jueves, 4 de enero de 2024

EN ARGENTINA EL GOBIERNO DE MILEI ENTRE LA IMPLOSIÓN Y LA EXPLOSIÓN

 



 

Rubén Rojas Breu

 

EL GOBIERNO DE MILEI ENTRE LA IMPLOSIÓN Y LA EXPLOSIÓN

 

Desde que comenzó su campaña se hizo patente para quienes tenemos conocimiento y experiencia en política que un gobierno encabezado por Milei prontamente derraparía.

 

Mientras dirigencias, consultoras y medios miran únicamente lo que dan en llamar “índices de aprobación” o evaluaciones cuantitativas de imagen, se obvia que el ejercicio de un gobierno implica infinidad de variables.

Qué opina “la gente” es apenas una de tales variables y poco significativa en este caso.

Al limitarse a una o dos variables como la antedicha, se incurre en una insostenible simplificación.


Es poco significativa porque consideran únicamente la opinión de la “gente”, o sea, de la masa la cual es reacia a comprometerse y es políticamente inculta. 

El voto y el apoyo activo que la masa otorga a estos libertarios tiene dos causas destacables, dos causas que selecciono dentro de la policausalidad:

- Una, la decepción y la frustración por la acción de los sucesivos gobiernos por décadas, lo cual llevó a decadencia, atraso, pobreza y hambre al mismo tiempo que alejó a la Argentina de los lugares que debería ocupar en términos geopolíticos. 

  Lo que se da en llamar "kirchnerismo", más allá de algunas políticas compensadoras y de algún impulso transformador, fue la implementación de una concepción meramente reformista o "progresista". Muy lejos estuvo de representar y de conducir un Proyecto de emancipación y de realización francamente ambicioso, francamente potente. 


- Dos, una insistente prédica de los sectores más reaccionarios o retrógrados, antinacionales y antipopulares que, sobre todo, erosionó la autoestima colectiva. 

Erosionó la autoestima colectiva y el sentido de pertenencia nacional hasta niveles subacuáticos, hasta niveles por debajo del cero o de la nada misma. 

Esa erosión hizo sentir a gran parte de la población y, también, de sus representantes o referentes que la Argentina es un país inviable, desdeñable, que causa vergüenza o bochorno.

Concurrentemente, generó en muchas argentinas y argentinos no solamente un sentimiento de inferioridad, sino algo más punzante y penoso: la idea que la mayoría goza de privilegios o de beneficios inmerecidos junto con el sentimiento de que corresponde recibir el castigo. 

Los sectores dominantes inculcaron las creencias de que un derecho es un privilegio y de que ninguna argentina, ningún argentino han hecho méritos para aspirar a un mínimo bienestar. 

De tal manera, es como si el tejido social hubiese contraído una enfermedad autoinmune. 

Fundamentalmente, la masa tiende a ser antagónica del Pueblo; se puede sumar a éste cuando deviene vanguardia. Es decir, la masa, siempre seguidora acrítica de los que mandan, puede acompañar la transformación deseable cuando el Pueblo toma la batuta. 



Para evaluar un gobierno hay que tener en cuenta la viabilidad de su  programa o sus planes, la pericia política de sus integrantes, la aptitud para generar consensos y negociar, la disposición para operar respetando a rajatabla la Constitución y las leyes, el dominio de innumerables materias específicas que afectan a todos y cada uno de los sectores, la aptitud para convocar y para gestar alianzas, el conocimiento de las relaciones internacionales y de la geopolítica, la templanza y otras virtudes; corto acá para no abrumar.

Incluso, todo lo descrito vale para los gobiernos que resultan de revoluciones por la vía armada  o por la vía pacífica.  

 

En todos los ítems enunciados el gobierno libertario, empezando por su caudillo, está flojísimo de papeles por no decir que carece por completo de formación y de práctica.

 

Es un agravante de gran importancia el desconocimiento de la Historia que exhibe impúdicamente el gobierno absolutista teocrático de LLA, lo cual también influye en que pase por arriba, irresponsablemente, leyes y derechos cuyo alumbramiento llevó años, décadas y hasta siglos si se analiza bien.

El discurso de Milei en Davos reflejó palmariamente ese desconocimiento de la Historia; también exhibió una supina ignorancia acerca del actual momento que atraviesa todo el planeta. 

Es un discurso retrógrado, anacrónico y oscurantista que enmarca la acción de un gobierno absolutista teocrático. Pretender que le vaya bien a este gobierno es aspirar a una Argentina que agonice. 

