martes, 27 de noviembre de 2018

CONCEPTO DE PUEBLO Y OTROS DE TEORÍA POLÍTICA


Rubén Rojas Breu

CONCEPTO DE PUEBLO Y DE OTROS
DE TEORÍA POLÍTICA


Introducción 

En los más diversos ámbitos tales como el académico, el social propiamente dicho, el político, el mediático y otros se usan palabras sin la debida conceptualización.
Se habla indistintamente y como si fueran sinónimos, de “pueblo”, “gente”, “electorado”, “ciudadanía”, “opinión pública”, etc. También se utilizan otros términos tales como “poder” y “política” sin precisar su significado.
Desde el punto de vista del rigor que exige el conocimiento científico lo antedicho es indicador de una carencia ciertamente inquietante. Desde la perspectiva de la acción política, tal carencia sirve a la manipulación a la que recurren con frecuencia las dirigencias, los gobernantes,  las grandes corporaciones y los medios masivos de comunicación dominantes. 

 Por eso me aboqué desde hace más de dos décadas a conceptualizar sobre tales expresiones, a sacarlas de la nebulosa y traerlas a la luz del conocimiento, respetando las exigencias epistemológicas.
Para tal fin me basé:


  • En las investigaciones sociales que llevé a cabo a lo largo de más de cuarenta años

  • En mi experiencia política, en mi extensa trayectoria política

  • En teorías confiables y probadas de las Ciencias de lo Humano

  • En mi propia creación, el Método Vincular, y otras producciones que fui generando a lo largo del tiempo.

Un ejemplo de esto último es la falta de discernimiento entre palabras que deberían reflejar conceptos: masa, gente, pueblo, opinión pública, ciudadanía, electorado, etc.  Se utilizan indistintamente cuando, siguiendo un abordaje epistémicamente sustentable, deberían diferenciarse.

La ciencia es ciencia, además de otros requisitos, cuando cumple la premisa de diferenciar conceptos y, a la vez, de integrarlos en una teoría que dé cuenta de objetos de los que se ocupa. 

Reiterando, me propongo que nociones difusas devengan conceptos que se articulen en teoría epistemológicamente sustentable.

Al hacerlo, también busco de aportar para el diseño de estrategias para las organizaciones políticas que tengan por objeto los intereses nacionales, populares y de los trabajadores.


Concepto de pueblo

 Dada la complejidad de este concepto, lo defino por partes. Según una primera aproximación, pueblo es la población políticamente culturalizada y organizada.

 Al mismo tiempo establezco una doble articulación intrínseca, ya que pueblo se determina por su vínculo con la nación, por un lado, y, con los trabajadores, en tanto fuerza potencialmente revolucionaria y sólo en tanto sea esa fuerza, por el otro.

En resumen: pueblo, nación y trabajadores constituyen una tríada indisoluble

Por otra parte, una diferenciación radical se impone: la de pueblo y masa.
 
La diferenciación entre pueblo y masa requiere de una exposición detallada de la cual prescindo en este texto, tanto más cuanto me ocupé de la misma en otras publicaciones. Sólo dejo en claro acá que mientras el pueblo es lo que se conforma como orgánico, la masa tiende a lo amorfo, a la homogeneidad acrítica entre sus miembros.
El pueblo asume la política, mientras que la masa se refugia en el supuesto “apoliticismo” y sustituye todo ideal o proyecto por la adhesión a algo o alguien que la lidere y a la pertenencia. En su versión más extrema, la masa encarna el retorno de la horda primitiva.
Habitualmente, se apela al vocablo “gente” que en mi enfoque de la cuestión, es sinónimo de masa. “Gente” es la versión eufemística y elegante de masa.

Adoptando un abordaje dialéctico, para conceptualizar pueblo cabe tener en cuenta también los antagonismos que están implícitos en la articulación ut supra mencionada.

