Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, diciembre 2024
“No
busco glorias sino la unión de los americanos
y
la prosperidad de la patria.”
Manuel Belgrano
“Es justo que los pueblos esperen todo bueno de
sus dignos representantes; pero también es conveniente que aprendan por sí
mismos lo que es debido a sus intereses y derechos.”
Mariano Moreno
"En
defensa de la patria todo es lícito
menos dejarla
perecer".
José de San Martín
“No podemos seguir estancados de esta manera, así
no vamos a construir una nación y nos comen los de afuera.”
Macacha Güemes
“La cuestión es sólo entre la libertad y el
despotismo”
José Manuel de Artigas
“… nuestra Argentina necesita definir y escribir
un Proyecto Nacional”
Juan D. Perón
Lo prima facie inabordable, ambicioso o
inmensurable de tamaña temática lleva a pensar y repensar, a escribir y
reescribir en una elaboración sin fin.
La sensación es la de que nunca alcanza o la de
que siempre algo falta, por lo cual cada borrador sucede al que lo antecede,
hasta que finalmente, imitando a Borges, uno decide dar a luz lo que produjo,
como si resolviera, por un acto de mera voluntad o sensatez, publicar el último
de los borradores.
Espero que la lectora y el lector sean
indulgentes si perciben algún error u omisiones.
Tengo toda la disposición a incluir en futuras
revisiones sugerencias o aportes.
Fraternalmente
RRB
A manera de prólogo
Así lo entendieron quienes fundaron
nuestra patria: destacadamente Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Juan José
Castelli, Manuel de Güemes, Macacha Güemes, María Remedios, Juana Azurduy,
Mariquita Sánchez de Thompson, José Gervasio Artigas, Manuel Dorrego y, por
supuesto, José de San Martín.
También el Pueblo, que los acompañó
entregando vida, libertad y bienes.
Aunque
con otros alcances, con otra orientación, controversial según de quien se
trate, Juan Bautista Alberdi, Juan José de Urquiza, Juan Facundo Quiroga, Domingo
F. Sarmiento también proponían un Proyecto.
Más
cercanos en el tiempo hubo políticos, pensadores y científicos que intuían o
proponían contar con un Proyecto, muchos de los cuales formaron parte del
peronismo fundacional.
Por
supuesto, Juan Domingo Perón, desde su irrupción en la política liderando el
gran movimiento que tiene como fecha de alumbramiento el 17 de octubre de 1945,
fue autor y propulsor de un Proyecto.
Como
es sabido, la acabada implementación de ese Proyecto quedó trunco tanto por su
derrocamiento en 1955 como por su muerte en 1974; también porque tanto Perón
como el movimiento fundacional incurrieron en comportamientos que debilitaron
la convocatoria amplia que un Proyecto de Nación requiere, sobre todo, por
intolerancia y tendencia al sectarismo durante sus primeros gobiernos, de 1946
a 1955.
En vísperas de su muerte, Perón dejó como testamento político “El Proyecto Nacional” acorde con el Modelo Argentino, publicado por El Cid Editor.
Nadie
después de Perón formuló un Proyecto.
La
dictadura terrorista de estado tuvo como meta acabar con el Pueblo argentino y
con todo intento de construir una Nación soberana; por ende, arrasó con todo lo
que supusiera un Proyecto para la Argentina.
Después, desde 1983, todas y todos las y los dirigentes y las y los gobernantes se adecuaron a lo que hay, al posibilismo, a la decadencia e incurrieron e incurren en un tacticismo infértil, esterilizante que prolonga el atraso, la injusticia, los padecimientos y la pasmosa debilidad de la Argentina en el mundo.
Más
grave aún es lo que soportamos en este presente con un gobierno despótico, que
regala nuestro patrimonio nacional y somete a argentinas y argentinos a una
injusticia extrema y a todas las privaciones, llevando a niveles escalofriantes
lo ya padecido en los 90.
Lo que se impulsa o difunde encaja en la
categoría de agenda.
De tal manera, tenemos dirigencias de
agenda y no una conducción política que tenga por norte un Proyecto.
