jueves, 15 de octubre de 2020

CRÍTICA DEL ENFOQUE DE LA POLÍTICA SEGÚN LA SERIE DANESA "BORGEN"

 

Rubén Rojas Breu

 

CRÍTICA DEL ENFOQUE DE LA POLÍTICA SEGÚN LA SERIE DANESA “BORGEN”

 

De qué trata este artículo

De dos enfoques básicos acerca de qué entender por Política.

Un enfoque es justamente el que nos propone esta serie danesa, lo cual va a ser motivo principal de este texto. Es un enfoque homeostático – finalmente, gatopardista -, un enfoque en el cual las componendas, una reducción del campo político y una constreñida, además de enmascaradora, gama de actores, sectores y factores ocupan toda la escena.

El otro enfoque es el que propicia este autor, un enfoque con el cual se comprometió a lo largo de casi toda su vida como militante, como dirigente y como generador de pensamiento político, de doctrina. Será traído a colación con el fin de contrastar y dejar en claro cuándo la Política se eleva para constituirse en herramienta de la realización de los pueblos y de las naciones, realización que significa la superación de todo despotismo, incluyendo la concentración de poder vernácula, así como acabar con los colonialismos, neocolonialismos e imperialismos.

Esto último corresponde en la medida que la serie Borgen es engañosa, es casi una trampa para incautas e incautos, sobre todo para quienes conciben el mundo sobre la base del eurocentrismo y, en el último siglo, también según el “modelo” de supuesta democracia y libertad de los EEUU de Washington.

Borgen contribuye, y todo indica que ése es su propósito, su “metarrelato” al decir de uno de los personajes de la serie”, a generar la ilusión de que los países nórdicos, muy particularmente Dinamarca, conforman el Edén en el cual todo brilla, todo es estético y ético, todo es democrático, “progresista” y benignamente liberal, todo es moderado, amigable, “civilizado”, diáfano y refinado.

 

Una sucinta contextualización

Dinamarca, “tierra, marca o comarca de daneses”, tiene una extensísima historia, una historia de milenios.

Lo que viene a cuento destacar, a los efectos de analizar la serie Borgen, es que fue tierra de vikingos, para los cuales la igualdad de género se daba hasta en la guerra (“las doncellas guerreras”), que tiene una de las monarquías más antiguas de Europa con más de un milenio de antigüedad y que desde mediados del siglo XIV adhirió al luteranismo, asociado a la austeridad y el principio de la fe por encima de las buenas acciones (la fe es lo que acerca a la divinidad, lo que es apreciado a la vista de Dios) junto con una tendencia a la disciplina, al rigor.

Dinamarca es un país colonialista, ya que ocupa Groenlandia y las islas Feroe y también coopera activamente con los países imperialistas, no sólo en su condición de integrante de la Unión Europea sino también de la OTAN. Particularmente, es uno de los países ocupantes de Afganistán.

Su régimen político institucional es una monarquía parlamentaria, de ahí que su denominación es la de Reino de Dinamarca.

Se conoce como Borgen, uso coloquial, el edificio en donde funcionan los tres poderes formales del estado, incluye la sede del Primer Ministro y también, es asiento de algunas áreas de la propia monarquía.

Por otra parte, se caracteriza por una política impositiva que tiende a asegurar la igualdad y redistribución justa. La elevada carga impositiva recae sobre las grandes fortunas y las grandes empresas.

Dispone de educación pública y salud pública de alta calidad y accesible, asegurando que todos los daneses gocen de tales prestaciones básicas sin costos. La educación pública cubre todos niveles, desde el jardín de infantes hasta la universidad. Incluso los daneses exhiben estas valorables bondades de su sistema oponiéndolas al modelo yanqui.

Su Estado es fuerte y consolidado.

Es decir, Dinamarca contradice abiertamente al despotismo liberal, a quienes sacralizan al “individuo” por encima de la sociedad, a quienes abogan por la supremacía absoluta de las libertades económicas y del capital privado.