Tales antagonismos son:


  • Pueblo/nación vs. Despotismo



  • Trabajadores vs. Capitalismo


El despotismo, para los países latinoamericanos y del Tercer Mundo en general, se expresa como imperialismo, colonialismo y neocolonialismo, modalidades que cuentan siempre con la cooperación y sumisión de los concentradores locales de poder. Este antagonismo no sólo se da porque el pueblo conciba como enemigos al despotismo, el imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo, sino también porque éstos conciben al pueblo o a los pueblos como enemigos.

El despotismo, en cualquiera de sus variantes, sólo quiere la sumisión y la fuerza de trabajo, sin otorgar ningún reconocimiento. Dicho de otro modo, la mayor aspiración de los despotismos es que los pueblos no existan y sólo se dé sumisión y esfuerzo por parte de las poblaciones.
Parafraseando a Marx, podríamos afirmar que la historia es “la historia de las luchas de los pueblos contra los despotismos”. En rigor, completando lo antedicho, la historia es la de los esfuerzos logrados y no logrados de los pueblos para plasmar sus proyectos de realización.

Aclaro: el antagonismo trabajadores vs. capitalismo significa que el mismo se da entre quienes proveen la fuerza de trabajo, generando plusvalía, y una formación socioeconómica que se impone al punto de desestimar la complejidad de lo social y la acción política, descalificando al mismo tiempo el desarrollo de teoría de las Ciencias de lo Humano.
Con lo dicho también quiero dejar en claro que no necesariamente los trabajadores antagonizan con los capitalistas, ya que pequeños y medianos productores, industriales y comerciantes integran el pueblo y pueden aportar al desarrollo.

Ahora sí el concepto de pueblo, desarrollado en toda su complejidad y extensión:

Pueblo es la población políticamente culturalizada y organizada, que se articula intrínsecamente al mismo tiempo con la nación y con los trabajadores, en tanto fuerza potencialmente revolucionaria, se diferencia de la masa y se define en franca oposición con el despotismo, cuyas variantes, concurrentes, son las oligarquías locales, el imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo.

Al tratarlo así no hago más que aplicar un enfoque sistémico-relacional o, para quienes prefieran, aplico una aproximación “estructuralista”, en tanto y en cuanto pongo en juego en simultáneo las operaciones de articulación, de diferenciación y de oposición:


  • El pueblo se articula con la nación y con los trabajadores como fuerza potencialmente revolucionaria

  • El pueblo se diferencia de la masa (o de la gente) al punto de la antítesis

  • El pueblo se encuentra en oposición fundante con el imperialismo


Lo de población políticamente culturalizada y organizada incluye a la totalidad de quienes se forman, comprometen, militan, adquieren experiencia a través de la acción política (sea en el campo de la política propiamente dicha, sea en la actividad gremial, en el movimiento estudiantil y docente, en los movimientos sociales, en los organismos de DDHH, etc.).
Así, por oponer de un modo contundente a través de un ejemplo, un trabajador precarizado que integra un movimiento social es políticamente culto y organizado y, contrariamente, el ejecutivo, “CEO”, hacendado o intelectual que se define como “apolítico” o hace antipolítica no integra al pueblo. 

La masa, o la gente, según particulares circunstancias en las que predominan la conducción política, la organización política y la estrategia consistentes con el concepto de pueblo, puede ser atraída por éste; es decir, el pueblo puede operar para que la masa, siempre amorfa y versátil, incline sus preferencias en la misma dirección que el pueblo. Pero reitero, es en determinadas circunstancias, circunstancias en las cuales la conducción política, la organización política y la estrategia definidas en favor de los intereses nacionales, populares y de los trabajadores (por lo tanto, en sintonía con el pueblo) logra crear las condiciones para imponerse sobre las fuerzas que operan para el despotismo.
Esto es así porque una característica de la masa o la gente, es inclinarse hacia donde percibe promesa o acumulación de poder, lo cual da cuenta de su versatilidad cuando no volatilidad. El pueblo, en tales casos, es el articulador por excelencia entre la conducción política y la masa o la gente.