Resumiendo,
en lugar de pensar y plasmar un Proyecto, una de dos:
- -
O son personeros de los planes que las
grandes corporaciones y los estados dominantes han dispuesto para nuestra
patria, personeros del colonialismo, del neocolonialismo y del imperialismo
que, por lo tanto, se oponen a cualquier intento de proyecto nacional y
popular,
- -
O se adecuan a lo que llaman la “agenda”, a
sus vetustas plataformas electorales y a ejecutar medidas de cortos alcances,
con el agravante de que llaman “proyecto” a un compilado de meros paliativos.
Eso significa que la Argentina carece, claramente desde la muerte de Perón y de la defección del justicialismo, de conducción política, lo cual nos tiene a los saltos y nos hunde más y más en la postergación.
Grandes
países europeos, algunos latinoamericanos, Canadá, asiáticos y Oceanía contaron
con sus visionarios, en algunos casos desde tiempos inmemoriales, que diseñaron
e impulsaron el Proyecto para sus pueblos y naciones.
Muchos
de esos visionarios fueron o son políticos, así como también científicos,
empresarios, dirigentes obreros y sociales.
Por otra parte, y ateniéndonos a la
coyuntura, diciembre 2024, la carencia de un Proyecto de la Argentina, como el
que acá presento, es causa fundamental del poder que exhibe el gobierno de
ultraderecha libertario.
Creencias
y obstáculos a superar
El
epistemólogo francés Bachelard señala que las creencias, falsas creencias, o
los prejuicios impiden pensar lo que debería pensarse. De tal manera, lo que
denomina “obstáculos epistemológicos” frenan o imposibilitan el conocimiento
científico.
Tal
afirmación es aplicable también a la teoría y a la acción políticas.
La más desafortunada de esas falsas creencias es la de que la Argentina es y tiene que ser un país pequeño o achicado, pese a sus declamadas riquezas, o, peor todavía, se piensa que solamente puede proponerse ser un paisito que no tiene otra opción que la de someterse alegremente a las grandes potencias; en las últimas décadas, la que se recorta como gran potencia ante la cual subordinarse es los EEUU de Washington, el país yanqui, el país gringo.
Esa
creencia tan limitante, tan castradora, tan zonza, alcanza
niveles de estolidez insuperables en boca de referentes de la derecha o de la
ultraderecha: un ministro que con el gobierno del Pro-Cambiemos convocaba a
encarar como emprendimiento la fabricación de cervezas artesanales y, ahora,
una diputada de La Libertad Avanza proclama el surgimiento de un novedoso
paradigma ejemplificando con la mutación de un arquitecto en chofer de una
aplicación.
Esa
creencia esterilizante, que nos empuja a un complejo de inferioridad y a la
baja autoestima colectiva, fue fomentada por las
grandes potencias; por ejemplo, Gran Bretaña, con Churchill como uno de sus
voceros, buscó denodadamente signarnos como país sin derecho a devenir
potencia.
Sucede
que dirigencias y población sufren así el síndrome del pez criado en la pecera,
el cual no tiene idea de que existen el mar, los lagos, los ríos, las lagunas,
ni siquiera las palanganas.
Pareciéndose
al pez de la pecera se cae en la nefasta convicción de que la Argentina no
tiene otro destino que el de ser un país productor de materias primas que se
exportan, principalmente agrícolas con la soja a la cabeza en las últimas
décadas, a las que se suman ganados, minería, energía e inclusive pesca;
también bienes ensamblados de marcas extranjeras, como sucede con los
automóviles.
Cabe
reconocer que hay desarrollos en áreas como biotecnología y medicina, reactores
nucleares, espacio exterior y maquinaria agrícola, pero son a todas luces
insuficientes y sin la articulación que supone un Proyecto; su génesis parte de
iniciativas o emprendimientos circunstanciales sin la sustentabilidad y la
proyección que requerimos.
No
tenemos marcas local e internacionalmente potentes y prestigiosas; las marcas
son gigantescas fuentes de ganancias económicas y de imagen, de significación
geopolítica, para los países avanzados.
Nuestro
PBI no supera la tercera parte de la magnitud que debería mínimamente alcanzar
a esta altura de los tiempos y está prácticamente estancado desde hace décadas.
