viernes, 12 de enero de 2024

EN ARGENTINA CONSTRUIR CONDUCCIÓN POLÍTICA YA IMPULSANDO DIEZ MEDIDAS A EXIGIR

 



 

Rubén Rojas Breu

 

EL IMPERATIVO DE CONDUCCIÓN POLÍTICA YA IMPULSANDO EL RECLAMO DE DIEZ MEDIDAS A IMPLEMENTAR DE INMEDIATO.

 

La conducción política es conducción política de la confluencia orgánica de nación, pueblo y trabajadores.

 

Se deduce que al definirla así estoy estableciendo que la conducción política, afirmada sobre un Proyecto, tiene por objetivos estratégicos la emancipación y la realización de las tres macro organizaciones mencionadas.

 

Así enmarcada la conducción política es la articulación de toma de iniciativa y síntesis.

Se cae de maduro qué entender por “toma de iniciativa”.

Por síntesis defino a la conjugación, siempre orgánica y organizadora, de los distintos actores y sectores que, dentro de su saludable y esperable heterogeneidad, comparten los objetivos estratégicos arriba enunciados.

 

No hay conducción política de las fuerzas reaccionarias cuyos fines son acabar con la soberanía, destruir al pueblo y esclavizar los trabajadores.

No hay tal conducción política de las fuerzas reaccionarias sencillamente porque sirven a los concentradores de poder locales y globales cuyo anhelo odioso es el de anexar, aunque sea de manera encubierta.

 

La Argentina con el gobierno libertario encabezado por Milei está en manos de las fuerzas reaccionarias justamente y, por lo tanto, con el riesgo de la entrega, el sometimiento, todas las injusticias y la pérdida de todos los derechos.

 

El gobierno libertario se comporta tan impiadosamente, de manera acelerada, que las argentinas y los argentinos se hunden en la desesperación por la penosa incertidumbre sobre su destino asociada a la certeza del hambre y de todo lo que implica en todas las áreas de la vida en sociedad el accionar de un gobierno absolutista teocrático.

 

En ese cuadro de situación la población en general y distintos sectores están expresándose de todas las maneras para oponerse enérgicamente a las políticas incalificables del gobierno de Milei y los suyos, un gobierno que absolutista como es, representa únicamente a una minúscula porción de privilegiados que hasta incluye a los mastines del presidente, en desmedro de las mayorías, desalojando a tales mayorías con niñas, niños y adolescentes como las primeras víctimas.

Toda una atrocidad.

 

Por ahora, a falta de conducción política, la población y los distintos sectores sólo puede resistir.

Resiste movilizándose con cacerolazos, paros, marchas, cortes de calles.

Resiste también publicando u opinando con creciente desesperación en medios y redes virtuales.

Resiste modificando abruptamente sus hábitos de uso y consumo, desde dejar de comprar lo indispensable hasta resignar sus vacaciones.

 

En esa resistencia, aunque no tengan conciencia de que resisten, está la mayoría de los votantes de Milei, votantes que sienten vergüenza y frustración por haber sufragado como lo hicieron.

Las empresas encuestadoras y los medios dominantes siguen tapando aviesamente la decepción generalizada y se empecinan en argumentar que este gobierno está allí por mandato popular.

 

De ese ficticio mandato popular al gobierno solamente le queda el núcleo de su horda, el cual ataca y ataca, provoca y provoca.

 

En ese marco, crece el clamor, el grito desesperado, la exigencia de viva voz por parte de distintos actores para que los referentes, ya impotentes o ineficaces, se hagan cargo.

 

No van a tener por ahí la respuesta que esperan.

 

La conducción política no se reduce a contar con un líder o con liderazgo.

Nadie busque en actuales figuras públicas a ese líder; se corre el riesgo de derrochar tiempo y de frustrarse una vez más buscando en las canteras de siempre ya agotadas.

 

Dirigentes que dicen ser de la causa nacional y popular o están borrados, escandalosamente, o prefieren jugar al institucionalismo con peroratas inconducentes en el Congreso, en debates estériles, o ante cámaras y micrófonos.

Son peroratas que no impactan en las fuerzas reaccionarias y que carecen de credibilidad para una población angustiada y sufriente.

Tampoco son eficaces las declamaciones de la izquierda, ni mucho menos de los que presumen de progresistas, de referentes sociales o de trabajadores.

 

La situación es grave, gravísima.

 

Nos están llevando a todas las pérdidas: a la pérdida de toda dignidad y a la pérdida de la patria.

Solamente y en soledad, el Pueblo está renaciendo y dando la pelea, resistiendo por ahora.

 

Para pasar a una nueva fase, una fase de efectiva transformación de raíz de este estado de cosas tan desalentador e injusto, se requiere, entonces, de la CONDUCCIÓN POLÍTICA.

 

De acuerdo a lo que ya expuse, hay que tomar la iniciativa sintetizando tantos reclamos de distintos actores y sectores.

Por lo tanto, hay que salir de la resistencia y de únicamente oponerse para impulsar la exigencia de medidas que empiecen por responder a la urgencia y pongan fin a tanta devastación.

 

Creo que éstas deben ser las medidas a exigir, dejando abierta toda posibilidad de mejorarlas o de sumar otras:

 

1.         Aumento YA, no menor del 100%, de salarios, jubilaciones y asignaciones en general.

 

2.         Plan de asistencia integral de la población más postergada, particularmente de niñas, niños y adolescentes.

 

 

3.         Control, freno y/o marcha atrás con las subas de precios, particularmente de alimentos y medicamentos.

 

 

4.         Suspensión o adecuación a los ingresos de la población de los aumentos de servicios esenciales, tales como los de salud y educación.

 

5.         Suspensión o adecuación a ingresos de la población de todo el país de las tarifas del transporte público, agua, gas de red y de garrafas, de electricidad y comunicación.

 

 

6.         Suspensión de lo dispuesto en alquileres y asegurar la ley hasta su reemplazo por las vías institucionales, o sea, el Congreso.

 

7.         Anulación lisa y llana de todo protocolo represivo y de las disposiciones limitativas del ejercicio democrático de la protesta social.

 

 

8.         Actualización del presupuesto nacional para asegurar el funcionamiento de instituciones de la salud y educativas.

 

 

9.         Mantener las empresas estatales en tal carácter, o sea como empresas del estado. Nada de privatizaciones.

 

10.     Tratamiento del pago de la deuda externa bajo la competencia del Congreso y de una comisión nacional representativa de todo el espectro social.

Basta de que sea sólo competencia del Ejecutivo o del ministro de Economía.

 

Reitero que del actual horizonte dirigencial no va surgir esa conducción política. Ni siquiera se les ocurre tomar la iniciativa y pasar a una acción contundente proponiendo medidas o un plan de rescate y de reparación de una sociedad exhausta.

 

Como vengo insistiendo, a la conducción política hay que construirla. Estoy dando una punta con lo que desarrollé acá y con las diez medidas.

Ojalá tenga alguna repercusión.

Ojalá, pensando en las argentinas y en los argentinos.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, enero 12 de 2024

 

 

 


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