Todo indica que, desde sus comienzos, incluso desde la época de los vikingos y, por supuesto desde la conformación hace más de un milenio de Dinamarca como tal, sus objetivos estratégicos invariables son:

  • Nación potencia con proyección internacional
  • Bienestar para los daneses “puros” asegurando derechos y libertades.

Como se puede deducir, lo que caracteriza a Dinamarca no tiene ningún punto de contacto con lo que se está llamando acá, mal, meritocracia.

Al mismo tiempo hay que destacar que todo lo antedicho rige por completo para los daneses de pura cepa, para la danesa y el danés.

En cambio, como puede verse también en la serie Borgen las cosas son distintas para los extranjeros en general y particularmente para los provenientes de países pobres o los que buscan refugio escapando de las guerras.

Finalmente, señalemos que Dinamarca tiene una reducida extensión de algo más de 40.000 km2 y una población de seis millones de habitantes.

 

Conceptos de teoría política a tener en cuenta formulados y desarrollados por este autor.

Dado que en la serie son continuamente tomadas en cuenta nociones que hacen a la Política, es oportuno para una mejor comprensión del análisis subsiguiente incluir acá conceptualizaciones de mi autoría sobre esta cuestión, así como sobre mi creación más difundida, el Método Vincular.

Lo que se da en llamar Ciencias Políticas, Politología o lo que difunden los “politólogos” abunda en falta de precisión, en carencia de conceptualización epistemológicamente fundamentada justamente de la Política y de lo que ésta se ocupa.

Por lo tanto, basándome en mis investigaciones sobre la Política, formulé conceptos que vale poner en juego en la medida que se aplican al análisis crítico de la serie Borgen, tanto más cuanto ésta abunda en referencias a nociones básicas según criterios convencionales, tradicionales y anacrónicos, no científicos.

Concretamente, me refiero a nociones que con mi contribución devienen conceptos científicos.

Reiterando, so pena de tornarme fatigoso, aclaro que son de mi autoría las conceptualizaciones que sobre los siguientes puntos traeré a colación:

  • Política
  • Poder
  • Pueblo, diferenciable y antitético respecto de “masa” y “gente”
  • Opinión pública
  • Electorado

Política es la disciplina científica y la práctica que tienen por objeto interpretar las relaciones de poder y operar sobre las mismas.

A su vez, puesto que poder es el concepto clave de la política, seguidamente expongo la definición de mi autoría sobre dicho concepto.

Poder es la capacidad para pasar de una situación dada A a una situación ideal o aspirada B en el seno de la interrelación entre distintos actores y sectores que demandan, procuran y/o ejercen dicha capacidad y el complejo contexto en el que tal interrelación se da.

 

Tal capacidad se da siempre como una relación entre tres términos:

 

  • El que confiere el poder
  • El que asume el poder
  • El contexto en el cual ambos términos interactúan

 

Pueblo es la población políticamente culturalizada y organizada, que se articula intrínsecamente al mismo tiempo con la nación y con los trabajadores. En tanto fuerza potencialmente revolucionaria, se diferencia de la masa y se define en franca oposición con el despotismo, cuyas variantes, concurrentes, son los concentradores de poder y riqueza locales, el imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo.

 

Al tratarlo así no hago más que aplicar un enfoque sistémico-relacional o, para quienes prefieran, aplico una aproximación “estructuralista”, en tanto y en cuanto pongo en juego en simultáneo las operaciones de articulación, de diferenciación y de oposición:

 

  • El pueblo se articula con la nación y con los trabajadores como fuerza potencialmente revolucionaria
  • El pueblo se diferencia de la masa (o de la gente) al punto de la antítesis
  • El pueblo se encuentra en oposición fundante con el despotismo en todas sus variantes

 

Defino a la opinión pública como el conjunto conformado por la gente o la masa, los medios de comunicación masivos, las redes virtuales y las encuestas de difusión pública.

