Rubén
Rojas Breu
EN UNA ARGENTINA DERRUMBADA
Y SIN RUMBO HAY QUE CONVOCAR
Estamos
padeciendo una Argentina derrumbada y sin rumbo.
Derrumbada
por la depredación que lleva a cabo el gobierno libertario
respondiendo a sus mandamases locales y globales, yanquis, sobre todo.
Es
como si la Argentina actual se pareciera a la que se describe en la novela
gráfica auténtica, la de Oesterheld, en la cual los invasores destruyen todo lo
que se encuentra a su paso.
Enfatizo:
la historieta original, no la versión desvirtuada y lavada de la serie que
alcanzó tanta repercusión.
Esa
depredación fue iniciada hace décadas, muy subrayadamente a partir de la
dictadura terrorista de estado instaurada en marzo de 1976, aunque ya desde el
55 había iniciado su tenebroso andar.
Todos
los gobiernos civiles desde el 83 hasta acá contribuyeron a la devastación, al
atraso y a la pobreza.
Todas
las dirigencias oficiales o conocidas, políticas, gremiales, sociales y
sectoriales de cualquier índole, tienen responsabilidad respecto de este punto
tan penoso al que hemos arribado, a este calvario que parece irreversible.
Eso
indica también que estamos en una Argentina sin rumbo: no
hay dirigencia, intelectuales ni referentes ni medios de conocimiento público o
fama, genuina e inteligentemente capaces, de sacar a nuestro país de esta
situación calamitosa y de conducir hacia la emancipación y la realización,
hacia la plena soberanía, hacia un desarrollo integral a la altura de las
potencias, hacia la justicia social plena.
La
ultraderecha libertaria, la de la fratria Milei y sus secuaces tiene como
objetivo la destrucción: acorde con lo antedicho, más destrucción de lo ya
destruido.
Como
si hubieran leído mal el célebre texto de Freud “El malestar en la cultura” se
conducen buscando arrasar con ella, arrasar con la cultura.
Por
supuesto que ningún libertario tiene idea de tal texto de Freud, ni siquiera de
quién fue Freud; apenas si el mate les da para ver las pelis y los dibujitos
yanquis o para saber sobre engendros tales como Batman o el Capitán América o
distraerse con Stallone y su Rambo.
Diciéndolo
en fácil: Freud habla de la Cultura no para referirse a lo propio de quienes se
consideran cultos.
Habla
de Cultura en su acepción antropológica, como la vida plena en sociedad,
característica de los humanos, como modo de vida que nos diferencia
tajantemente del reino animal.
Los libertarios
representan la destrucción de la Cultura y de la Humanidad hasta en sus
símbolos: leones y águilas que representan a los humanos de bien, valientes y
ejemplares, versus los mandriles con los que se degrada a opositores, al mismo
tiempo que la fratria Milei asume como “hijitos” a perros.
Los
Milei y los suyos representan la humanización de los animales y la
animalización de los humanos: las fronteras entre lo animal y lo humano
quedan borradas.
La
gran mayoría de argentinas y argentinos cría nenas, nenes y adolescentes, son
madres y padres: crían con amor y dedicación y, a menudo contando con el apoyo,
la atención y el afecto encomiable de abuelas, abuelos, parientes, amigas y
amigos, profesionales mal pagos y explotados, etc.
Siguiendo
en versión fácil, el “malestar” del que habla Freud es el
ocasionado por la represión de los instintos a la que estamos exigidos para
hacer posible la vida en sociedad, para hacer posible la Cultura.
La
fratria Milei, sus esbirros y sus apoyos, así como la ultraderecha
internacional con manipuladores (super acaudalados, corporaciones y estrambóticas
sectas disfrazadas de religiosas o místicas), buscan denodadamente la
destrucción de la Cultura para salirse ellas y ellos de las restricciones que
la misma impone para vivir civilizadamente.
Se
deduce que esa intención encierra la decisión de acabar con la Humanidad misma: si
lo humano sólo se da en la Cultura y si la Cultura sólo es propia de la Humanidad,
principio transitivo mediante, su finalidad es acabar con lo humano, a la
manera de los invasores a los que se opone el héroe colectivo de Oesterheld.
