Rubén Rojas Breu
ANALIZANDO LA DECLARACIÓN CÓMPLICE
DE UN GREMIALISTA CON EL GOBIERNO LIBERTARIO
DE ARGENTINA
El
dirigente de UPCN Andrés Rodríguez declaró: "No vemos que la gente quiera
acompañar un nuevo paro general".
El
adjetivo “cómplice” está claro porque se trata de una declaración de tácito y
no tan tácito acompañamiento del gobierno libertario enemigo manifiesto de los
trabajadores, especialmente enemigo manifiesto de los estatales.
Es
una declaración más de las genuflexas propias de la burocracia sindical desde
que fue parida. Nada nuevo ni nada per se trascendente, aunque sí abominable.
Vale
analizarla porque deja en claro la ideología francamente antipopular y
acomodaticia de las dirigencias de la oposición, tanto las gremiales como las
políticas y sociales.
El
análisis que hago acá no sólo puede ser útil como denuncia de una posición
descaradamente cómplice con el gobierno sino también como una manera
didáctica de volver sobre conceptos que aplico habitualmente.
Lo principal
de la declaración es que el dirigente afirma su decisión de sostener, acompañar
y apoyar al gobierno despótico libertario; por lo tanto, resuelve no convocar a
un paro general como mandamás de su gremio y como directivo de la tan sumisa CGT.
Ahora
veamos en qué nociones se basa, nociones que insistentemente descalifico o
rechazo en mis publicaciones.
Empieza
diciendo “no vemos”.
Es
una expresión que marca distancia con quienes dice representar ya que si
realmente fuera dirigente atento a sus bases hablaría como alguien que está
activamente escuchando, en vez de “ver”, un modo de registro superficial, de percibir
por arribita.
A
las bases se las escucha en la acción, en la propuesta de lucha, en las asambleas
verdaderamente representativas en las cuales hacen oír su voz.
Obviamente,
este dirigente nada hace para convocar ni para pulsar el ánimo de sus dirigidos
a través de asambleas ni para conocer sus reclamos, sus frustraciones y sus
expectativas.
El
uso de la primera persona del plural, el uso del plural, deja claro que su
posición encubridora y supeditada al arbitrio de un gobierno tiránico es
compartida por sus pares, los gremialistas en general y especialmente los de la
CGT.
Sigue
con la frase “la gente”.
Como
reiteradamente he señalado, “gente” es el modo eufemístico de referirse a la
masa o “mayoría silenciosa”.
La
masa es el agregado amorfo siempre complaciente con el poder de turno lo cual
la ubica en el extremo opuesto al Pueblo y, dentro del seno del mismo, en la
posición antagónica a los trabajadores organizados políticamente conscientes y
sabedores de sus derechos.
En
la masa anidan los buchones y los alcahuetes.
La
masa, o la gente, es sumisa e indiferente a la justicia y a los derechos,
recelosa u hostil a las luchas populares y de los trabajadores.
La
masa es la que adhiere a aquello de “no hagan ola” y es la que en la época de
la dictadura repetía lo de “algo habrán hecho”.
De
tal manera este gremialista se apoya en la masa, “la gente”, desentendiéndose
del pueblo y de los trabajadores gremial y políticamente comprometidos.
Continúa
con la palabra “acompañar” puesta en negación: es la gente, la
masa, la que no quiere acompañar un paro general.
Un
dirigente auténtico dirige; perdóneseme esta
redundancia, el pleonasmo o la tautología.
Aclaro
por qué redundo: el dirigente auténtico dirige tomando la iniciativa,
convocando y llamando a sus dirigidos a enfrentar con lucha la opresión y el
cercenamiento de derechos.
No
se sienta a esperar que lo acompañen, sino que impulsa a la acción sobre la
base de objetivos que, como dirigente, define.
No
hubiera habido ninguna revolución ni gesta independentista si los grandes
dirigentes de tales eventos hubieran esperado a que “la gente acompañara”.
¿Es imaginable
a San Martín afirmando que no ve “que la gente lo acompañe para el cruce de los
Andes”?
Por
el contrario, bien que tomó la iniciativa y apretó a los que participaron del
Congreso de Tucumán para que declarasen la Independencia.
Además,
este dirigente miente alevosamente ya que el Pueblo está dando la lucha en
soledad y en todas y en cada una de las marchas y movilizaciones se pide paro
general a los gritos, lo cual demuestra que este sindicalista no escucha a sus
representados y sí arregla con patrones y con la horda gobernante.
Cierra
con la frase “un nuevo paro general”.
Dos
graves inconsistencias:
Una,
no se entiende que se haya acompañado contundentemente un paro general hace
meses, casi un año, y no se lo acompañe ahora cuando todo empeoró, la situación
se agravó exponencialmente y cuando para los trabajadores estatales se tornó
extremadamente calamitosa considerando salarios caídos, despidos en masa y
cierres de organismos e instituciones.
Dos,
un paro general, cuando hay dirigencias que dirigen, es la culminación de un
plan de lucha.
Un
paro general no es un evento aislado, tónica a la cual están habituados estos
gremialistas que usan las huelgas para transar después en mejores condiciones
para ellos y no para quienes trabajan.
De modo
tal que esta declaración de Andrés Rodríguez:
"No
vemos que la gente quiera acompañar un nuevo paro general", se traduce así
según mi análisis:
“Preferimos
dar bola a la masa, siempre pasiva, manipulable y dócil, en vez de escuchar al
Pueblo y a nuestros representados políticamente conscientes.
Como
la masa no nos está haciendo ver que quiere un paro, nosotros estáticos,
quietecitos. Tampoco vamos a salir a escuchar ni a impulsar asambleas.
Un
plan de lucha es algo ajeno a nuestra visión de las cosas, ni se menciona.
Las
decisiones del gobierno no son asunto nuestro y si la masa no se queja…”.
Para
cerrar pregunto: ¿queda claro por qué repito una y otra vez que la solidez actual
del gobierno libertario es a causa de la inacción y la connivencia de todas,
todas, las dirigencias que dicen ser opositoras?
En
fin… O con la cabeza de los dirigentes.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, enero 7 de 2025
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