Rubén
Rojas Breu
MI
PRESIDENTE FAVORITO
“Mi
presidente favorito” sería la frase que Trump le dedicó a Milei en la breve
charla telefónica que tuvieron hace unas horas.
No
podemos asegurar que sea cierta tal frase, salvo que los servicios gracias a su
manía de pinchar teléfonos puedan certificarla.
Supongamos
que Milei dice, esta vez, la verdad y que, por lo tanto, Trump lo puso en tan
“excelso” lugar, excelso para el caudillo libertario, no según mi opinión desde
ya.
Tal
condecoración despierta indignación entre las argentinas y argentinos de
verdad, ya que un presidente debería ser el favorito de su Pueblo y de su
Nación y no de ningún mandatario del planeta.
El
Pueblo demuestra a diario en las calles y en todo medio a su alcance que
rechaza categóricamente los planes de depredación y avasallamiento del
libertario, así que nada de Milei como favorito en nuestro sufrido país.
Si
uno tiene en cuenta que Calígula tuvo como favorito a su caballo Incitatus tal
calificativo no da para entusiasmarse.
Los
monarcas, sobre todo orientales, tenían la concubina favorita que se
desempeñaba como mandamás del harén y hasta alcanzaba más poder que las reinas.
En
Occidente, Madame de Pompadour fue quizá la favorita más célebre como amante de
Luis XV.
Igualmente,
aunque creamos a Milei, dando por cierta la encomiástica frase, no podemos
creerle a Trump, ya que para éste su presidente favorito parece ser él mismo,
espejo mediante.
Volviendo,
el placer de Milei por ser considerado como favorito por Trump nos entrega
estas revelaciones:
1.
Es una prueba más de que el caudillo
libertario, pese a lo que pregona y declama, no es un “individuo libre”.
Es una persona muy
dependiente del vínculo con su madre y padre y de la protección de la hermana
en su mundo más primario e interno y de la aprobación de los poderosos en el
plano más social, tal como lo demuestra su acción de gobierno, sus reverencias
ante los que cortan el bacalao local y globalmente y, ahora, con su gozosa
celebración de la supuesta frase del electo presidente yanqui.
Demasiado dependiente de
otras y de otros como para considerarlo libre; más bien, su grito “viva la
libertad carajo”, tan fuera de lugar, suena a un desesperado pedido de que lo
liberen de la cadena.
2.
Que tanto él como la horda que lo aclama y la
masa que lo apoya tienen un deseo profundo, a medias inconsciente, de que nos
convirtamos en una estrella más del país gringo del Norte.
Demasiada penetración,
demasiado de Disney, de superhéroes, de series y películas bobas, de admiración
por la imaginaria omnipotencia de los yanquis, demasiada ignorancia acerca de
qué es el poder, demasiada adhesión a los valores del puritanismo
ultraconservador, demasiado gusto por la violencia, la supremacía blanca y el
machismo y tanta grosería y veleidad más, demasiado de todo lo que ofrece la
“superpotencia”.
El
favoritismo de Trump por Milei nos recuerda que, en el camino hacia su
emancipación y realización, en consonancia con las de la Nación misma, nuestro
Pueblo tiene que enfrentar denodadamente no sólo a nuestra oligarquía y alta
burguesía tan entreguista sino también al despotismo global, sobre todo,
precisamente, al yanqui.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, noviembre 13 de 2024
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