Rubén Rojas Breu
POR QUÉ MILEI REPRESENTA A LA HORDA
En 1912
Freud toma de Darwin la hipótesis de una horda primitiva según la cual, en su
origen, la sociedad humana era tal tipo de conformación de la masa sometida al
dominio absoluto de un poderoso macho.
Sigue
diciendo Freud que tal formato dejó sus huellas en la memoria colectiva a lo
largo de los milenios y, de tal manera, que bajo determinadas condiciones la
horda primitiva reaparece.
Ese jefe
macho es destronado por los demás varones de la tribu ancestral, partiendo de
la solidaridad o complicidad fraterna y desemboca en un nuevo jefe con
atribuciones más limitadas.
Eso sucede
en la Argentina y, desde los puntos de vista antropológico y sociopsicológico,
es la génesis de lo que representa Milei.
En varias
publicaciones señalé que, como consecuencia de la declinación descomunal de la
cultura política y de las organizaciones políticas, fue emergiendo, desde el
seno de la masa, una horda.
La
dictadura sentó las bases: los grupos de tareas responsables de las más de
30.000 desapariciones forzadas asfaltaron el camino para el surgimiento de la
horda.
Durante los
90 la horda todavía embrionaria nace alentada por lo que se da en llamar “menemismo”;
Menem tenía el perfil de un jefe de comunidad de salvajes, según la acepción de
la Real Academia.
Lúmpenes,
barras bravas, bandas delictivas, patotas, “celebridades” cabezas huecas, gatillos
fácil, organizaciones residuales de las tenebrosas de la dictadura, grandes hacendados
y magnates prepotentes, politiqueros y narcos, entre otras incalificables
especies, van creciendo y constituyendo un rejunte indeseable en el que se
combinan el desdén de la Política, el odio al Pueblo, el desprecio de la Nación,
el culto del exitismo y la admiración por el país y la incultura yanquis.
Crecientemente
se favorecen los comportamientos violentos y se celebra lo brutal, la
televisión es copada por los llamados “reality shows” y los espectáculos
groseros a los que se habrán de sumar, ya avanzado el nuevo siglo, las redes
virtuales.
La
horda primitiva se reencarna movida por la frustración de una Argentina cuesta
abajo, en decadencia, una Argentina sin justicia social, amenazada en su soberanía,
de futuro incierto, con una acentuación nunca vista de la pobreza y del hambre.
Aquella
ancestral comunidad primitiva resucita en la horda contemporánea que se erige
como alternativa para canalizar tal frustración y los sentimientos negativos
que conlleva, tales como el resentimiento y el odio.
La
horda aleja a la masa del Pueblo, al cual considera un enemigo, y la aparta de lo
nacional, lo popular, de la causa de los trabajadores y de todos quienes
padecen tanta injusticia y atraso.
La
horda aspira a una sociedad en la que todo vale, en la que se ignore la Ley y
las leyes, en la que se arrase con la convivencia, en la que la fuerza bruta
sea la norma y en la que la voluntad de los actores y sectores dominantes se
convierta en omnímoda, en absoluta.
La
horda en su monstruosidad odia a los débiles, ya que diviniza a la fuerza, y
aboga por el machismo, la misoginia.
Esa
horda en los últimos lustros estuvo buscando una figura líder que la
representara: no logró tal meta con Cambiemos que resultó, para la horda aclaro,
una congregación relativamente civilizada.
En
ese contexto se hace conocer Milei, sobre todo a través de programas de
televisión que gustan de la escoria y a través de las redes cibernéticas, una
suerte de basurales.
Milei
deviene entonces el representante de la horda: la horda lo antecede y tuvo la
iniciativa.
Todas
las características de la horda están presentes en el perfil del caudillo
libertario.
También
está presente tal caudillo algo que está pasando inadvertido: así como en la
horda primitiva se termina imponiendo la comunidad fraterna en el caso de Milei
eso se da por el vínculo con su hermana.
Es
público que la relación simbiótica, nada “individual”, de Milei con su hermana,
se origina en el enfrentamiento con el jefe de familia, reproduciendo así la
dinámica del mito de la horda primordial.
De
esa constelación fraterna forma parte también su perro del “más allá”, el cual
simboliza algo infaltable en la constitución de la tribu o del clan ancestral:
el tótem.
El
día que asumió la presidencia Milei en su discurso inaugural no solamente dio
la espalda a un Congreso desprestigiado: se dirigió a la horda que apenas
ocupaba una parte de la avenida Entre Ríos y la vereda de la Plaza de los Dos
Congresos, unos pocos cientos de desaforados.
Con
su decretazo, la ley ómnibus y demás medidas impiadosas que el gobierno de
Milei toma refleja la vocación destructiva de la horda.
La
ley ómnibus, es rigurosamente analizada, una “antiley”: no respeta a la
Constitución, la Ley de leyes, ni tiene en cuenta la totalidad de las leyes que
dan cuenta del funcionamiento de una sociedad.
A eso
se suma que todas las conductas del caudillo libertario y de quienes lo
acompañan en el Ejecutivo y el Legislativo están determinadas por la prepotencia,
la ignorancia, el desprecio por los demás, el odio a la nación, al pueblo, a
los trabajadores, la intemperancia, la intolerancia, las groserías mayúsculas.
Inclusive,
al arrancar la sesión de Diputados, un miembro de la horda atacó a una
legisladora de izquierda, en un marco de continuos desplantes o insultos a
quienes no integran la tropa propia, la cual, por otra parte, es persistentemente
vapuleada.
Vale
aclarar que la masa, esa “mayoría silenciosa”, se está asustando con la horda y
con Milei, abandonando a éste.
Así
como en mi publicación anterior señalé que es un antagonismo principal el de
Patria versus antipatria, agrego ahora el que surge de este análisis: PUEBLO
VERSUS HORDA.
Vamos
por el Pueblo.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, enero 31 de 2024
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