O
sea, para acabar con su propio malestar, las hordas libertarias pasadas de egoísmo
y de crueldad, procuran hundir en el tormento a las mayorías: a la manera de
una operación bancaria, transfieren su malestar de caprichosos a la población
maltratada y desposeída.
El
Pueblo, y solamente el Pueblo, viene dando la pelea,
desde hace décadas, para emanciparse y realizarse, en intrínseco vínculo con la
nación.
En
particular, el Pueblo y solamente el Pueblo, viene luchando contra el accionar
brutal del gobierno libertario.
En
ese cuadro de situación, dirigencias de la oposición comienzan a preocuparse
por lo único que les interesa según la mezquindad que las caracteriza: los
procesos electorales del corriente año.
Su
electoralismo enfermizo hace que entren en el juego del gobierno libertario, al
punto de que el periodista Gustavo Sylvestre, vocero de la facción kirchnerista
y afines, se sale ahora con que “por fin la sociedad argentina esta semana dio
señales de que quiere acabar con este estado de cosas”.
Pasa
por alto la pelea que el Pueblo viene dando en todas las
formas desde diciembre del 2023 (y desde antes, como ya expresé).
Para
peor, demostrando que entra en el juego de los Milei, dice que el enfrentamiento
es entre el mileísmo y el antimileísmo.
Superficialidad
mayor no se encuentra. Anteojeras.
La
lideresa K, la señora Cristina Fernández de Kirchner vuelve a los estrados y
tribunas tratando de revitalizar el impresentable PJ y alardeando de un
conocimiento de la política del cual carece, lo cual demostró sobradamente
gobernando, dirigiendo y hasta eligiendo a sus candidatos en las elecciones de
la última década (Scioli, Fernández y Massa).
El
kirchnerismo y sus aliados supuestamente progresistas contribuyeron a la pobreza,
al atraso, a la gestación de grietas engañosas y nocivas y, también, a que acabáramos
gobernados por los Milei y sus esbirros.
¿Qué
puede la señora CFK proponernos como novedoso? ¿Qué capacidad de convocatoria
real tiene? ¿Qué Proyecto elaboró, propone o impulsa?
Las
mismas preguntas vale hacerlas respecto de otras figuras en las cuales se ponen
expectativas, tales como el gobernador bonaerense, un afamado dirigente social,
algún que otro dirigente gremial con repercusión, advenedizos de facciones que
presumen de alfonsinistas o progresistas o radicales de verdad.
Expectativas
basadas en la ingenuidad y en la falta de aprendizaje a partir de las
experiencias.
Todo
es presunción, todo es alarde, todo es rosca, todo es egolatría.
Ni
siquiera están tomando nota de la descomunal abstención electoral,
todo un síntoma muy elocuente del divorcio sin retorno entre las dirigencias y
la población, del divorcio sin vuelta entre los contubernios o las mediocres figuras
públicas y el Pueblo.
Todo
es más de lo mismo por parte de esas facciones, dirigentes, medios y mediáticos,
en momentos que estamos en pleno derrumbe.
Sin
rumbo, sin Proyecto, sin conducción, sin organizaciones políticas, sociales y
gremiales auténticas, sin referentes e intelectuales famosas y famosos con
idearios, análisis y propuestas originales a la altura de tanta tragedia: así
de mal estamos.
Si hay compromiso en serio
con la Patria y con el Pueblo es posible producir un Proyecto: yo
lo hice y lo publiqué (ver rubenrojasbreuelaula.blogspot.com): ergo, es
factible.
De
esto no se sale vociferando contra los Milei o inventando debates ya
fagocitados por el tiempo, con olor a naftalina.
Se
trata sí o sí de generar una gran convocatoria para conducir al Pueblo, fortaleciéndolo
con el objetivo de un Proyecto.
No
se trata de temas de agenda o de quedarse en el enojo contra los libertarios
cavernícolas.
Perdón
por lo reiterativo: se trata de convocar, de CONVOCAR, de escuchar al
Pueblo y de hacerlo en función de un Proyecto de emancipación y de realización,
soberanía, desarrollo integral a nivel de potencia, de justicia social plena y
de justicia en todas las áreas que hacen a la vida en sociedad, que hacen a la
Cultura tal como la definí, que hacen a la procura del bienestar de las
argentinas y de los argentinos.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, junio 1° de 2025
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