El pueblo supone organización, movilización orientada a objetivos, conducción, estrategia y acción revolucionaria.

Como veremos, también pueblo se diferencia de opinión pública, de electorado y de ciudadanía.

Dicho por la negativa, quienes se definen como “apolíticos”, se conducen adhiriendo activa o pasivamente a los despotismos en sus distintas variantes e integran a la masa o “la gente”, no forman parte del pueblo.

Es oportuno precisar que masa no equivale a multitud, equívoco en el que incurre Elías Canetti. La multitud a veces expresa a la masa y otras al pueblo. La multitud es un estado eventual de la masa, la cual regularmente se conduce como la mal llamada “mayoría silenciosa” o una muchedumbre tácita, subliminal, unida por lazos imperceptibles que la llevan a conducirse homogéneamente en los más variados ámbitos de la vida cotidiana. Justamente, la cotidianeidad, la rutina, la repetición, son rasgos de la masa, resistente siempre a la alteración, a los cambios de rumbo, a la incertidumbre, al compromiso y la acción política.




Concepto de política

El concepto de Política según el Método Vincular, concepto que debe reflejarse en la correspondiente definición, debe conjugar las relaciones de poder y el Ideal, articulación que remite al Deseo.

De tal manera, el concepto de Política  se traduce en la siguiente definición:

La Política es la disciplina científica y la práctica que tienen por objeto articular las relaciones de poder, interpretándolas y operando sobre ellas, con el Ideal o referente primordial de un determinado colectivo, a los fines de la realización de tal colectivo.

Ese colectivo es fundamentalmente, si consideramos a la Argentina, la conjunción nación-pueblo-trabajadores con el imperativo de la integración latinoamericana y de unión con los pueblos y naciones dependientes u oprimidos del planeta.

Hacer esta última precisión es útil también para explicar y explicitar el cierre de la definición: “a los fines de la realización de tal colectivo”.

El colectivo o dicha conjunción se hallan estado de virtualidad o potencial a la espera de realizarse: es decir, se trata de pasar de lo que visualizamos como deseable a real.


Poder es la capacidad para pasar de una situación dada A a una situación ideal o aspirada B en el seno de la interrelación entre distintos actores y sectores que demandan, procuran y/o ejercen dicha capacidad y el complejo contexto en el que tal interrelación se da[ii].

Tal capacidad se da siempre como una relación entre tres términos:


  • El que confiere el poder

  • El que asume el poder

  • El contexto en el cual ambos términos interactúan

El Ideal es el referente primordial.

En todo proceso de interacción entre oferentes y demandas operan ideales como referentes a los que calificamos de primordiales: es decir, de constitutivos o fundamentales. Tales ideales son inconscientes y deben ser detectados por vía de la investigación cualitativa.

Tenemos así ideales de organizaciones, propuestas, y también ideales de ciudadanos, electores, militantes y, por supuesto, tenemos ideal de país, ideal de gobierno, ideal de sociedad, ideal de poblaciones, etc. 

 La Política  la que articula las relaciones de poder con el ideal de un pueblo. 

 

Concepto de opinión pública

Es contrastante con respecto al de pueblo, ya que la opinión pública como veremos es compatible con la masa o la gente y cabe para prever o diagnosticar su comportamiento lo ya dicho para la masa.

Opinión pública es el conjunto conformado por la gente o la masa, los medios de comunicación masivos, las redes virtuales y las encuestas de difusión pública.

Ya que ésta es la definición de opinión pública, puede deducirse que tiende a contraponerse al pueblo e incluso a la política misma, la política genuina, la política como tal. La opinión pública puede manifestarse en favor de la nación, de la integración latinoamericana, del pueblo y de los trabajadores, cuando el pueblo y su conducción alcanzan tal grado de predicamento y de promesa de poder que se vuelven atractivos, convincentes o conminatorios.

