miércoles, 12 de febrero de 2025

EN ARGENTINA, UN RÉGIMEN ELECTORAL QUE SOCAVA LA POLÍTICA

 


Rubén Rojas Breu

 

UN RÉGIMEN ELECTORAL QUE SOCAVA A LA POLÍTICA

 

El régimen electoral vigente es uno de los primordiales factores que socava a la Política hasta destruirla.

 

Debilita también a las instituciones poniéndonos ante un panorama desalentador.

 

 

Múltiples son las causas de nuestra decadencia, iniciada a fines del gobierno constitucional en 1976 reemplazado abrupta y sanguinariamente por la dictadura.

 

Una decadencia que se agravó y agrava con el paso del tiempo.

 

Una decadencia a la cual un régimen electoral injusto y absoluto contribuye mucho.

 

Todos los regímenes electorales del planeta han caducado; ése es el contexto global.

Se impone una reforma de fondo de los regímenes electorales, pero quienes deben encararla se encuentran a gusto con los actuales.

 

El menemismo, acompañado por toda la politiquería, fue el gran artífice de la destrucción de la Política y el de la degradación definitiva del régimen electoral.

 

El menemismo arrancó desmoronando la cultura política, siguió con la desintegración del peronismo y de todas las organizaciones políticas y, finalmente, con el ruinoso Pacto de Olivos entre Menem y Alfonsín, consiguió su ansiada reelección dando curso ya irreversible al electoralismo, una perversión que llevó a niveles estratosféricos el encuestismo, todo un vicio.

 

Menem con sus amigotes impulsó la era de los arribistas, de los faranduleros, de los frívolos famosos, de los atorrantes de toda laya que de la noche a la mañana fueron ungidos dirigentes y candidatos, una era que culmina, tres décadas después, en el actual presidente, su hermana, su horda y su corte demencial. 

 

Quienes teníamos genuino compromiso político, quienes contamos con conciencia política, con trayectoria y auténtica vocación política, pasamos a ser objeto de ninguneo, de censura, de agravios, de exclusiones.

 

La masa, de la cual emergió la horda, desplazó al Pueblo.

 

Quienes buscaban el negocito, quienes alardeaban de analfabetismo político o pugnaban por mostrarse mediáticos y brutos expulsaron a los dirigentes y militantes de verdad, a los que creemos en la Política como actividad sublime.

 

Ese cuadro de situación es lo que indujo a Kirchner a proclamar aquello de que “para hacer política hace falta plata”.

 

Dicho de otra manera, el curro y los morlacos pasaron a ser los recursos con los que “hacer política” en reemplazo de la militancia, de las convicciones, de las ideas, de la acción colectiva y del compromiso con un Proyecto de emancipación y de realización.

 

En los 90 y enfáticamente desde el 2003, mis amigos y antiguos compañeros de militancia de décadas argumentaban ante mí:

 

-       “estamos en la era de la lucha por el contrato”

 

-       “ya a nadie le interesa debatir ni mucho menos construir política”,

 

 

-        “no estamos en los 40, o 50, o 60 o en los 70”

 

-       y la más dolorosa de todas, “ya a nadie le interesa la Patria ni el Pueblo, eso quedó atrás”.

 

Se decía eso mientras hacían campaña por el Frepaso en los 90 o, ya en este siglo, por el kirchnerismo, por el progresismo o por la izquierda.  

 

Las campañas electorales ya no se basaban en propuestas políticas genuinas ni mucho menos en un Proyecto.

 

Se adoptan temas de las maliciosas “agendas” políticas, según la letra compuesta por asesores inescrupulosos, por el periodismo cínico, por las empresas encuestadoras.

 

Esa letra es el anzuelo para los votantes, letra que oculta las verdaderas intenciones: ocupar cargos, valerse del Estado, concentrar poder para sí y para las “nuevas oligarquías”, así bautizadas en Europa.

Las PASO sirvieron a este electoralismo viciado, fomentando más la politiquería.

 

Ahora, en medio de tanta calamidad y pese a la lucha denodada del Pueblo, la totalidad de las dirigencias políticas, gremiales y sociales, desalientan, frenan o boicotean la movilización popular apostando a las futuras elecciones.

 

En esas elecciones, más allá de los resultados subrepticiamente fraudulentos, el Pueblo nuevamente será cancelado.

 

Dirigentes, candidatas y candidatos optan por la masa con el beneplácito de los poderosos y ningunean al Pueblo.

 

Pregunto: quienes integramos el Pueblo ¿podemos apoyar a quienes nos descartan?  

 

Dirigencias, candidatas, candidatos, empresas encuestadoras, medios, manipuladores de las redes virtuales y concentradores de poder y de riqueza locales y globales de todo signo coinciden en algo: atraer a la masa, la población “apolítica”, la “gente” con bajo compromiso social y político.

Atraer inclusive a los faranduleros, a los famosos y hasta a los lumpen quienes hoy ya son importante porcentaje del padrón.

 

Una vez más, ante el altar de las urnas se ofrendarán campañas sucias, chicanas, recíprocas denuncias de conjuras y conspiraciones, puestas en escena, grietas ficticias, peleas por gallináceas, operaciones de prensa, sobrepromesas y macaneos, disputas de egolatrías alimentadas por la ambición, la ignorancia y los fanatismos.

 

Una campaña en las que figuras repetidas y desgastadas abrumarán con sus chácharas. Nada nuevo ni innovador, nada edificante ni esperanzador bajo el sol ni bajo las estrellas.

 

Todo el arsenal de la politiquería está listo para alcanzar el vergonzante éxito electoral.

 

Por comida y por dignidad es el único clamor que busca hacerse oír desde el subsuelo de la patria consagrado por Scalabrini Ortiz.

Es un clamor que no se tapa con afiches calcados y redundantes.

 

 

Un exaltado periodista “estrella” de C5N proclama que se pone al frente de la Resistencia, desvirtuando un concepto sagrado para la humanidad y para nuestro pueblo.

 

Llama “resistencia” a una mera campaña electoral.

Cuánta impudicia al ultrajar la memoria de luchas libradas por los pueblos contra los conquistadores, invasores y tiranías de todas las épocas.

 

Así se rebaja más la Política y se corroen aún más a las instituciones, se ponen más obstáculos al Pueblo a la par de empeorar a niveles extremos las condiciones de vida de argentinas y argentinos.

 

Luego de los comicios dirán, mentirosamente, que el pueblo dio su veredicto, sintiéndose habilitadas y habilitados para materializar sus mezquinos fines.

 

Entonces, más destrucción de la Política y más deterioro de las instituciones.

 

Así se saldrán con la suya.

 

SALVO QUE, A TIEMPO, EL PUEBLO HAGA TRONAR EL ESCARMIENTO.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, febrero 12 de 2025

 

 


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