jueves, 5 de junio de 2025

UNA ARGENTINA TIRANIZADA POR LA CRUELDAD

 



Rubén Rojas Breu

 

UNA ARGENTINA TIRANIZADA POR LA CRUELDAD

 

Entre las argentinas y los argentinos se propaga la sensación penosísima de que estamos bajo la tiranía de la crueldad.

 

En las manifestaciones de este miércoles 4 de junio fue la palabra más invocada, más conmovedoramente pronunciada.

 

La crueldad se nos presenta como un modo de gobernar y de coexistir que pareciera que va más allá de la Política, de lo socialmente inteligible.

 

Vale aclarar que Maquiavelo, fundador de la Política como ciencia, la incluye como categoría política, lo cual nos habilita a utilizarla en este análisis.

 

La crueldad dentro de las nosologías psicológicas y psiquiátricas se incluye en la psicopatía y la perversión: falta de empatía, hostigamiento del débil, violencia, manipulación, ausencia de sentimiento de culpa, provecho o goce sádico por el maltrato del otro.

 

La crueldad del gobierno libertario, de sus secuaces, de quienes lo apoyan y de quienes lo votan alcanzó una dimensión y un protagonismo de tal índole que nos obliga a tratarla en particular.

Un 15% de porteños adolescentes y adultos en los últimos comicios canalizó su obstinada crueldad votando por LLA.

 

La crueldad está presente desde el inicio de la Historia: no hay catálogo que alcance para contener todas las atrocidades que se cometieron a lo largo de los milenios para imponer la voluntad desenfrenada de los déspotas.

 

Así que, para no abrumar, sólo cito algunos ejemplos resonantes: la matanza de bebés ordenada por Herodes el Grande, las maldades de Calígula y Nerón, los exterminios cometidos por los conquistadores europeos en nuestro continente y en otras latitudes, los genocidios llevados a cabo por el nazismo y el fascismo, la barbarie franquista, las prácticas brutales del estalinismo, las invasiones de grandes potencias orientales de sus países limítrofes, la conducta sistemática belicista del país yanqui, tan deshumanizante,  

 

 

Por supuesto, en lo que nos toca, la conquista del desierto, sobre todo la ordenada por Julio A. Roca y las dictaduras cívico militares que se sucedieron a partir de 1930 alcanzando su pico con la dictadura terrorista de estado instaurada en 1976.

 

Precisamente, esta crueldad que hoy estamos viviendo es hija dilecta de tal dictadura, la cual dejó como herencia no sólo la destrucción de la Argentina sino también la naturalización del mal y del terror, de la criminalidad, de la violencia contra mujeres, trabajadores, jubilados, las mayorías, incluyendo niñas, niños, adolescentes, ancianas y ancianos.

 

Ocupémonos de este presente aterrador, injusto y de ejercicio extremo de la crueldad por parte del gobierno y los suyos.

 

Entre los suyos encontramos, por arriba, a sus mandamases, los concentradores de poder y de riqueza globales y locales, las nuevas oligarquías del planeta, así como particularmente el país yanqui y su socio principal, el gobierno ultraderechista y genocida de Israel que descarga toda su crueldad hoy contra palestinas y palestinos.

 

Por abajo, quienes lo acompañan y apoyan dentro de la población en general, adherentes y votantes, satisfechos y cómplices de tanta crueldad.

 

No se puede ser complaciente ni paternalista ni condescendiente con quienes votan o simpatizan con este gobierno, se trate de sus principalmente beneficiados, se trate de humildes o marginales.

 

Todas esas y todos esos acompañan y ejercen la crueldad.

 

Entre los votantes y simpatizantes predominan quienes se hartaron del autoritarismo kirchnerista, pero eso no justifica su conducta a favor de esta tiranía.

 

Tanto política como electoralmente existen opciones: progresistas, seudo peronistas no K, la izquierda clasista e, inclusive, fuerzas de la derecha que se comportan de un modo relativamente civilizado.

 

Esta crueldad de los libertarios no nos llegó de Marte ni se dio de un día para el otro: el comportamiento onda horda se viene dando desde la dictadura, se impulsó con el menemismo y se toleró, cobijó o alentó por todos los gobiernos en lo que va del siglo.

