Rubén
Rojas Breu
CONTUNDENTE MARCHA
ANTIFASCISTA EN UN CONTEXTO DE DEBILIDAD POLÍTICA E INSTITUCIONAL
La
Marcha Antifascista fue una demostración contundente de poder popular.
Fue
auténtica expresión del Pueblo, reeditando con igual o mayor repercusión a las
también categóricas marchas educativas y agregándose a todas las
manifestaciones populares que se vienen dando sin pausa desde hace catorce
meses.
Devino,
de hecho, en un juicio público en el que se procesó al gobierno libertario,
catalogado ya definitivamente como fascista, y también a las dirigencias de la
oposición y a las instituciones del régimen, v.g. Parlamento, Legislaturas,
Poder Judicial y más.
Aunque
el gobierno, la oposición, las corporaciones dominantes y los medios
hegemónicos desvirtúen la marcha, haciendo oídos sordos, desacreditándola
groseramente o intentando capitalizarla, la sentencia fue clara y definitoria:
-
Basta de gobierno libertario o de sus
políticas antipopulares, antinacionales y devastadoras.
-
Rechazo por el comportamiento cómplice, complaciente o inconducente de dirigencias
políticas de todo signo, dirigencias gremiales y dirigencias sociales.
Quedaron
al descubierto tanto la barbarie del gobierno como la debilidad de la política (mejor
dicho, politiquería) y de las instituciones (mejor dicho, fachada
institucionalista).
La
debilidad de la Política, debilidad que la dictadura dejó como herencia,
debilidad que se acentuó con cada uno de los gobiernos civiles de 1983 hasta
hoy, se expresa en la carencia de cultura política, de conducción política y de
organizaciones políticas.
Esa
debilidad de la política generó la creciente declinación de las instituciones,
al punto de que no pueden sostener ni siquiera la mínima convivencia
democrática burguesa, ni las formas ya.
En
un círculo vicioso inacabable el deterioro institucional produce más
degradación de la política y así siguen las cosas.
Tan
es así que el gobierno libertario y su horda avanzan en su senda de destrucción
de todo sin que las instituciones, empezando por el Congreso y los jueces, lo
detengan.
Pese
a que sobran los motivos y pese a que la Constitución, las leyes y los tratados
internacionales reclaman de viva voz terminar con tanto disparate.
Milei
y la horda no sólo devaluaron deshonesta y cruelmente la Marcha, no sólo siguen
con su plan de depredación y entrega, sino que suben la apuesta.
Milei
y la horda están escalando: escalan con medidas cada vez más retrógradas, con
decisiones cada vez más subordinadas al país yanqui y con decretazos.
Ahora
en su derrotero aislacionista y propio de brutos, nos dejan fueran de la OMS, salvajada
inconcebible; en su escalada van a seguir con acciones más cavernarias todavía.
También
escalan en su monserga de bravucones, reencarnando al primitivismo en su versión
troglodita.
La
oposición, los medios, los encuestadores, los analistas, los factores de poder
promueven la ficticia grieta intentando rebajarnos a la condición de convidados
de piedra para elecciones amañadas, pretendiendo que esto se resuelve con los próximos
comicios a través de una puja tramposa entre Milei y la jefa del kirchnerismo.
Lamento
sensibilizar a compañeras y compañeros del kirchnerismo que de buena fe creen
en esa facción y su lideresa, pero debo decir con toda honestidad, a los cuatro
vientos, que tal facción tiene la mayor responsabilidad para que hayamos
llegado a este punto, tiene la mayor responsabilidad acerca de que tengamos que
soportar tanta penuria, gobiernos letales y, ahora, una horda disponiendo hacer
de la Argentina un apéndice del país yanqui.
He
denunciado sistemáticamente, desde la dictadura acá, cómo la influencia
determinante en geopolítica y en política de los yanquis nos llevaba y nos lleva
a una dependencia creciente y destructiva.
También
he denunciado y denuncio, sin lograr la adhesión o la comprensión deseable, los
estragos que la penetración cultural yanqui nos causa.
Lo
de “cultural” es un exceso considerando que el país yanqui es adalid de la
deshumanización a nivel planetario y es un conglomerado que carece de pueblo,
que carece de conocimiento de la política y que carece de genuino compromiso
con la ciencia, con el arte y con todo lo que signifique auténtica producción
humana.
Compañeras
y compañeros K, su facción y sus líderes contribuyeron a esta yanquización que ahora
nos agobia y que nos augura un futuro de terror si no frenamos al monstruo.
No
hay grieta entre la barbarie libertaria y la oposición, de ninguna manera.
El intercambio
de posteos entre los adoquines libertarios, empezando por su caudillo, y la
jefa de los K y sus segundones raya en la obscenidad y en el ridículo, toda vez
que ponen de manifiesto la necedad característica de la politiquería que
representan.
La
Marcha Antifascista expuso con meridiana claridad que lo que hay es un abismo
entre el Pueblo de un lado y todo el régimen político institucional del otro.
Por eso
nos queda fortalecernos como Pueblo germinando ideas innovadoras y
enriquecedoras, así como sosteniendo, sin pausas, sin paréntesis, la
movilización en las calles y en todos los ámbitos.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, febrero 5 de 2025
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