Se
mira a las potencias o a los países avanzados como si pertenecieran a una
galaxia, por definición, inaccesible, inalcanzable.
En
esa constelación en la que brillan y dominan soles, Argentina es nada más que
un asteroide y el destino al que se la arrastra es el de un minúsculo satélite.
Esa creencia tan arraigada a esta altura,
lleva a naturalizar la decadencia:
vivimos en la decadencia, pero sin darnos cuenta.
Que gran parte de la población pase
hambre, carezca de agua potable y de todos los servicios básicos, que el
transporte público raye en la obsolescencia y esté sumamente retrasado del de
los países avanzados, que no haya fuentes de trabajo, que los sueldos y
jubilaciones sean paupérrimos, que la salud y la educación pública se
deterioren (también las privadas), que la vivienda digna sea inaccesible para
vastos sectores de la población, que el medio ambiente no se respete, que no
tengamos desarrollo científico, tecnológico e industrial, que no logremos
ocupar posiciones líderes en artes, cine y televisión, que el hambre y la
explotación sean moneda corriente, inclusive de niñas, niños y adolescentes, es
tomado como algo natural, como algo que es porque es.
En ese cuadro calamitoso la corrupción
extendida se alza implacable, maridando escandalosamente con la decadencia.
Ya superó los límites de la endemia para
advenir una pandemia que parece incontrolable, fenómeno indeseable que habrá que
erradicar como condición imprescindible para plasmar el Proyecto.
Como
los habitantes de la famosa caverna de la alegoría platónica, dirigentes honestos,
así como la población, no se percatan de que el sol existe y debería salir para
todas y para todos.
Los
grandes concentradores de poder, los grandes hacendados, las mafias y las
castas se valen de esa naturalización de la decadencia, de esa obstinada resignación
a lo que se nos da, a lo que hay, a lo que apenas se puede para solamente
sobrevivir cada vez peor.
Para
la oligarquía y gran burguesía vernáculas, alentadas a su vez por las globales,
esa creencia en una Argentina que debe ser chiquita, atrasada, arrojada a la
postergación indefinida, tiene sus beneficios.
Esos
beneficios son culturales, políticos, sociales, psicológicos y económicos.
Sin
pretensión de exhaustividad, para no alargar más un texto que ya empieza a ser
extenso, resumamos:
- · Una Argentina
chiquita brinda réditos suculentos a los concentradores de poder y de riqueza
de acá y de afuera gracias a que abastece a las potencias con materias primas
valiosas, la hace fácil de gobernar, facilita la explotación de las mayorías,
la vuelve presa fácil e, inclusive, en las recientes décadas favorece al
narcotráfico en pleno auge y desarrollo.
- · También
una Argentina chiquita y empobrecida es tierra fértil para valores morales
antediluvianos o, sobre todo, para la penetración cultural e ideológica,
principalmente originaria de los EEUU de Washington, todo un “abanderado” de la
mediocridad y la deshumanización del planeta.
Si
argentinas y argentinos despertaran y se dieran cuenta de que una Argentina
distinta, de que una Argentina avanzada y con un rol protagónico en el planeta
fuera posible, todo lo que esas oligarquías, hacendados,
grandes accionistas, dirigencias y gobernantes saben hacer se resquebrajaría; harían
agua, perderían poder en aras de una Nación y de un Pueblo emancipados y
realizados.
En una especie de contubernio, medios de comunicación dominantes, intelectuales autóctonos y del planeta, consultoras y empresas encuestadoras fomentan y fortalecen esa naturalización de la decadencia, esa inercia, esos plancitos conformes con lo que hay y con la sumisión.
Todas esas creencias no sólo nos achican en el plano interno sino también en relación con el mundo.
Dirigencias
y población están entrampadas, a gusto o con disgusto, en una cerrazón
endogámica por la cual todo parece reducirse a nuestro país intencionalmente
empequeñecido y a los EEUU de Washington: el resto del planeta no existe en esa
visión en diminutivo.
Que
hoy, finalizando el año 2024, la Argentina esté gobernada por una fratria a
todas luces inculta, atrasada, es un síntoma de esa endogamia crónica y
destructiva.
A la que exprese una Nación y un Pueblo
emancipados y plenamente realizados.
