miércoles, 22 de enero de 2025

EN ARGENTINA ENVALENTONAMIENTO DEL GOBIERNO LIBERTARIO

 



 

Rubén Rojas Breu

 

ENVALENTONAMIENTO DE LA HORDA LIBERTARIA Y SU CAUDILLO

 

Gracias a la bendición de las corporaciones globales, del FMI, de cofrades de la ultraderecha internacional y de medios dominantes la horda libertaria, su caudillo y su séquito se envalentonan.

 

Contribuye al envalentonamiento el comportamiento de las empresas encuestadoras, siempre complacientes con quienes mandan, ya que al igual que los “hijitos del presidente” olfatean por dónde pasa el poder y, sobre todo, dónde está el negocio.

 

En estas horas ese envalentonamiento alcanza su pico máximo debido a la asunción de Trump como presidente del país yanqui.

 

Es una asunción muy acorde con la tradición del país yanqui, el cual desde que nació, fundado por colonos blancos esclavistas, mostró sus garras y sus inclinaciones como expansionista, oscurantista, racista, misógino, belicista y tanto más.

 

Entre esos “papis fundadores” de 1776, beneficiarios de la guerra en la cual triunfaron Francia y España sobre Inglaterra, no hubo un Belgrano, un Güemes, un Artigas, un San Martín, una Azurduy, un Bolívar, un Sucre, una Manuela Sáenz, un Toussaint, un José Martí.

 

Todo lo que querían esos colonos y consiguieron gracias a la sangre de los soldados europeos de esas tres naciones fue dejar de pagar impuestos.

 

Tampoco, desde luego, hubo un pueblo, algo desconocido en el país gringo, país formateado en el desprecio por la política.  

 

En ese país jamás hubo una revolución: nada que se parezca a las revoluciones gloriosa de Inglaterra, francesa, haitiana, mexicana, rusa, cubana.

Por supuesto, no hubo nunca nada parecido a nuestro 17 de octubre de 1945.

 

En lugar de contribuir a la independencia de otros países, anexaron e impulsaron siempre la represión sanguinaria de los pueblos.

 

En la Argentina y en toda América Latina hemos padecido y padecemos la acción terrorista de ese país: recordemos su papel protagónico en las dictaduras que aplicaron el Plan de Exterminio, el operativo Cóndor, para América del Sur.

 

Recordemos también las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, la invasión de Vietnam, la ocupación de Corea, la de Iraq, la de Afganistán y sigue la ignominiosa lista.

Tampoco podemos olvidar su apoyo a la rubia Albión en la guerra de Malvinas.

 

No hay país hermano de nuestro continente y de otras latitudes que no haya sufrido la intromisión brutal yanqui con las botas, con los dólares o con ambos feroces modos para someter o anexar.

 

Además, siempre apoyaron a las tiranías, inclusive al nazismo, hasta que las papas quemaron y se decidieron como inescrupulosos oportunistas apostar a ganador.

 

No olvidemos que la victoria sobre los nazis fue obra del Ejército Rojo soviético y de las resistencias nacionales, particularmente la francesa.

 

Nada nuevo, entonces, con Trump y su cofradía de energúmenos: en todo caso, extreman en modo abiertamente supremacista blanco lo que es característico de los yanquis.

Propiciaron la globalización y les salió el tiro por la culata.

Así que ahora se despiertan proteccionistas.

 

No adhiero a la creencia pueril de que hay gobiernos yanquis “democráticos” o sectores de ese país solidarios con la humanidad o con los pueblos.

 

En este momento el mundo tiene que preguntarse qué hacer con los EEUU de Washington: casi todo el planeta, empezando por nuestras oligarquías y dirigencias latinoamericanas y por Europa, les han dado durante décadas o siglos demasiado aire, les otorgaron un lugar acorde con sus caprichos de potencia dominante global, les celebraron sus producciones seudo culturales desde el cine o la televisión hasta la literatura y las artes y se suman los etcéteras.

 

Ahora, cuando el velo se cae del todo, tendrá el planeta que ver cómo actuar con el país yanqui.

 

Lamento, pero soy escéptico: demasiada mediocridad en gobiernos, dirigencias, intelectuales y diversos factores de poder en todo el mundo.

 

Lo que es gravísimo y nos golpea en el plexo solar es la descarada ambición de Milei, de su cohorte y de su horda, de anexarnos, de una manera o de otra, al país yanqui.

 

Milei y sus esbirros están ahora más envalentonados y salen a vociferar como jauría disparates y, sobre todo, amenazas de una violencia inusitada.

 

Ciertamente sus electores aspiran a convertir a la Argentina la estrella 51 de la odiosa bandera gringa.

 

Tantas décadas de penetración cultural, de invasión de superhéroes nazis desde Superman y Batman hasta el Hombre Araña, la Mujer Maravilla y el Capitán América se pagan caro.

Y Disney y sus cineastas y actores y actrices y sus NBA y…

 

Esopo, famoso por sus fábulas que datan de hace más de 2.500 años, nos legó la de “el zorro y el cuervo”.

El zorro hambriento ve un cuervo sobre una rama de un árbol con un trozo de queso en el pico. Astutamente le dedica reiterados halagos hasta que el pájaro, inflado de orgullo, se siente destinado a ser el rey de las aves.

Incitado por el zorro, canta dejando caer el bocado que rápidamente su adulador devora.

Moraleja: quien te encuentra bellezas que no tienes, siempre busca quitarte algunos bienes.

 

En 1981, Allen, asesor de Reagan, calificó al dictador Galtieri como “general majestuoso”. Meses después, Galtieri pasó a ser enemigo de los yanquis en ocasión de la guerra de Malvinas.

Inglaterra contó con la complicidad de los EEUU de Washington.

 

Si Milei, su entorno y su horda fuesen sabios tendrían que aprender del testimonio histórico con Galtieri alabado y de la genialidad de Esopo, un esclavo tracio o frigio de los helenos.

 

Pero bien sabemos que no podemos pedir peras al olmo.

 

Nos queda a argentinas y argentinos dar la pelea como Pueblo que sí somos, no sólo para evitar la anexión planeada, sino y sobre todo para emanciparnos y para realizarnos, de una vez por todas.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, enero 22 de 2025

 

 

 

 

 

 


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