 

El gobierno libertario hace un culto de la crueldad; más aún, hoy es su única manera de conducirse, es su única política.

 

Conmueve hasta lo más profundo la violencia verbal y física que ejerce contra jubiladas y jubilados, contra discapacitados, contra mujeres, contra la diversidad de género, contra trabajadoras y trabajadores, contra la educación pública y contra la salud pública tal como se está viendo en su ensañamiento contra el Garrahan.

 

 

Es decir, sea por el hambreamiento, sea por el castigo a instituciones imprescindibles y valiosísimas, maltrata ferozmente a niñas y niños.

 

Más maldad no puede imaginarse.

 

Según el Diccionario de la Lengua, la primera acepción de la palabra crueldad es “inhumanidad”, acepción a la que se suman “fiereza de ánimo, impiedad” y sinónimos varios.

 

Etimológicamente, deriva del latín “crudelitas”, que a su vez se origina en “crudelis” que significa “crudo”, “áspero”, “de corazón duro”.

 

Para este análisis opto por la combinación “inhumanidad” y “crudo”.

 

Se deduce que, por donde se mire, la crueldad se ejerce con un objetivo último, terminal y macabro: acabar con la Humanidad.

 

La vinculación con lo “crudo” simboliza la muerte de lo Humano, la destrucción de la Cultura, toda vez que una característica exclusivamente humana, es la preparación y cocción de los alimentos, gracias a la conquista del fuego con el fin de alimentarnos, por lo cual según la mitología griega fue castigado Prometeo (aclaro que los alimentos que comemos crudos como gran parte de los vegetales, implican lo cultural por su siembra, recolección y preparación; es decir, es como si también pasaran por la cocción).

 

La fratria Milei y sus sostenedores aborrecen a la Humanidad misma.

 

 

 

Que el actual presidente considere “hijitos” a sus canes revela hasta qué punto su odio se dirige contra la humanidad: convalida la opinión idiota de quienes dicen” “prefiero los animales a las personas”.

 

Mucho se puede especular acerca del porqué del odio de la fratria Milei a la Humanidad, basándonos en lo que se ha difundido: maltrato paterno en la infancia con indiferencia materna, acoso en la escuela y colegio, títulos universitarios de bajo nivel tanto del hermano como de la hermana que alimentan el complejo de inferioridad, incapacidad laboral según se ha señalado con creces y vaya a saber qué tanto más sobre lo cual me abstengo de decir para respetar la intimidad y para no caer en el mismo tipo de comportamiento de brutos de los referidos.

 

Sin duda sus acólitos, desde sus más cercanos hasta el último de sus votantes comparten el resentimiento, el complejo de inferioridad, la falta de cultura, la hostilidad a los humanos.

 

 

Las dirigencias de la oposición (¿oposición?) se fueron acomodando a esta crueldad, se fueron amoldando, valiéndose de la creencia boba de que todo se resuelve en las urnas y sirviéndose de las manipuladoras encuestas, día a día más asociadas a la falta de escrúpulos, instrumentos que dan letra a los operadores mediáticos y que ponen el dedo en la llaga de quienes participamos del Pueblo, de quienes militan y luchan.

 

Las y los dizques opositores se acomodaron tanto que se manejan con la peregrina idea de que los libertarios y la masa informe que los apoya son una legítima expresión política y que los Milei están ahí por la voluntad popular.

Más crueldad todavía.

 

Es triste, y forma parte del ejercicio de la crueldad, el efecto desalentador que produce entre tantas y tantos luchadoras y luchadores, entre tantas y tantos argentinas y argentinos que padecen, la difusión de los datos falaces de encuestas y “focus groups”.

Crueldad, crueldad y más crueldad.

 

¿Qué es puede hacer contra la crueldad?

 

-       Persistir en la creciente movilización popular

 

-       Generar y potenciar la cultura política

 

 

-       Construir la conducción y la organización políticas de la nación, del pueblo y de los trabajadores que requerimos imperiosamente.  

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, junio 5 de 2025


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