El discurso dejó en claro que el gobierno libertario, encarnación de un totalitarismo desenfrenado, es el lacayo de las grandes corporaciones globales y locales así como el servidor de las grandes fortunas, de los magnates, de los patrones en escala mundial.

 

Contrariamente a todo lo que señalé como cualidades que deben caracterizar a un gobierno, el del caudillo libertario, en su brevísimo tiempo, es una esperpéntica y dramática muestra de improvisación, de autoritarismo desaforado, de expresiones groseras, de provocaciones, de faltas de respeto, de culto de la anomia, de atropellos, de búsqueda de apoyo en la horda.

 

Todas estas tachas, fallas o vicios de origen constituyen el vehículo de decisiones que llevan a las ruinas y entrega de la Argentina, así como al agravamiento a niveles colosales de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de las argentinas y argentinos, una mayoría cuantificable en un porcentaje del 90% o más, porcentaje que se podrá establecer con total precisión según cuánto más se involucione.

 

De tal manera, el gobierno va en camino del derrape, de su fracaso.

 

Está debatiéndose entre la IMPLOSIÓN y la EXPLOSIÓN.

 

Implosión porque se ha iniciado un proceso de estallido desde dentro: internismo en avance, renuncias a diario, enojos en miembros del gabinete porque se enteran a destiempo de decisiones que los comprometen, irritación o confusión entre sus legisladores propios y aliados, comportamientos erráticos y por la propia de funcionarios.


Explosión porque la sociedad demuestra crecientemente insatisfacción, bronca, oposición.

La insatisfacción crece a pasos agigantados, lo cual no es registrado por gran parte de las dirigencias políticas y sectoriales, ni por los medios en general ni por las empresas comercializadoras de encuestas y "focus groups".

Esa insatisfacción es visible si se toma en cuenta no solamente lo que "la gente dice" sino los comportamientos masivos: cae el consumo, aumenta la desocupación, se propaga la tristeza, se desvanece el de por sí famélico apoyo activo al gobierno.

Más temprano que tarde las dirigencias tendrán que responder decididamente a sus bases hambreadas y ya algo de eso está sucediendo, como por ejemplo la convocatoria de la CGT y CTAs al paro de este 24 de enero.

 

Es destructivo lo que el gobierno se propone con sus decretazos y proyectos de leyes y también lo es su infantilismo ideológico, su dogmatismo de manual y su descomunal impericia, todo lo cual nos hace sentir no solamente avasallados sino también parados sobre un sismo o sobre una ciénaga, en manos de una facción de irresponsables y aventureros que no tienen idea cómo llegar a puerto.

 

Que Milei hable de plazos tan largos como el de los 45 años es una manera de huida hacia adelante, de escapar de un presente que se le vuelve inmanejable con una promesa en el aire e incomprobable; está dándose cuenta de que su buque hace agua, sea porque su programa es impracticable, sea porque las resistencias de la sociedad y las de muchos de los propios se tornan incontrolables.  

 

Vengo insistiendo en que el Pueblo argentino está en la búsqueda de su conducción política.

 

Lo actuado por el gobierno libertario es exactamente lo opuesto a conducción política, un dato que revela elocuentemente que la derecha y la ultraderecha no son aptas para tal cometido, el de la conducción política en la cual el peronismo original, dirigido por Perón, hizo punta y dejó la impronta para mucho tiempo como se va comprobando.

 

Así que hay que prepararse para el momento en que la implosión y la explosión, en complicado maridaje, pongan a la Argentina en situación sumamente crítica.

 

Se abren, gruesamente, dos alternativas:

 

-      Una, la de más derecha, patrocinada por los concentradores de poder y de riqueza locales y globales, capaces de recurrir a lo que sea; no quiero hacer vaticinios desoladores, de ésos que aluden a más tiranía o dictadura.

 

-      Otra, la del Pueblo con su conducción política, para lo cual hay que trabajar ardua y ágilmente, con organización, con estrategia, con inteligencia, con creatividad, con propuestas y con movilización en todas las variantes.

En fin, con un Proyecto.

 

Nos apremia el terrible cuadro de situación por lo cual hay que encarar ya la segunda alternativa, la del Pueblo.


Concluyendo: al momento actual, en vísperas del paro y movilización convocadas por las dirigencias sindicales, el gobierno encabezado por Milei se encuentra entre la implosión impulsada por las desavenencias internas y la explosión que se genera con la movilización popular en respuesta a tanto malestar.

La muy masiva y atronadora movilización de este 24 de enero dará idea de la explosión en ciernes. 


Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, enero 4 de 2024 actualizado el 23 de enero

 

 


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