Eso significa una Argentina plenamente
desarrollada y con una inserción protagónica en el mundo, una Argentina que se
ubique, en un tiempo a precisar, entre las diez naciones más avanzadas y
poderosas.
Lo
de “poderosa” no debe apabullar ya que la tradición y la vocación de argentinas
y argentinos se define por la solidaridad entre los pueblos, como ya lo
demostraron nuestros antepasados fundacionales: por ejemplo, nuestra gesta
independentista logró la liberación de países hermanos sin concretar ninguna
anexión, lo cual nos ubica en una dimensión radicalmente distinta de las
potencias dominantes y, muy especialmente, del país yanqui el cual nació como
imperialista y como ocupante de territorios ajenos.
Hay que mirar simultáneamente a nuestro
país desde fuera, desde el planeta y desde adentro, desde su territorio y su
población.
En esta edad histórica la humanidad se
organiza en naciones, de
manera tal que el mundo define, objetivamente, más inconscientemente que a
conciencia, que cada país cumpla su rol en el concierto internacional, ocupe un
lugar.
Nos corresponde a quienes tenemos
vocación y trayectoria política deducir cuál es ese lugar y, simultáneamente,
construir el que nos lleve a la plena realización y a la mayor proyección sobre
el planeta.
Al mismo tiempo, cada país tiene que dar
satisfacción a todo lo que contiene, principalmente a su población y, sobre
todo, a su Pueblo.
Vistas las cosas así, Argentina debe aspirar a constituirse en una de las diez naciones más avanzadas del planeta, una potencia que por su historia y su vocación sea pacífica y solidaria, sobre todo, con las naciones y pueblos que sufren la opresión y el atraso, comenzando por nuestra doliente América Latina.
Esa
misma aspiración, de concretarse, generaría todas las condiciones para que la
totalidad de las argentinas y de los argentinos vivan en una comunidad más
fraterna y en una sociedad próspera.
De
no alcanzar tal meta, nos veremos indefinidamente anclados en el atraso, en la
insatisfacción, en una inestabilidad estéril, saltando de ajustes a desajustes,
vapuleados por circunstancias no controladas, bajo el imperio de despotismos
locales y de las grandes potencias y zigzagueando según los gobiernos de turno.
De
tal manera, es un imperativo categórico lograr la emancipación y la plena
realización, ocupando una posición líder en el planeta y el bienestar
colectivo hacia adentro.
Aplicando
el MV
Para la descripción de este
Posicionamiento puede consultarse mi libro “Método Vincular. El valor de la
estrategia” (Eds. Cooperativas de Buenos Aires, 2022) y artículos en
rubenrojasbreu.blogspot.com
Resumidamente, el Posicionamiento
Constructivo se ubica en la intersección entre la Secundarización y la dimensión
Significado.
Son
características distintivas de este Posicionamiento en Política:
· La
articulación o imbricación entre la Ley y el Deseo.
· La
emancipación y realización como nación y como pueblo
· La
soberanía plena
· La
justicia en todos los órdenes de la vida en sociedad y en el contexto mundial:
es decir, en los órdenes cultural, social, político, jurídico y económico
· La
sociedad plenamente desarrollada e integrada hacia el adentro y con el afuera:
hacia dentro de nuestras fronteras y hacia la vinculación con el mundo,
comenzando por América Latina.
· La
interacción entre potencia y vida, entre solidaridad y competencia y entre el
conocimiento y la acción.
· La
vocación por la estrategia
· El
reconocimiento del conflicto como constitutivo con la disposición a resolver
todo antagonismo, confrontación o diferencia de posiciones por vía pacífica y a
través de la negociación inteligente.
En
lugar de asumir tal Posicinamiento Vincular, desde hace décadas la Argentina
oscila entre:
· el
Posicionamiento Doméstico, el cual genera ilusión de independencia pero que, en
rigor, nos somete a repetir indefinidamente una situación de atraso, en un
cuadro de cerrazón endogámica
y
· el
Posicionamiento Dominancial como apéndice o seudópodo de las potencias
dominantes del globo; particularmente en las últimas décadas, este
posicionamiento propende a la dependencia geopolítica, política, cultural,
social y económica de los EEUU de Washington, atándonos al entretejido
endogámico del país más deshumanizante de la Tierra.
