Rubén
Rojas Breu
IMPOTENCIA
Y DESORIENTACIÓN
“¿Cuál
es el límite de esta gente? Porque cada día se superan más para arrasar con
todo.”
Esta
expresión es de un participante de la asamblea barrial de la cual participo;
participo a la distancia porque el sectarismo, los debates congelados, las
rutinas y los rituales, en ese ámbito, dominan la escena.
La
expresión de ese honesto asambleísta revela impotencia y desorientación.
Y
agréguese: desesperanza, futuro incierto, pesadumbre, desazón y todas las
sensaciones similares que las lectoras y los lectores puedan añadir.
Entre
las mayorías politizadas que están intentando resistir el avasallamiento del
gobierno despótico libertario, todas esas manifestaciones del ánimo que
representan pesares mayúsculos se abren paso con movimiento crecientemente
acelerado.
No
es para menos.
Para
más, por servilismo con el imperialismo yanqui, por sumisión a las grandes corporaciones,
por adhesión a valores retrógrados y por su odio a liderazgos y posiciones que
sintonizan positivamente con los tiempos que vivimos, estamos con un gobierno
que está distanciando o enfrentando a nuestro país con pueblos y naciones
hermanas, cometiendo desmanes en las Naciones Unidas y en otras organizaciones
y foros internacionales y hasta ofendiendo al Papa.
En
este momento está desairando a la hermana Uruguay y su flamante presidente
electo.
Tal
como están las cosas hoy, tres alternativas se avizoran para el curso de los
acontecimientos:
· Una
primera alternativa es la de que el gobierno se vaya afirmando a fuerza de
represión, del uso cerril de las redes virtuales, de avances desenfrenados en
pos de sus fines inconfesables, de transas con representantes de la oposición,
con los sindicatos y con los gobernadores y, también, gracias al aval que le
otorgan los decisivos factores de poder locales y globales incluyendo a los
medios de comunicación dominantes y, cuándo no, contando con los favores que le
hacen las empresas encuestadoras.
Por
supuesto, contribuye también a la posibilidad de que el gobierno se mantenga
sólidamente en píe el accionar de la horda que lo generó y catapultó, horda que
acaba de proclamarse “brazo armado”.
· Una
segunda alternativa, es la de la implosión de LLA y su gobierno, emergiendo de
sus propias filas y de su horda una nueva configuración y nuevos liderazgos con
disposición para ejercer poder. Tambores suenan.
· La
tercera alternativa es una explosión popular a la manera de 2001.
Cierto
es que el Pueblo está dando la pelea, claro que, en soledad, sin conducción
política y sin la organización eficaz que se requiere.
Como
se ve, en ninguna de las alternativas se vislumbra una opción que surja de las
fuerzas políticas, sociales y gremiales supuestamente opositoras.
Éstas
están en la complacencia, en la inacción o en la incapacidad para abrir, ni
siquiera, la más estrecha senda.
Nada
por acá, nada por allá.
El
kirchnerismo o el cristinismo no generan ya expectativas ciertas ni cuentan con
la energía ni la aptitud para encarar esta coyuntura y tampoco están a la
altura de lo que requieren el Pueblo y la Nación. Nunca lo estuvieron, aunque
ilusiones mediante haya parecido que sí, en lo que va del siglo.
No
tiene sentido que me extienda acá al respecto.
El
progresismo, desde el PC hasta el radicalismo alfonsinista y las variantes que
haya en el medio, es un remanente, una versión paródica, de los 60 o de los 80,
décadas en las que casi brilló.
La
izquierda clasista pervive en su reducto, sin más aspiraciones que la de
mostrarse activa en las calles, en las redes y en los medios, a la espera de un
lejano e improbable porvenir en el que, por fin, la lucha de clases y el
internacionalismo proletario se encarnen.
En
todo el espectro de toda la oposición se dan todas las carencias: carencia de
proyecto, carencia de estrategia, carencia de conceptos y de ideas, carencia de
convocatoria, carencia de creatividad.
En
particular, se siguen elaborando análisis ya superados por el paso del tiempo,
análisis infértiles y faltos de utilidad para dar cuenta en profundidad de esta
coyuntura.
Con un
gobierno de obtusos, ineptos y violentos como éste es muy fácil demostrar de manera
contundente su impericia y su debilidad.
Y de
operar en consecuencia.
Pero
esta oposición escuálida no tiene ni la ambición ni la inteligencia para
encaminar las cosas en la dirección deseable.
Es
una oposición que se ata a la percepción de que “una parte de la sociedad” está
en actitud de espera como si esa “parte de la sociedad” tuviera significación
política.
Puede
parecer que desparramo pesimismo, pero téngase en cuenta que soy el mensajero,
el chasqui exhausto por tanto cabalgar en medio de tanta depredación de la
extrema derecha gobernante y de tanta abulia por parte de quienes deberían
reaccionar y ni siquiera escuchan.
Considérese
que, en un contexto tan desolador, de tanta incultura política y de tanta falta
de ideas, mis análisis son como un brote de hierba en alguna piedra del Valle
de la Luna o del paisaje árido que pueda venir a la mente de quien lea esto.
Créase
que al seguir publicando estoy manifestando optimismo, porque cómo lo haría si
no tuviera la esperanza y hasta la certeza de que se puede construir un curso
promisorio.
Como
reiteré tantas veces, se requiere de Proyecto, de conducción política y de
organización eficaz.
Se
trata también, tal como lo hago, de generar teoría política, de elaborar
análisis originales de alta complejidad y de volcar toda esa producción en la
praxis y en las prácticas transformadoras.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, noviembre 25 de 2024
No hay comentarios.:
Publicar un comentario