jueves, 7 de noviembre de 2024

EN LA ARGENTINA, DIRIGENCIAS QUE NO DIRIGEN

 



 

Rubén Rojas Breu

 

DIRIGENCIAS QUE NO DIRIGEN

 

La Argentina actual padece de este síndrome: el de “dirigencias que no dirigen”.

 

Desde luego, me refiero a las dirigencias políticas, gremiales y sociales que se ubican en el campo opositor al gobierno autocrático libertario y su horda.

 

NADA NI NADIE DIRIGE EL CAMPO OPOSITOR, NADA NI NADIE.

 

Así, no hay Pueblo que alcance y, por el contrario, dirigencias que no dirigen solamente causan depresión.

 

Esto de “dirigencias que no dirigen” genera el empeoramiento en progresión geométrica de las condiciones en que viven las mayorías y devastación de la nación misma, en vías de disgregación o de anexión de facto a las grandes potencias globales, particularmente los EEUU de Washington.

 

Nada ni nadie dirige porque, como vengo señalando desde hace décadas, el Pueblo y la Nación carecen de conducción política.

 

Dirigir es una función subordinada de la conducción política.

 

Carecer de conducción política implica no contar con un Proyecto ni con estrategia ni con organización ni con cultura, cultura política.

 

A mis objetores, que los tengo, les pido no caer en la zoncera de creer que conducción política equivale a un conductor o un liderazgo; conducción política es mucho más.

 

 

La falta de conducción política con todo eso que conlleva genera el escenario propicio para que los concentradores de poder y de riqueza, así como sus esbirros, derecha, ultraderecha o ultraconservadores antediluvianos, lleguen al gobierno y se sostengan cómodamente en él: se les regala todo para desesperación e impotencia de quienes nos entregamos por entero al compromiso con nuestro pueblo y nuestra nación.

 

Al pasar digo: no busquen semejanzas entre Trump, un típico y genuino representante de su país anexionista con Milei, un cuerpo extraño para nuestra nación y nuestro pueblo.

 

SIN CONDUCCIÓN POLÍTICA DE PUEBLO Y NACIÓN LOS PODEROSOS HACEN SU AGOSTO, SE CONSOLIDAN Y SE IMPONEN.

 

En el campo opositor, en donde tenemos a las dirigencias que no dirigen, pululan y proliferan las agrupaciones políticas y los internismos, los nucleamientos gremiales, los llamados movimientos sociales.

Todo eso abunda en el seno de una carencia fundamental.

 

Definitivamente, la población no tiene credibilidad ni esperanza ninguna en esas dirigencias que no dirigen.

Inventan clamores en donde sólo existe desazón.

 

El Pueblo amanece a diario dando la lucha, movilizándose, por acá y por allá en denodada búsqueda de justicia, de reparación, de respeto por los derechos.

El Pueblo está solo, está solo de toda dramática soledad.

 

Nada ni nadie, de las llamadas dirigencias que no dirigen, sintetiza, canaliza, orienta. Nada ni nadie convoca.

Se humilla a los pobres no sólo con una vida de miseria sino también porque se los rebaja a dato estadístico.

 

Las dirigencias que no dirigen declaman, se aíslan en su adicción a lo que publican los medios y lo que les dicen las empresas encuestadoras al mismo tiempo que ignoran patentemente al Pueblo.

 

Se habla hasta el hartazgo de “grieta”, de una grieta artificiosa y falaz, mientras se desconoce a la verdadera: la grieta, la disociación grave, es la que se da entre dirigencias que desfilan en las pasarelas de la figuración y el Pueblo que se entrega a la lucha.

Después no lloren como boabdiles o salgan a enojarse como despechadas y despechados si la población exhausta sale a gritar el "que se vayan todos". 

 

¿QUÉ HACEMOS ANTE UN CUADRO TAN DESALENTADOR?

 

Quienes tenemos genuino compromiso y conciencia política, con más razón cuando contamos con una trayectoria indiscutible y extensa, debemos convocar para construir, cuanto antes, la CONDUCCIÓN POLÍTICA, tal como vengo insistiendo, quizá aburriendo a quienes se interesan en mis publicaciones, personas honestas y con ganas de salir de este marasmo y superar esta apatía dirigencial.

Una conducción política se construye convocando, elevando significativamente el debate muy por encima de la mediocridad que nos tira tan para abajo, y organizando, con lo que se cuente.

 

No dejarse llevar por la corriente ni tampoco por el desaliento es fundamental. Fundamental.

 

Dispongámonos entonces.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, noviembre 7 de 2024

 

 


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