martes, 13 de septiembre de 2022

MEDIOS DE COMUNICACIÓN. Conceptualización, poder y rol según el Método Vincular

 

 

 

 

 

Rubén Rojas Breu

 

 

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Conceptualización, poder y rol

según el Método Vincular

 

ÍNDICE TEMÁTICO

 

Consideraciones introductorias

 

Conceptualizando la Comunicación

 

Concepto de Medio de Comunicación

 

Conclusiones

 

 

Consideraciones introductorias

 

Los vagamente denominados medios de comunicación son objeto de inusitada y descomunal consideración.

Dos errores se destacan en el equívoco, precario y generalmente pueril tratamiento del que son objeto, inclusive por afamados intelectuales equiparables al Dühring tan elocuentemente descalificado por Engels.

Tales errores son:

  • El que circunscribe la noción “medios de comunicación” a un corpus muy básico, convencional, inspirado en la vulgaridad, en lo fácilmente digestible. Como todo lo que se ata a lo trillado, banal o simplote, esta noción elemental sirve para denostar sin comprender la complejidad de las cosas, de las problemáticas, de las conductas, de lo humano. En este caso, puntualmente, tal noción rebaja a la Comunicación, constitutiva de lo Humano, a un mero intercambio atravesado por lugares comunes, superficialidad, prejuicios, anatemas, idealizaciones, descalificaciones o sobreestimación según diferentes actores y diferentes medios. En particular, tiene gran resonancia lo que se da en llamar “medios hegemónicos”.

  • El segundo error es el de suponer que los medios de comunicación hacen de ésta, de la comunicación, una acción consistente en una transmisión unidireccional basada en el obsoleto esquema “emisor-receptor” por el cual un agente tiene una posición activa y marcadamente influenciadora y su contraparte o destinatario una pasiva por la cual deviene fácilmente influenciable.

 

 

Conceptualizando la Comunicación

 

Aplicando mi creación más difundida, el Método Vincular, me ocupo de la Comunicación sacándola de la bruma nocional y prejuiciosa para abordarla desde la perspectiva científica, desde una óptica epistemológicamente sustentable.

El sentido común o los enfoques no científicos se basan en nociones: descripciones que lejos de respetar principios tales como el de la comprehensión y extensión, debidamente articulados, incurren en la vaguedad, la imprecisión y el bajo alcance. Al proceder de tal manera, aun cuando se valgan de una retórica de aparente vuelo intelectual, con frecuencia abstrusa, sólo disfrazan con un léxico académico, literario o lustroso valoraciones tendenciosas y propias de un pensamiento común y elemental. Al obrar así, fácilmente logran la simpatía o admiración de la opinión pública, de las masas y, por ende, de los medios de comunicación con mayor penetración.

El Método Vincular tiene por objeto la interacción entre organizaciones y públicos, entre organizaciones mismas, entre demandas y oferentes en todos los campos de la actividad humana.

Por lo tanto, la Comunicación es una disciplina y una práctica de la cual el Método Vincular se ocupa otorgándole máxima relevancia.

Tanto en mi libro Método Vincular. El valor de la estrategia (Eds. Cooperativas de Buenos Aires, 2002) como en diversas publicaciones en medios especializados y en mis blogs (rubenrojasbreu.blogspot.com y rubenrojasbreuelaula.blogspot.com) abordo la Comunicación con la complejidad que merece y requiere.

De tal manera, remito a tales textos para profundizar, ya que acá voy a centrarme en lo que considero más pertinente y esclarecedor a los fines de precisar qué entender por medios de comunicación, cuál es su rol, cuál es su eficacia o capacidad de influir, etc.

Según el MV, que vale recordar es un enfoque sistémico-relacional,

 

Comunicación es la interacción entre organizaciones, grupos o personas en tanto ejercen el rol de Comunicandos.

También puede definirse a la Comunicación como la totalidad de las acciones que los Comunicandos -conciente e inconcientemente, voluntaria e involuntariamente- realizan impulsados por el deseo de reconocimiento de los otros y, más conceptualmente, del Otro.

 

Expongo seguidamente uno de los axiomas sobre la Comunicación, siempre según el Método Vincular:

 

La Comunicación es básicamente bidireccional

Nos referimos de esta manera a la circunstancia de que en su módulo básico la Comunicación circula en ambas direcciones, sin definir punto de inicio. Dicho de otro modo, dados dos Comunicandos simultáneamente ambos juegan los roles de emisor y receptor (y de receptor y emisor). No hay un momento en el cual uno de ambos tenga la iniciativa a la espera de la respuesta del otro. Es decir, estamos sustituyendo el esquema “emisor-receptor” por la interacción entre comunicandos.