Concepto de electorado

 Electorado es el complejo constituido por el conjunto de los electores o votantes más el conjunto de los elegibles o elegidos y el vínculo entre ambos conjuntos.

Por lo tanto, el electorado no es únicamente el conjunto de votantes, que es lo que habitualmente se piensa.

Ahora bien, antes establecimos la diferenciación entre pueblo y masa (o gente). Frecuentemente, tal diferenciación deviene antítesis lo cual supone que los votantes pueden ser clasificados según participen del pueblo o pertenezcan a la masa. Para simplificar, podemos valernos de sintagmas de yuxtaposición, categorizando así: votantes pueblo / votantes masa.
La misma categorización puede aplicarse a los elegibles o candidatos o electos: candidatos pueblo / candidatos masa[iii].

También el vínculo entre votantes y elegibles o candidaturas refleja tal categorización: en un caso, el vínculo se da sobre la base del proyecto, la conducción política, la organización política, estrategia y la acción política, incluye el debate, la cultura política y todo lo que hace a la madurez y el compromiso en este terreno. Es decir, nos estamos refiriendo a un vínculo sostenido en la articulación conducción política – pueblo.

En el otro caso, el vínculo se caracteriza por la manipulación y se sostiene en la pertenencia acrítica y en la promesa de poder por el poder mismo.

En un proceso electoral participan en iguales condiciones quienes forman parte del pueblo y quienes pertenecen a la masa. El resultado electoral es así un híbrido en el cual puede tener más peso el pueblo o la masa. 

En los últimos resultados electorales de nuestro país o de países hermanos -Chile y Brasil, por ejemplo – la masa se impuso. De allí que un resultado electoral no necesariamente refleja la voluntad popular como habitualmente pregonan intelectuales, dirigentes políticos y sectoriales, medios de comunicación masivos, etc. A menudo, y así parece ser tendencia en algunos de nuestros países y también de todo el orbe, los resultados electorales son antipopulares, antinacionales y contrarios a los intereses de los trabajadores.

Tal conclusión se comprueba también en que los resultados electorales van por una senda contraria a las movilizaciones populares, lo cual, en la Argentina, puede testimoniarse a diario. El resultado electoral expresa lo opuesto a lo que se manifiesta en las calles.


Concepto de conducción política

La conducción política es la articulación entre toma de iniciativa y síntesis, reiterándose indefinidamente: toma de iniciativa – síntesis – toma de iniciativa – síntesis, etc. 

Definir así a la conducción política implica que la misma tiene vocación de convocatoria: se dirige a la pluralidad, al más amplio espectro posible de posiciones ideológicas y políticas, de organizaciones políticas, sociales y gremiales para orientarlas hacia Objetivos y Proyecto de transformación en favor de los intereses nacionales, populares y de los trabajadores así como por la integración latinoamericana y con las naciones y pueblos postergados o sometidos.


Sobre la ciudadanía

Si bien ciudadanía se remonta como categoría a la antigüedad, alcanzando entre los antiguos helenos la mayor relevancia gracias a su idea de polis, puede decirse que su versión actual tiene su origen en la Revolución Francesa, año 1789 en adelante.
Las distintas acepciones tienen en común partir del ciudadano, por lo cual la ciudadanía sería el conjunto de los ciudadanos, definidos como quienes son poseedores de derechos acordes con las leyes y, más o menos eventualmente, partícipes de una comunidad política.
En cierto modo, podría asimilarse a pueblo, pero termina siendo una expresión evasiva al respecto ya que cualquier integrante de un país, cuya pertenencia al mismo es legalmente reconocida, tiene el status de ciudadano. Y ahí está la palabra clave: refiere más a un status que a una condición equivalente a la que es propia de quienes forman parte del pueblo según el concepto identificado y elaborado por quien esto escribe.