Pendular
inacabadamente entre tales fallidos Posicionamientos y rehuir el Constructivo
nos tiene encorsetados en el atraso y la pobreza al mismo tiempo que se hace
cada vez más obscena la concentración de poder y de riqueza.
En
términos resumidos, la adopción del Posicionamiento Constructivo implica
estos Objetivos Estratégicos:
- Emancipación y realización de Pueblo y Nación, articuladamente, con integración hacia adentro y hacia afuera -particularmente con América Latina-.
Premisas
básicas del proyecto para la argentina:
1. Adopción del Posicionamiento Vincular
Constructivo, con todas las particularidades descritas en el parágrafo anterior
y asumiendo activamente los Objetivos Estratégicos:
- Emancipación y realización de Pueblo y de Nación
2. La
articulación de Pueblo y Nación implica a su vez la interacción lograda, lo más
armónica posible, entre sociedad, estado y mercado.
Estado
y mercado tienden a considerarse como antagónicos por todo el espectro político
e ideológico y, por cierto, responden a fines diferentes que llevan a
colisionar.
Según
de qué posición de tal espectro se trate se los demoniza: la derecha y/o los concentradores
de poder, la burguesía y la oligarquía aborrecen el Estado.
Por su lado, quienes dicen pertenecer al campo nacional y popular, así como el progresismo y la izquierda condenan al mercado; en el caso de la izquierda, además, hace del Estado una organización a demoler tarde o temprano, aunque en la práctica en los tiempos presentes lo valora positivamente en los ámbitos y funciones que favorecen los intereses de los trabajadores a los que representan.
Ambas posiciones son prejuiciosas y, lo que es más grave, inhiben u obstaculizan el desarrollo, la emancipación y la realización.
El tema merece una extensión no factible acá con el fin de no desviarnos del derrotero; además, abrumaría a lectoras y lectores.
Solamente
digamos que lo que habitualmente se llama “mercado” es una versión
distorsionada que restringe a lo financiero lo que debería abordarse como un
concepto complejo y de gran alcance.
La
Argentina tiene un mercado a todas luces insuficiente:
· su
mercado interno es pobre, con acceso muy limitado al consumo para las mayorías
en contraste con el consumismo desaforado de las capas privilegiadas,
y
· el
externo es débil y causante de atraso, toda vez que se ciñe, fundamentalmente,
a la exportación de materias primas, lo cual se arrastra desde hace ya siglos.
Al
Estado se lo ve como proveedor -lo cual es fomentado por los que se ubican en
la posición nacional y popular, en el progresismo o en la izquierda más
combativa-; por su parte, los concentradores de poder y de riqueza, así como la
derecha lo consideran fuente de derroche, de desajustes, de inhibición de las
libertades “individuales” y de la libre empresa, etc.-
La
izquierda más definida como tal, mostrando ambigüedad y ambivalencia, también
lo considera represor de los derechos y de la acción política de los
trabajadores. Es decir, esta izquierda lo aprueba como proveedor de los más
débiles o carenciados como lo reprueba en tanto opresor.
Lo
cierto es que el Estado y el mercado:
·
son configuraciones de mucho mayor
complejidad que la que visualizan tirios y troyanos,
·
son organizaciones macro que,
inexorablemente, están ahí, en las que estamos de una u otra manera inmersos y
presentes en todas las latitudes y desde tiempo inmemorial.
Por lo tanto, a los fines de
este Proyecto no se trata de enaltecer o de hostilizar, sino de determinar qué
hacer con el Estado y el mercado. Como prueba, obsérvese que los países más
privatistas tienen estados sólidos y los más estatistas tienen mercados, a
menudo, florecientes.
El Estado como el mercado
deben ser categóricamente optimizados tanto para garantizar la justicia en
todas las dimensiones de nuestra vida como para impulsar el desarrollo.
Por otra parte, también es muy limitativa y reduccionista la dicotomía Estado versus iniciativa privada.
De tal manera la cuestión es
qué estado y qué mercado requerimos para la emancipación y la realización como
Pueblo y Nación.