Lo antedicho vale para todas las situaciones, la mayoría de las cuales involucran a más de dos Comunicandos, de donde resulta que de hecho la Comunicación es multidireccional. Pero es oportuno señalar que conceptualmente tal multidireccionalidad implica plurales bidireccionalidades.

Valen dos postulados para una acabada conceptualización de la Comunicación:

  • 1.   Todo comunicando integra siempre una organización.

De tal manera al interactuar un comunicando con otro lo hacen como integrantes de una organización en el seno de la cual se diferenciarán como personas. Por ejemplo, al interactuar un periodista de determinado canal con un espectador del mismo, ambos y cada uno forma parte de una organización, y es sobre la base de la activa pertenencia a tal organización respectiva que se dan las diferenciaciones personales.

  • 2.   Ambos comunicandos se eligen activamente y se identifican, psicoanáliticamente hablando, de modo tal que se influyen y retroalimentan.

En la configuración endogámica se produce el efecto del espejo: cada uno de los comunicandos busca que el otro refleje las propias posiciones y pareceres. Generalmente lo que se publica vale para el espectador, oyente o lector como refrendación y enriquecimiento argumentativo; al mismo tiempo, la aprobación activa del espectador, oyente o lector es fuente o estímulo de lo que se difunde.

En consecuencia, la influencia es definitivamente bidireccional o multidireccional; no hay influyente e influido. La influencia es un proceso protagonizado por todas y todos los que participan del acto comunicacional.

Por ejemplo, quien tiene posiciones de adhesión a un gobierno, busca en el medio confirmación y argumentos que lo consoliden; simultáneamente los que se encuentran al frente de un programa o redactan sus notas y columnas procuran confirmarse gracias a la aprobación de sus interlocutores (espectadores, oyentes o lectores). Por el contrario, quienes se oponen decididamente a un gobierno o a una fuerza política, también buscan consentimiento y fuerza argumentativa brindando a su vez el acuerdo y el impulso para que lo que se publique persista en el mismo enfoque.

 

Concepto de “Medio de comunicación”

Cabe precisar qué entender por “medio de comunicación”:

Medio es cualquier vehículo capaz -actual o potencialmente- de poner en contacto a Comunicandos.

Como se ve, esta definición se corresponde con todo lo antedicho en tanto también es el propio acto comunicacional el que hace emerger al medio o a los medios. Esta perspectiva supera las limitaciones que imponen las convenciones, las cuales tienden a reducir a un espectro relativamente fijo a los “medios de comunicación”.

Al definir de esta manera a la Comunicación estamos respetando una regla epistemológica elemental: la que establece que un concepto, intrínsecamente científico, articula rigurosamente la comprehensión y la extensión, o si se prefiere, la precisión y el alcance.

Se cumple con el precepto de la comprehensión o de la precisión al establecer con toda claridad que medio de comunicación es todo lo que pone en contacto a comunicandos; dicho en sentido aparentemente inverso, todo lo que pone en contacto a comunicandos es un medio de comunicación.

De tal manera, simultáneamente, se alcanza la máxima extensión o el mayor alcance; los medios de comunicación no son únicamente los que habitualmente se consideran como tales y que tanta verborragia y derroche de tinta ocasionan.

El aire, cuando se trata de quienes conversan presencialmente o la telefonía son medios de comunicación. También lo son desde los hogares hasta los grandes edificios ya que los muros comunican, lo cual se hace evidente con las pintadas, afiches o grafitis, el runrún de oficinas, las paredes de los baños públicos, las obras pictóricas y musicales, las puestas en escena, los ritos, la vestimenta, etc. Desde luego también son medios de comunicación portales, canales de televisión, emisoras de radiofonía, buscadores de Internet, redes virtuales, cine, etc.

A través de ese vasto espectro de medios los comunicandos interactúan y lo hacen de tal manera que no hay agente activo emisor y receptor pasivo, sino que se encuentran en pie de igualdad.

Todo ese vasto espectro de medios está operando en la totalidad de las interacciones entre comunicandos.

Para ser claro y enfático: no solamente los llamados medios hegemónicos operan en las interacciones entre comunicandos. Tampoco tales medios dominantes guardan para sí la posición de emisores que influyen de modo determinante, sino que integran la cadena al infinito de comunicandos.

Para ser todavía más ilustrativo: no solamente Clarín y La Nación, no solamente Infobae y Perfil, no solamente TN y LN+ o, si se quiere para incluir los que supuestamente se ubican en otra vereda, no únicamente Página 12, El destape, C5N, Radio 10, La izquierda diario o Prensa obrera son medios que forman opinión.

La formación de opinión que a su vez contribuye a muy variados comportamientos es la resultante:

  • De una amplísima variedad de medios de toda índole (desde carteles o clases hasta los canales de televisión o portales de más alcance. Un ejemplo por demás elocuente: las camisetas o remeras de los deportistas más famosos, tan codiciadas por las grandes corporaciones globales para difundir sus marcas).