Conclusiones

Como puede verse, procuro conceptualizar y, por lo tanto, diferenciar conceptos.
Al procurarlo busco enriquecer la teoría política y, más aún, todo el campo de las Ciencias de lo Humano, toda vez que los conceptos trabajados se vinculan con la antropología, la sociología, la psicología, la semiología, etc.

En segundo lugar, destaco la importancia trascendental que tiene diferenciar el concepto de pueblo de otros conceptos o nociones. Tal importancia radica en que de esta manera no sólo se potencia el conocimiento sino también se contribuye a que la conducción política, las organizaciones políticas, sociales, gremiales, puedan alcanzar mayor claridad para diseñar sus estrategias, encarar sus tácticas, impulsar sus propuestas, elaborar sus comunicaciones o su propaganda, determinar sus acciones. 

Si bien no es en absoluto el único punto de interés, según mi punto de vista, lo atinente a los procesos electorales, traigo este tema a colación dado el grado de preocupación que despierta entre dirigentes, militantes y personas con algún grado de compromiso político conscientemente asumido. Se reitera, y crece al punto del desborde, el malestar por la falta de cultura política, por la frivolidad, por la desidia o ignorancia de mayorías de votantes.
Quizá estos apuntes sirvan para que ese malestar disminuya y, en lo posible, devenga en interés por comprender los procesos que subyacen en tales comportamientos electorales.

Quizá también devenga en el reclamo y en la puesta de manos a la obra, reformas constitucionales mediante, para hacer de los procesos electorales en particular y de la actividad política en general, algo muy distinto de lo que actualmente se padece.


Rubén Rojas Breu, noviembre 2018 actualizado el 23 de noviembre de 2021



Bibliografía

Canetti, Elías (1981): Masa y poder. Muchnik editores. Barcelona.

Cárdenas, Gonzalo (1969): El peronismo y la cuña neoimperial recopilado en El peronismo, Carlos Pérez editor, Buenos Aires,

Freud, Sigmund (1976): Psicología de las masas y análisis del yo. Amorrortu. Buenos Aires
Golding, William (1954/2012): novela El señor de las moscas, Alianza, Barcelona

Hartmann, Robert (1979): La estructura del valor, Fondo de Cultura Económica, México

Ibsen, Henrik (2007): Un enemigo del pueblo. CDN. Madrid

Maquiavelo, Nicolás (1992): El príncipe. Alianza. Buenos Aires

Perón, Juan Domingo (1974): Conducción política. Sec. Presidencia de la    Nación. Buenos Aires.

Rojas Breu, Rubén (2002): Método Vincular. El valor de la estrategia. Eds. Cooperativas de Buenos Aires.

Rojas Breu, Rubén (2002): Nerón y el incendio de Roma. Algunos elementos de análisis sobre la manipulación de masas. Mimeo. Buenos Aires. También en “rubenrojasbreuelaula.blogspot.com”
Rojas Breu, Rubén (2012): La investigación cualitativa como herramienta primordial de la dirección, CIAP FCE UBA, CABA

Rojas Breu; Ruben (2013): Segmentación, posicionamiento y marca: abordaje desde el Método Vincular. CIAP FCE UBA. Buenos Aires.

Rojas Breu, Rubén (2014): El deseo de la estrategia. CIAP FCE UBA. Buenos Aires

Rojas Breu, Rubén (2016): “Focus groups” y encuestas, abrevaderos de la manipulación, “rubenrojasbreuelaula.blogspot.com”, 2016

Rojas Breu, Rubén (2017): Profundizando el análisis de las elecciones de octubre 2017. Mimeo. Buenos Aires. También en rubenrojasbreuelaula.blogspot.com

     Rojas Breu, Rubén (2018): novela El tiempo y la sangre. Amazon Kindle.



[i] Definición compartida con Jorgelina Aglamisis

[ii] Definición también compartida con Jorgelina Aglamisis

[iii] Curiosamente, la Argentina tiene un dirigente y candidato que se apellida Massa. Curiosamente y no tan curiosamente.

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