Acerca
de la sociedad, debe pensársela como orgánica y, en tanto
tal, como una Gestalt de la que participan la totalidad de las instituciones y
organizaciones incluyendo las que conforman el Estado, las que integran la
llamada sociedad civil y las que componen el mercado.
En particular, a tono con los tiempos, el Proyecto implica la interacción sinérgica de la política, la ciencia, la investigación científica, la innovación tecnológica, la industria, el agro, la educación y la salud públicas de avanzada
Esa
integración es clave para generar el desarrollo y construir la prosperidad,
sobre todo, de las mayorías.
Aclaro
que la ciencia, la investigación científica y la innovación tecnológica refiere
a la totalidad de las ciencias, las Ciencias de la Naturaleza y las Ciencias de
lo Humano.
3. Es
de la mayor importancia definir científicamente
· qué
es Política y qué es “hacer política”
· qué
es el Poder
· qué
son las relaciones de poder y cómo se opera sobre las mismas
· qué
es conducción política, algo mucho más complejo que mero liderazgo,
· qué
es estrategia
La
política de agenda es tacticista; es decir, se mueve con tácticas que se atan a
la coyuntura más inmediata, respondiendo, finalmente, a los intereses
antinacionales y antipopulares o incurriendo en promesas incumplidas y en
remedios pasajeros, en placebos y calmantes.
4. Para
plasmar el Proyecto un paso impostergable e imprescindible es el de una Reforma
Constitucional en profundidad y en alcance, una Reforma Constitucional
definitivamente transformadora, transformadora de raíz.
5. Poner
fin a la corrupción y a la brecha descomunal en la distribución de la riqueza
son requisitos indispensables para hacer factible el Proyecto.
Directrices
y lineamientos del Proyecto para la Argentina
Objetivos
estratégicos
Emancipación
y realización del Pueblo y de la Nación, adoptando como Objetivo de
Posicionamiento Vincular al Constructivo.
Téngase
en cuenta, según lo ya expuesto, que va de suyo que estos Objetivos
Estratégicos implican hacer de la Argentina una de las diez naciones más
avanzadas del planeta, una potencia hacia adentro y hacia afuera.
Estrategia
Implica
construir, conjugar y materializar las siguientes directrices:
- Conducción política, a la cual definimos como la articulación de iniciativa y síntesis.
Tal articulación
supone que la conducción siempre se define por anticiparse en la teoría y la
acción,
Al
mismo tiempo que,
Por sintetizar
la diversidad, hacer confluir las distintas posiciones, actores y sectores con
la mirada puesta en los Objetivos Estratégicos.
Por
tales razones, la Conducción debe proponerse ser experta en dirigir, liderar y
negociar.
- Construir la organización a la manera de un movimiento y a plasmar, tanto con fines políticos en general como con los electorales en particular.
De
acuerdo a las experiencias históricas más probadas, cabe pensar en un Frente o
modalidad similar.
- . Propiciar
enérgicamente la cultura política
A
continuación, los lineamientos, sobre lo cual advierto:
a. Son
inevitablemente lineamientos generales; el detalle implica ya haber entrado en
acción porque para definir políticas, planes y medidas que hacen al gobierno de
un gran país se requiere del concurso de muchos actores, factores y sectores,
requiere de acuerdos y de negociaciones y todo lo que se pueda suponer.
b. Se
deduce de la antedicho que un primer gran paso es el de una amplia y efectiva
convocatoria, a la manera de La Hora del Pueblo ideada y puesta en marcha por
el peronismo con Perón conduciendo, el radicalismo y otras fuerzas políticas y
sectoriales en 1972.
Lineamientos
generales
1.
Refundación del sistema político
institucional, lo cual implica la reformulación a fondo de los poderes
formales.
- Nuevo
perfil del Ejecutivo nacional y de los distritales
-
Ídem respecto del Legislativo y de los
legislativos distritales
-
Ídem respecto del Judicial y de los
judiciales distritales.
Sobre este último hay que
encarar una reforma que lleve a una transformación de cuajo, reemplazando su
conformación y funcionamiento actual por una configuración completamente
novedosa que implique acabar con el actual carácter corporativo, burocratizado
y simbólicamente dinástico.