  • De una interacción entre comunicandos, esto es de una interacción que se da entre lo que se publica o difunde a través de lo que vulgarmente se llama “medios” o lo mediático y quienes son sus espectadores, oyentes o lectoras/lectores se despliega la comunicación.

Así, por ejemplo, el lector o la lectora de Clarín no es un o una receptor o receptora pasivo o pasiva influenciable, una suerte de esponja que absorbe, ingenuidad mediante, lo que el medio mencionado difunde con propósitos de manipulación. Ese supuesto receptor o esa supuesta receptora elige, activamente, Clarín condicionando lo que este medio publique. Se tiende a una suerte de simbiosis o, si se prefiere, a un comportamiento en espejo por el cual el medio y su interactuante se reconocen o se identifican activamente (“identifican” según el concepto de identificación acuñado por Freud).

Ahora, ¿por qué los medios de comunicación fundamentalmente masivos o las redes virtuales logran tal protagonismo? ¿Por qué en tal protagonismo incluyen activamente como sus pares interactuantes a organizaciones, grupos o personas que exhiben empatía o simpatía?

Por un lado, la respuesta la encontramos en qué entender por opinión pública, la cual es el campo en el que opera lo mediático.

Traigo entonces a colación mi definición de opinión pública:

Opinión pública es el conjunto conformado por los medios de comunicación incluyendo las redes virtuales más las encuestas y los inconsistentes “focus groups” más la gente o la masa (masa y gente son nociones equivalentes).

Queda claro que la opinión pública es un universo restringido ya que hay un inmenso territorio comunicacional que está por fuera de la opinión pública.

Por ejemplo, la investigación judicial del atentado contra la vicepresidenta revela que el autor material, así como los intelectuales participan de una colosal red comunicacional que sobrepasa ampliamente los límites de los medios de comunicación dominantes o de mayor circulación. La investigación está poniendo al descubierto toda una red oculta, una red oscura de la cual participan actores internacionales como, por ejemplo, el batallón Azov al servicio de Ucrania en la guerra entre Rusia y la OTAN que se libra en territorio de aquélla.

Ahora bien, la opinión pública, tal como la definí más arriba, crece en relación proporcionalmente inversa a la Política.

La opinión pública y, particularmente, lo mediático alcanzan más protagonismo en la medida que decrece la Política, en la medida que declinan la organización política, la cultura política, la estrategia política, la conducción política, la acción política.

En gran parte del planeta y muy subrayadamente en la Argentina, la Política se ha degradado en un contexto de decadencia sumamente desolador y desesperanzador.

Como consecuencia de ese déficit sumamente inquietante, lo mediático (junto con el uso perverso de las redes virtuales, las encuestas, los focus groups y la gente o la masa, ese cuerpo social amorfo) alcanza una relevancia indeseable.

La declinación de la Política conlleva el debilitamiento del Pueblo, al cual conceptualizo en diversos textos publicados (incluso en este blog). En mi conceptualización de Pueblo diferencio a éste de la masa o la gente: más aún, los ubico en posiciones antagónicas. A menos Pueblo, más masa o más gente y a más Pueblo menos significación de la masa o de la gente.

Hago una nueva referencia al atentado contra la vicepresidenta: la investigación revela que quienes tuvieron la participación visible pertenecen a lo que Marx bautizó como el lumpenproletariado. En el seno de la masa se desarrolla lo lumpen y lo lumpen aumenta hasta llegar a los gigantescos niveles actuales cuando se da la decadencia de la nación y del cuerpo social y la degradación de la Política

Es sabido que Perón aseveraba, refiriéndose a su gobierno 1946-1955: “triunfamos con los medios en contra y fuimos derrocados con los medios a nuestro favor”: se deduce que Perón sentenciaba que lo determinante es la Política. Es la Política la que explica la victoria o la derrota en los procesos electorales, es la Política la que da cuenta del éxito o fracaso de los gobiernos y también es la Política la que define los resultados de las guerras.

Más allá de las limitaciones que se puedan suponer en lo formulado por Platón, vale retomar su distinción entre episteme y doxa: episteme como el conocimiento científicamente fundamentado y doxa como la opinión, generalmente poco o nada fundamentada y basada en las meras creencias.

La ciencia, entonces, la cual enmarca este texto y por supuesto se expresa a través del Método Vincular para dar cuenta de las interacciones humanas, corresponde a la episteme.

Salvo las publicaciones justamente científicas, los medios de todo el espectro se hunden en la opinión, son canalizadores de creencias, de rumores, de crónicas inexorablemente siempre parcializadas, de percepciones subjetivas, de miradas prejuiciosas. Por lo tanto, en todo lo que se publica hay que poner la mirada con extrema atención para separar la paja del trigo, para interpretar lo que puede ser relativamente cierto y de interés y para desechar lo que no es confiable, lo que no está probado, lo que no está sustentado.

