lunes, 10 de febrero de 2025

EN ARGENTINA, A QUÉ LLAMAN RESISTENCIA

 



Rubén Rojas Breu

 

A QUÉ LLAMAN RESISTENCIA

 

Insólitamente, el periodista Gustavo Sylvestre retomó el lunes 3 de febrero la conducción de su programa en C5N proclamando con voz estentórea que este año sería el “de la Resistencia”.

Curiosamente, el año electoral.

 

Retornaba de sus vacaciones, es decir, con energía, con aires renovados.

 

De pie, en posición de firme, con gesto desafiante, mirando a cámara en pose de actor dramático hizo tal anuncio: con él, en su programa de televisión, se iniciaba la Resistencia.

 

 

Se diría que, desde hace una semana, contamos con nuestro autóctono Jean Moulin o, más específicamente, con nuestro émulo de Martial Bourgeon, o para rendir merecido tributo a nuestra doliente historia, Sylvestre se nos apareció reencarnando a los lideres indígenas que resistieron la conquista española, como Huatex, Oberá o Lautaro.

 

Tengamos en cuenta que, con sus prédicas, el experiodista del grupo Clarín, devenido ahora en líder de la Resistencia, promovió a Alberto Fernández y a Sergio Massa como candidatos presidenciales: ambos candidatos le deben a Sylvestre haber llegado a donde llegaron, para infortunio nuestro.

 

Ahora, en su Resistencia, incurre de nuevo en el intento de posicionar figuras archiconocidas que antes de prosperar ya están degastadas.

 

Dejemos a Sylvestre viviendo su personalísima telenovela que se emite durante las noches del canal mencionado, salvo vacaciones y salvo los tres días del fin de semana (liderar la Resistencia produce agotamiento).

 

Dejemos la sorna y los sarcasmos y pasemos a tratar el tema con la seriedad que requiere, para lo cual cabe articular política y conocimiento probado.

 

Sólo digamos que él llama “Resistencia” a campaña en año electoral: inaceptable degradación de un concepto que tiene una significación muy elevada para la Humanidad y para nuestro propio país.

 

Lo hace, confundiendo subliminalmente, resistencia con resiliencia, ya que, este periodista y sus compañeros de ruta, lo que impulsan es volver a un estado anterior supuestamente promisorio, un estado anterior en el que gobernaban: un estado anterior que no impulsó el desarrollo y que también contribuyó a la decadencia (volver a un estado anterior es resiliencia).

 

Recordemos hasta qué punto esas dirigencias contribuyeron a que hoy gobiernen los libertarios que, durante la gestión de Cambiemos en Buenos Aires, con el fin meramente táctico y de mirada corta de dividir a la derecha, promovían entre sus votantes el sufragio por Milei.

 

Desde el inicio del crecientemente brutal gobierno ultraderechista apoyado en su horda, me opuse a considerar como Resistencia la lucha que el Pueblo encara y debe encarar para enfrentar a la barbarie.

 

Numerosas y numerosos compañeras y compañeros que militan en el campo nacional y popular y/o en el progresismo y/o en la izquierda, de muy buena fe, convocan continuamente a resistir o a la resistencia.

 

Se corre el riesgo de incurrir en infantilismo, de inventarse mística estéril, de terminar encerrados en una película o una serie, con resultados contraproducentes.

 

Vamos a ver el significado correcto de Resistencia.

 

De las acepciones de “resistencia” del diccionario de la lengua, la que corresponde es ésta:

 

“Conjunto de las personas que, generalmente de forma clandestina, se oponen con distintos métodos a los invasores de un territorio o a una dictadura”.

Se deduce que no corresponde hablar de resistencia: al menos, por ahora.

 

Veamos ahora ejemplos históricos que ilustran sobre qué es Resistencia.

 

Para mantenernos relativamente cerca en el espacio o en el tiempo, Resistencias que forman parte de la Historia por su rol decisivo y su trascendencia han sido:

 

-    Las Resistencias a llevadas a cabo por los pueblos originarios de América oponiéndose a los conquistadores europeos, con dispares resultados.

 

-    Las Resistencias llevadas a cabo contra las dictaduras y ocupaciones nazis y fascistas en Francia, Polonia, Grecia, Yugoeslavia, Noruega, Holanda, España y otros países europeos, incluyendo Alemania e Italia.

 

-    La de países de Europa Oriental sojuzgados el estalinismo.

 

 

-    La de naciones y pueblos ocupados por potencias invasoras, v.g. Corea, Argelia, Irlanda y Palestina.

 

-    En nuestro propio país, la Resistencia peronista y de todos los sectores que conformaban nuestro Pueblo, iniciada en 1955 con el derrocamiento del gobierno nacional y popular encabezado por Perón y concluida en 1973.

 

 

Ahí estuve, así que sé muy bien de qué hablo, y tan bien como para tener muy claro que en el momento actual no aplica el concepto Resistencia; al menos, todavía.

 

 

En la Argentina estamos soportando y afrontando un gobierno de indudable inclinación al despotismo, autocrático en gran medida, al servicio de las grandes corporaciones, sobre todo financieras, locales y globales: además, sumamente grave, se asume seudópodo del país yanqui y sus mandamases.

 

Ahora bien, no está ahí por obra de la fatalidad, sino porque se crearon condiciones, como ya señalé, cuya responsabilidad es de los gobiernos anteriores y, sobre todo, de quienes hoy deberían ejercer activamente la oposición.

 

Por lo tanto, más que de Resistencia o más que convocar a resistir, deberían verse las cosas desde otra perspectiva.

 

El Pueblo dando la pelea en soledad está mostrando cómo.

 

El Pueblo a diario lucha tomando una iniciativa que las dirigencias ni siquiera consideran.

 

Porque de eso se trata: más que de resistir, hay que tomar fuertemente la iniciativa, interpretando activamente lo que el Pueblo está haciendo y reclamando, sintetizando a todos los actores y sectores que se definen por la emancipación y la realización.

 

Para tales propósitos se requiere, lo reitero hasta cansar, conducción y organización políticas.

Son carencias notorias hoy.

 

De tal manera, al hablar de resistir o de resistencia, se está enmascarando lo que realmente sucede: la inacción dirigencial, la inacción o la complacencia o el escandaloso dejar hacer de las dirigencias políticas que se dicen nacionales y populares, progresistas o de izquierda.

También comportamientos similares de las dirigencias gremiales y sociales.

Los interrogantes son por qué no toman la iniciativa y por qué no convocan.

 

Lo que se enmascara también es que todas esas dirigencias están apostando a las próximas elecciones: el electoralismo ya es a todas luces un vicio.

 

Se equivocan fiero, porque con su indolencia y con su apuesta electoralista terminan creando condiciones para que los libertarios o la extrema derecha se salgan con la suya en octubre.

 

Mientras tanto, media Argentina está siendo arrasada por los incendios forestales fuera de control.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, febrero 10 de 2025

 

 

 

 


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