Rubén
Rojas Breu
LA
DERROTA DE MILEI
La
derrota del gobierno absolutista teocrático encabezado por Milei es inevitable.
No
estoy diciendo que tal derrota se dé ya: lo que estoy diciendo es que su
destino es el fracaso, la capitulación y el descalabro.
Y
mucho más temprano de lo que pueda suponerse.
Ya
estamos en pleno caos en un contexto de desolación.
Las
calamidades de toda índole se acumulan. La represión ciertamente brutal de la
primera noche de febrero es síntoma no solamente de una política propia de tiranías
sino de un gobierno que se desmorona y que, empujado por la impotencia, recurre
a las peores prácticas.
El
proyecto de ley ómnibus, ejemplo de “antiley”, tambalea porque sus propios
aliados desesperan entre lo incierto y lo claramente devastador que la
totalidad de su articulado refleja.
A
eso se suma que funcionarios y legisladores libertarios conjugan ineptitud,
impolítica, violencia, analfabetismo; literalmente, analfabetismo.
Tan
es así que los aliados incondicionales o los dialoguistas ya expresan a los
cuatro vientos su disconformidad.
De tal manera, que se salga con la suya con la
ley ómnibus en el Congreso está lejos de significar una victoria, aun cuando
momentáneamente sea un triunfo, un triunfo meramente coyuntural.
Se
va a tratar de un triunfo pírrico, ya que, aunque decretazo y ley ómnibus
prosperen, será en versión mamarracho.
Lo
que estamos viviendo con este gobierno, sus prosélitos y sus cómplices no tiene
nada de tragedia, no tiene el menor atisbo de una obra dramática de Eurípides o
de Schiller, aunque sus efectos sean maldición y castigo para una nación y una
población que no dan más con tanto padecimiento.
Todo
lo que acontece en el gobierno, en el Congreso, en el vínculo errático con los
gobernadores y los factores de poder, nos remite al Teatro del Absurdo, en
particular a las obras de Ionesco, como “La cantante calva”.
Lo
que en el palacio es farsa, para la Argentina y para la gran mayoría de las argentinas
y de los argentinos es desastre, es catástrofe.
No
hay obra literaria o artística que refleje con elocuencia esta realidad penosísima.
Milei,
su gobierno y sus socios están ya están olfateando el olor agrio de la derrota.
Los
indicadores de que LA DERROTA ACECHA a este régimen absolutista son:
1.
La oposición del Pueblo, el verdadero
protagonista y el artífice de nuestro destino.
Milei,
llevado a donde hoy está por la horda con la aprobación de las grandes corporaciones
locales y globales, encaró su gobierno declarando la guerra al Pueblo.
No
hay posibilidad de que gane esa guerra, aunque cuente con el apoyo de un Congreso
desprestigiado.
Tampoco
puede salir airoso con el apoyo de los concentradores de poder y de riqueza y
de los medios dominantes.
2.
La ineptitud, irresponsabilidad, arrogancia,
brutalidad de sus funcionarios.
En el gobierno, además,
crecen las disidencias y el internismo está descontrolado.
Milei no sabe conducir ni liderar ni
gobernar.
3.
La creciente insatisfacción de los aliados, incluyendo
legisladores y gobernadores del propio palo complacientes u obsecuentes.
4.
Las críticas que empiezan a arreciar en los
medios dominantes, los mismos que hasta hace pocos días lo apoyaban
incondicionalmente.
5.
La represión creciente, signo de notoria
debilidad.
Quienes
vivimos la represión a lo largo de nuestra vida somos conscientes de que la
acción represiva del gobierno no es similar a la de las dictaduras, no todavía.
Pero amenaza descarrilarse y no se sabe hasta dónde van a llegar con la
violencia institucional.
6.
Las objeciones y rechazos que está recibiendo
desde juzgados de todo el país.
7.
La población que lo apoya, sus votantes,
empiezan a restarle aval y esa caída de aprobación deviene bola de nieve.
Por otra parte, quienes
todavía manifiestan adhesión exhiben una pavorosa falta de cultura política, recurren
a frases clisé demostrando carencia de argumentos, no tienen idea ni siquiera
de qué propone su gobierno; hasta se evidencia un mal uso del idioma junto con
gestos provocadores o desafiantes propios de patoteros.
Horda.
Considerando
tanta barbarie y tanto disparate cabe preguntarse de qué corral salieron estos
libertarios.
Llevamos
décadas de lo que se da en definir como “nivelar para abajo”; tan abajo se llegó
a nivelar en todas las áreas de nuestra sociedad que hoy asistimos a este
cuadro espeluznante de una Argentina así gobernada.
Ese “nivelar
para abajo” es un rasgo de la época; se da en todo el mundo, sobre todo a
partir de la influencia del país yanqui, dechado de incultura.
Tanta
humanización de los animales y tanta animalización de los humanos también tienen
su rol en este deprimente cuadro de situación.
Que
Milei y sus libertarios tengan como símbolos a leones y serpientes o adopten
como “hijitos” a canes no es mera coincidencia, no es un producto del azar.
Es
representación de la deshumanización.
Lo
dicho: Milei y sus libertarios se acercan a la derrota.
El
Pueblo y solamente el Pueblo será el vencedor.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, febrero 2 de 2024
Con la exaltación de los animales ha logrado que el Pichichi le coma de la mano.
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