Así es ahora y así fue siempre, desde la más remota Antigüedad en todo el planeta: el orador Demóstenes, todo un medio de comunicación de su época, embaucaba a los atenienses para favorecer las ambiciones del Imperio Persa.

De tal manera, las falsas noticias, ésas a las que se difunde usándose el inglés como “fake news”, son inevitable e inherentemente propias de los medios de comunicación en toda su gama.

Es notorio en todo el planeta y particularmente álgido en la Argentina, un fenómeno al que podemos denominar circuito mediático.

El circuito mediático está constituido por los medios, a su vez interactuantes entre sí, y por las dirigencias, consultoras, factores de poder y sus adherentes. Es claramente una configuración endogámica ya que se trata de un número estable de participantes que se retroalimentan sobre la base de la ilusión de que lo que circula en medios y en los círculos políticos, sindicales, empresariales, de los movimientos sociales son el universo. Queda así afuera la gran mayoría de la población.

Por ejemplo, en promedio, los canales TV Crónica, América 24, TN y LN+ no superan los tres millones de espectadores y el pico no sobrepasa los cinco millones. Más aún, con frecuencia C5N lidera el número de telespectadores en determinadas franjas horarias o según el programa. Números similares se dan con periódicos, radios y portales. Jorge Lanata no llega normalmente al millón de espectadores y el mismo valor es aplicables a otros “periodistas estrella”.

Por otra parte, las redes virtuales, fundamentalmente Instagram, Tik Tok y Facebook concentran un significativamente mayor número de participantes, redes en las que queda de manifiesto que la interacción es multidireccional e “igualitaria”.

Este último desarrollo demuestra que:

  • Gobernantes, dirigentes, intelectuales, referentes y simpatizantes o adherentes de organizaciones políticas, sindicales y sociales sobreestiman enormemente el alcance de diarios, radios y canales.

  • Tienen poco en cuenta el nivel de participación de las redes virtuales.

  • Que esto último sucede pese a que, faltando a toda coherencia, destacan continuamente que las redes virtuales tienen mucho más despliegue y penetración que diarios, radios, canales y portales.

Acorde con lo ya señalado, periodistas considerados “grandes influyentes” como Lanata, Majul, Leuco, Sylvestre, Canosa y Etchecopar tienen significativamente menor alcance que el que se les atribuye; más aún, son desconocidos por parte de la mayoría de la población y, particularmente, por las y los jóvenes.

Se da así, reitero, toda una configuración endogámica de la cual participan gobernantes, dirigentes, referentes, intelectuales y periodistas, ajenos por completo a lo que circula en la mayoría de la población, así como de los padecimientos de ésta.

Es llamativo cómo gobernantes y dirigentes están tan al tanto de las declaraciones de sus pares o de lo publicado en determinado diario o difundido por determinado canal o comentado por cierta o cierto periodista. Pareciera que dedican más tiempo a atender a toda esa maraña de comentarios, intrigas, trivialidades, frivolidades, chicanas y hasta agravios, mentiras o insultos que a gobernar, debatir en serio y con profundidad, a pensar y a actuar, a proyectar y plasmar.

Desde el punto de vista del Método Vincular, ese circuito mediático se encuadra en el polo de la Primarización y se ubica en el Posicionamiento Dominancial como apéndice o en el Doméstico. No hay Proyecto, ni Conducción, ni concepción estratégica ni impulso de la organización, cultura e ideas políticas.

El circuito mediático logra imponerse sobre estas últimas y deseables cuestiones o materias.

 

Conclusiones

  • La Comunicación es bidireccional / multidireccional y quienes participan de cada acto comunicacional se influyen recíprocamente, son simultáneamente “emisores y receptores”

  • Los medios de comunicación integran un amplísimo espectro que tiende al infinito.

  • La insistencia en el rol y capacidad de influencia de los llamados “medios hegemónicos” (que no discuto que son dominantes) es errónea y tiende a la sobreestimación.

  • Gobernantes, dirigentes, referentes, intelectuales y miembros de distintos factores de poder junto con los integrantes de las organizaciones llamadas mediáticas constituyen un “circuito mediático”, categóricamente endogámico y que tiende a una cerrazón estéril generadora de confusión y desconocimiento de lo real.

  • El poder de lo mediático es inversamente proporcional al de la Política: los medios incrementan su protagonismo cuando se debilita la cultura, la organización, la conducción y la acción políticas. Si la Política prospera y se impone, el papel y capacidad de poder de los medios decae.

De tal manera que de eso se trata: de potenciar la Política, la cual, en nuestro país, particularmente a partir de la instauración de la dictadura cívico militar, entró en una era de decadencia con las consecuencias a la vista.

 

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, setiembre 13 de 2022

 

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