sábado, 23 de marzo de 2024

LA NOCHE DEL 24 DE MARZO DE 1976 DA INICIO AL TEROR DEL TERROR EN LA ARGENTINA

 


 

Rubén Rojas Breu

 

LA NOCHE DEL 24 DE MARZO DE 1976 DA INICIO al terror del Terror en la Argentina.

 

Este título no consiste en una simple aliteración, no se trata de un mero ejercicio ejercicio retórico.

 

Alude a dos niveles lógicos cuya comprensión es clave para entender el significado último del régimen cívico militar instaurado en la tenebrosa noche del 24 de marzo de 1976.

 

El terrorismo de estado practicado por esa dictadura genocida estuvo al servicio de la absolutización del más extremo despotismo, el del Terror.

 

El terorismo de estado llevó a cabo treinta mil desapariciones forzadas, miles de muertes “blanqueadas”, robo de bebés, cárcel, tortura, enajenaciones y vejámenes de toda índole.

 

También aplicó la censura y la persecución del modo más extendido y criminal al punto de que se vulneró toda privacidad ya que cada hogar, cada institución, cada fábrica, cada aula, cada grupo y cada persona quedaba a disposición de la tiranía.

 

Todo el país quedó acuartelado: los militares representaban con su vestimenta, sus armas y sus procederes castrenses la trágica y tristísima realidad de un territorio y una población que quedaban sujetos al dictado de uniformidad.

 

En eso consistió el terror, el terror con inicial minúscula.

 

Ese terror se implantó para dar lugar a algo más definitorio y terminal todavía: el Terror.

EL TERROR.

 

Instaurar el Terror con inicial mayúscula fue el propósito primero y último de la dictadura: se trató de hacer sentir hasta en lo más recóndito de las cabezas, en el inconsciente mismo, así como en las vísceras y en los corazones que solamente el TERROR es garantía de orden social, de “paz”, de “convivencia”. Es esa concepción mezcla de lo satánico y de lo inquisitorial, de oscurantismo atávico y de imposición bestial de una Voluntad omnímoda que se valen de lo más abyecto, de lo más perverso y de lo más cruel para afirmarse.

 

Una concepción que los Pueblos rechazan pero que la masa actaa y que la horda, su expresión más salvaje, promueve. Es lo que explica que una importante parte de la población haya avalado el terror del Terror.

 

El régimen del terror del Terror fue la materialización del  deseo de las corporaciones y clases dominantes locales y de los imperialismos, en particular del imperialismo yanqui, el imperialismo que asolaba y sigue asolando a América Latina y a gran parte del planeta.

 

El imperialismo yanqui patrocinó ese régimen del terror del Terror que aplicó el plan sistemático de exterminio en nuestro país, al mismo tiempo que lo llevaba a cabo en países hermanos.

 

Para imponer y sostener a la dictadura el imperialismo yanqui contó con la complicidad o con la anuencia de las grandes potencias europeas y de la Unión Soviética.

 

El régimen del Terror se valió del terror para aniquilar la Política, para arrasar con el derecho a tener derechos, para destruir el Pueblo, para acabar con la más mínima intención de emanciparnos y de realizarnos.

 

El régimen del Terror fue así un modo extremo de ejercer la política, modo extremo al servicio de los poderosos que siguen mandando en la Argentina, desde los grandes hacendados y los grandes capitalistas hasta las insaciables multinacionales, el FMI, el Banco Mundial y demás espantos.

 

El régimen del Terror no se instauró con el único fin de un venal plan económico sino también con el objetivo de algo más letal: obligar a nuestra población a asumir como natural y divino que solamente vale la ambición de las oligarquías, de la gran burguesía, de los colonialistas y de los imperialistas, obligarla a resignarse, a conformarse con lo que hay, a aceptar el castigo impiadoso en el formato de ajustes depredadores, a dejarse arrastrar a las ciénagas de un posibilismo aniquilador.

 

El régimen del Terror dejó su herencia, activa y dominante, disfrazada de ficticia democracia y de formatos institucionales hueros.

 

El actual gobierno libertario es esa herencia, una herencia que se manifiesta con toda su brualidad, una herencia encarnada en la horda que se fue gestando desde las entrañas de la dictadura y se desarrolló a lo largo de cuarenta años de gobiernos civiles antipopulares y antinacionales que alternaron con los que aparentaron una causa nacional y popular, que transaron y que contribuyeron también al atraso y la injusticia imperantes .

 

El Pueblo construyendo su conducción política es el protagonista que puede hacer cierto que jamás ni siquiera en versión civil se reitere el Terror.

 

El Pueblo con su conducción política todavía a construir es el único actor que nos lleve a la emancipación y realización tan demoradas.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, marzo 23 de 2023

 


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