-
Dar curso a la modalidad de asamblea, como
auténtico cuarto poder, sobre la base de lo que se gestara a partir de las
jornadas de diciembre de 2001.
-
Reforma del régimen electoral, atendiendo
principalmente a las definiciones de Democracia y de Pueblo de mi autoría, esta
última la única definición existente acá y en el planeta.
Aclaro
que “democracia” es el gobierno del Pueblo y por lo tanto el gobierno de la
población políticamente culturalizada y organizada que tiene por objetivos su
emancipación y realización articuladamente con la Nación.
La
democracia así concebida se opone al despotismo en todas sus variantes.
2.
Dar al Estado un lugar de la suficiente
relevancia como para cumplir con estas funciones estratégicas:
- -
Promover el desarrollo, a partir de impulsar
orgánica, integrada y sinérgicamente las ciencias de lo Natural y de lo Humano,
la investigación, la tecnología de avanzada y la educación
- -
Asegurar la justicia plena en todos los
ámbitos, así como la seguridad de ciudadanas y ciudadanos dentro de los marcos
de las leyes y el respeto por los derechos humanos
- - Garantizar el acceso a la salud optimizando,
sobre todo, la salud pública y por ende la totalidad de las instituciones
estatales prestadoras
- -
Redefinir el rol de las fuerzas armadas
comenzando por reformular las hipótesis de conflicto y encarando una
capacitación a tono con los tiempos
- -
Ídem respecto de las fuerzas de seguridad,
particularmente respecto de la violencia criminal creciente, del narcotráfico y
de la ciberdelincuencia.
- - Garantizar el bienestar y los derechos de la
infancia, de las mujeres y de los géneros en toda su diversidad, poniendo fin a
la violencia de género, la discriminación por género, por pertenencia étnica y
por cualquier otra consideración, se trate de lo referente a la diversidad
sexual, a las opiniones e ideologías, a las posiciones políticas, etc.
Políticas,
planes y acciones a implementar
· Activa
política internacional propiciando:
-
La proyección internacional de nuestro país
con vistas a ocupar una posición protagónica
-
La integración entre naciones y pueblos,
empezando por América Latina
-
la consolidación del Mercosur con vistas a la
Unión cultural, política y económica de América Latina
-
La paz mundial
-
El intercambio con todos los países del
planeta, respetando los principios de igualdad, de no intervención y de la
autonomía de los pueblos.
-
La justicia y el respeto por todos los
derechos humanos
-
La plena soberanía de la Antártida y de todo nuestro
Atlántico Sur, incluyendo la recuperación de Malvinas, Georgias y Sandwich
· Puesta
en marcha del desarrollo plasmando:
-
Una acción conjunta del Estado, la iniciativa
privada y la sociedad civil con el aporte sustancial de la ciencia, la
investigación, la innovación tecnológica y la educación
Dadas las condiciones que se
dan en nuestro país, el Estado deberá asumir decididamente roles de iniciador y
propulsor
-
Aseguramiento de la plena soberanía de tierra
y aguas con incautaciones el marco de la ley cuando corresponda
-
Ídem respecto del subsuelo, recursos
naturales y recursos minerales.
-
Avances acelerados y notorios en la
exploración y dominio del espacio exterior
-
Política de marcas propias en todos los
rubros tanto en el ámbito interno como para exportar
-
Mercado interno próspero y de gran alcance
-
Comercio exterior de gran proyección
-
Industrialización plena y de avanzada con hincapié
en la producción de lo que corresponde a la llamada “industria pesada”, la
industria de tecnología de avanzada y de insumos de última generación
-
Aliento y condiciones para la modernización y
competitividad de la agricultura, ganadería y economías regionales
-
Explotación de la minería en beneficio de la
nación, las provincias y la población, con la debida preservación del ambiente
-
Generación y distribución de energía a la
altura de las exigencias para el progreso y el bienestar colectivo
-
Particular atención a prestar a la
cibernética, informática y digitalización de última generación, así como a la
robótica
-
Infraestructura óptima que incluye la
provisión de agua potable y otros suministros básicos
-
Ídem respecto de red vial que cubra todo el
país
y comunique con países limítrofes y más
lejanos
-
Ídem respecto de transportes terrestres,
optimizando notoriamente ferrocarriles con una red extensa y medios de última
generación
-
Ídem respecto de flota fluvial y marítima
mercante
-
Ídem respecto del transporte aéreo
-
Ídem respecto de la edificación de escuelas,
colegios, universidades, hospitales, centros de salud, etc.
