Rubén
Rojas Breu
LA
MAGISTRAL SERIE TURCA QUE PROPORCIONA EL PERFIL DE UN TIPO DE VOTANTE DE MILEI
En
este lado, la serie COMO VUELA EL CUERVO, una realización magistral con un
libro excepcional, dirección, cámaras, estética e interpretaciones sublimes de
actrices y actores. Vale destacar la composición de las actrices protagónicas
Birce Akalay y Miray Daner, en un nivel que las ubica como insuperables y
dignas herederas de la tradición teatral más antigua de la humanidad.
En
“el otro lado”, el personaje Asli, el de la rival “malvada”, nos aproxima a un
perfil de un tipo de votante de Milei.
Digo
“el otro lado” en alusión al escenario principal de la serie, el programa de
televisión, centro de las disputas y articulador de todo lo que se despliega en
esta producción turca.
Milei
tuvo votos de votantes de distintas cataduras.
Con
un trazo grueso, tenemos a los que pertenecen a la alta burguesía, a la seudo
aristocracia criolla los cuales entrechocan con tilingos y obtusos, estos
últimos miembros de la horda que encaramó a Milei.
Por
otra parte, tenemos a electoras y electores de los estratos medios bajos o
decididamente bajos, excluidas y excluidos, por la acción erosiva, destructiva,
de la injusticia social, esa injusticia que Milei desconoce al oponerse
fanáticamente a la justicia social, bandera del peronismo fundacional, y
también de los movimientos populares del planeta e, inclusive, de los sectores
más lúcidos de la Iglesia Católica, desde acuñada su doctrina social.
Asli
es el resultado elocuente de la injusticia social, sin dejar de lado otras
causales que la serie no destaca.
Asli
sintió desde niña la exclusión, la desigualdad y las privaciones al mismo
tiempo que padeció la soberbia de los privilegiados, de los de cuna de oro.
Eso
también lo sufren y sufrieron los votantes masivos de Milei, los de los niveles
sociales más desfavorecidos por este régimen decadente e injusto que se nos
vino encima del todo desde la instauración de la dictadura cívico militar
última.
Asli
y estos votantes, en vez de involucrarse activamente en la política, como hicimos
tantas y tantos, inclusive desde la niñez o la adolescencia, optan por la
salida supuestamente personal. Muy supuestamente ya que lo social es intrínsecamente
humano y, viceversa, lo humano es intrínsecamente social.
Tomándome
una licencia con intención didáctica, tal salida supuestamente personal desemboca
en lo asocial, lo cual inexorablemente, de una manera retorcida, finalmente no
puede escapar a lo social.
Este
aspecto, el de recaer en lo asocial, es muy perceptible en los votantes y
apoyos del caudillo libertario; también lo es en el propio Milei, que se
solaza, con inclinaciones a la perversión, en erosionar lo social en aras del “individuo”
o de lo que se da en llamar “individualismo”.
“Individuo”
es una categoría insostenible, parida en la Antigüedad occidental y
particularmente fomentada en el siglo XIX europeo.
“Individuo”
significa “no divisible” lo cual contraviene lo que enseña la ciencia. Ya los
antiguos mismos y luego, también a partir del siglo XIX, quienes abrieron
caminos en las Ciencias de lo Humano, aún sin mucha claridad, de hecho,
cuestionaron tal categoría.
Por
mi parte, defino en el marco de mi creación, el Método Vincular: “la persona es
una pluralidad de sujetos”, de modo tal que somos divisibles, lo cual implica
grandes esfuerzos intra e interpsíquicos para procurar la unidad, para
desarrollar y asegurar el Yo.
Vuelvo
al tipo de votante masivo de Milei que se asocia con Asli, la antagonista de la
serie turca.
Asli
es un compendio de resentimiento, odio y envidia que se expresan en violencia,
veneno e intriga, procurando su resolver su “salida individual”.
Así
sucede con un segmento de peso de los votantes de Milei.
Resentimiento
a causa de sufrir tratos injustos y frustraciones, odio o aversión extrema a
otros a los cuales se culpabiliza y envidia por considerar valioso lo que otro
posee, posesión que se busca desesperadamente conquistar.
Quienes
nacimos y criamos en condiciones de severa privación podemos, entonces, optar
por: esa salida individual a toda costa o por la acción política.
Asli
y los votantes de Milei prefieren esa salida individual, “asocial”.
Identificaciones
mediante lo mismo sucede con Milei, a pesar de que nació en cuna de oro y gozó
de los privilegios: sucede que él siente que estuvo privado de favores y
ventajas con las que contaron otros.
Inconcebiblemente,
tanto en campaña como en las dos semanas que lleva como gobernante, considera
beneficiarios de lo que él se sintió impedido a trabajadoras y trabajadores, a
jubiladas y jubilados, a desocupadas y desocupados, a inquilinas e inquilinos,
a niñas, niños y adolescentes que pasan hambre, a pobres en general.
Como
Asli y tal como pretenden muchas y muchos de sus votantes, se dedicó a trepar
valiéndose de las mentiras, de insuflar veneno, de amenazas, de la violencia en
variadas formas.
De
tal manera, genera conflictos artificiales, infructuosos y destructivos a más
no poder: por ejemplo, el de pobres versus pobres, el de víctimas de la
injusticia social versus víctimas de la injusticia social.
Asli
no tiene conciencia de las raíces ciertas de su malestar y culpabiliza a
quienes la contienen y la promueven.
Así
sucede con votantes masivos de Milei que, además, se encierran en la tozudez,
en una obstinación extrema.
Con
eso hay que lidiar.
Por
un tiempo, ya que tanta falta de cultura y de conciencia políticas no perdura.
Rubén Rojas Breu
Buenos
Aires, diciembre 24 de 2023
No hay comentarios.:
Publicar un comentario