículos y otros sobre la misma temática se encuentran en rubenrojasbreu.blogspot.com


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