-
Aliento, estímulos y planes para el turismo
-
Aliento, estímulos y planes para
organizaciones de la sociedad civil destinadas a las actividades culturales,
deportivas, recreativas y de fomento de lo social en distintas áreas
-
Fundamental en esta era es contar con
producciones o realizaciones de altísimo nivel, gran proyección e
internacionalmente competitivas en artes, cine, televisión, internet, redes virtuales y plataformas digitales.
- También es de capital importancia el fomento del deporte, en todas las disciplinas deportivas y para toda la población, todos los estratos sociales y todas las edades, otorgando, además relevancia, a la alta competitividad
·
Políticas de preservación ambiental
-
Con la iniciativa y acción eficaz del Estado,
de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de ámbitos nacionales y
jurisdiccionales, la preservación del ambiente y del equilibrio ecológico debe
ser una cuestión primordial.
-
Convocatoria a las organizaciones de la
sociedad civil
-
Concientización de la población y de todos
los actores y sectores
-
Prioridad en los programas de enseñanza de
todos los niveles
-
Preservación, mejora y creación de parques
nacionales, reservas naturales, espacios verdes, mar, ríos, lagos y aguas en
general, de fauna y flora atendiendo primordialmente a selvas, bosques,
especies en extinción animales y vegetales.
·
Políticas que hacen al bienestar común y
la justicia social
-
Empleo digno para toda la población,
propiciando la plena ocupación y la formalidad
-
Salarios acordes con lo implicado en el
concepto de empleo digno
-
Ídem acerca de jubilaciones y pensiones
-
Asistencia decorosa a desempleados
-
Reformulación de raíz de las políticas
impositivas, tanto con fines de una racionalidad moderna y eficaz como con la
finalidad de garantizar la máxima justicia, obligando a la mayor tributación a
los sectores con mayores recursos económicos, bienes, patrimonio, niveles de
renta, potencialidad en la obtención de réditos, etc.
-
Igualdad plena y efectiva de derechos
respecto de diversidad de género, pertenencias étnicas, estatus sociales,
cultos reconocidos y otras diferencias
-
Atención y protección con todas las garantías
y derechos para niñas, niños y adolescentes
-
Ídem para adultos mayores, ancianas y
ancianos
-
Reconocimiento pleno y sin subterfugios de
los derechos de las poblaciones originarias
-
Educación pública gratuita, de la mayor
calidad, plenamente accesible y obligatoria en los niveles básicos primario y
secundario para toda la población.
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Educación pública superior gratuita, de
calidad óptima y competitiva a nivel internacional y plenamente accesible para
toda la población
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Salud pública gratuita de alto nivel para
toda la población
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Vivienda digna para la totalidad de los
habitantes
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Crédito accesible a toda la población con
fines de inversión productiva, vivienda y otros que hacen al bienestar
personal, familiar o grupal
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Política económica que estabilice las
variables y asegure previsibilidad, ponga fin a la inflación, estimule la
inversión y el crédito, aliente a las pymes.
Nuestros gloriosos antepasados, así como
las generaciones venideras nos reclaman una Argentina próspera y justa, una
Argentina que se proyecte internacionalmente y que brinde todo el bienestar a
quienes la habitamos, a quienes estudiamos, trabajamos, producimos y ponemos
nuestras esperanzas y esfuerzos de toda índole en ella.
También merecemos ya vivir en un país
que aspire a lo más y que brinde desde ahora oportunidades y bienestar.
No podemos caer en la trampa de suponer
que hay que sacrificarse hoy en aras de un improbable mañana; aunque no
parezca, el sacrificio genera una suerte de adicción que impulsa a más
privaciones y dolor.
La Política es la herramienta por
excelencia para tales cometidos y supone el protagonismo del Pueblo y la
conciencia de Nación.
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