Defino electorado como el complejo constituido por el conjunto de los electores más el conjunto de los elegibles o elegidos y el vínculo entre ambos conjuntos.

Por lo tanto, el electorado no es únicamente el conjunto de votantes, que es lo que habitualmente se piensa y es, también, la noción en la que se basa la serie danesa.

En Concepto de pueblos y otros de teoría política, texto publicado en este mismo blog, la lectora y el lector pueden encontrar desarrollado con mayor profundidad los conceptos expuestos.

Por otra parte, de acuerdo a mi creación, el Método Vincular, dos ejes representan la interacción social en todos los campos, también en política: el de la intersujetividad y el de los signos.

Particularmente, para la comprensión del análisis que estoy haciendo sobre Borgen, habría que centrarse en la intersección entre Primarización y dimensión Significante, principalmente en el Posicionamiento Vincular Dominancial.

La serie Borgen tiende a ubicar a los factores de poder, su monarquía y gobernantes y otros actores que ocupan el lugar de referentes en tal Posicionamiento.

Al respecto puede profundizarse en mi libro Método Vincular. El valor de la estrategia (Eds. Cooperativas de Bs. As., 2002) y en diversos artículos de publicaciones especializadas, así como los accesibles en rubenrojasbreu.blogspot.com.

Defino a la conducción política como la articulación de toma de iniciativa y síntesis con el fin de plasmar el Proyecto, en el cual los Objetivos Estratégicos son el pivote por excelencia.

Los Objetivos Estratégicos, según el Método Vincular, se definen en el marco de la Matriz de Posicionamientos Vinculares.

La conducción política se hace cargo en simultáneo de la parte que dirige y la comprensión del todo.

La conducción política a la vez que toma partido, se ubica por encima de todos los actores involucrados para tener la mayor claridad y la mayor posibilidad de objetivación sobre la totalidad del campo que es de interés de la organización política a su cargo.

La estrategia es un instrumento de la Conducción Política.

La Estrategia según el Método Vincular es el trazado que una conducción se propone para el logro de los Objetivos Estratégicos.

Ateniéndonos a esta definición, hacemos las siguientes observaciones:

La Estrategia supone una dirección o conducción, la fijación de objetivos y la articulación entre tal rol y tal tarea. Dicho por la negativa, no hablamos de estrategia si se carece de conducción y de objetivos a alcanzar.

 

Al adoptar la palabra "trazado" estamos estableciendo una diferencia de fondo con planificación, con programación o con conjunto de reglas y procedimientos o con cualquier tipo de estructuración rígida de conductas destinadas a la obtención de resultados.

Al fijar como finalidad de la estrategia “el logro de objetivos”, en los términos del MV, la estrategia jamás se define en función del enemigo, sino ante todo en función de lo que se propone acorde con su proyecto.

El enemigo emerge a partir de la definición de objetivos y no al revés.

La estrategia implica la integración del rumbo, la dirección, el conocimiento y la creatividad.

Sólo sobre estas bases se pueden pensar y aplicar la programación, la planificación, las reglas y los protocolos. La estrategia se pone en juego en cada acción, en cada decisión, en cada instante.

No corresponde asociar excluyentemente la estrategia con el largo plazo: la estrategia se practica en el corto, en el mediano y en el largo plazo.

 

Consideraciones sobre “Borgen” como serie

La serie consta de tres temporadas de diez episodios cada una y, actualmente accesible, una cuarta parte llamada Reino, poder y gloria.  Obviamente, el análisis que desarrollaré se basa en los treinta capítulos iniciales y, complementariamente, en la temporada recién estrenada..

Tal como es propio de muchas series, la totalidad de los capítulos de las primeras temporadas se inscriben simultáneamente en un desarrollo continuado y, al mismo tiempo, en la modalidad de episodios unitarios. En la nueva temporada o serie Borgen el desarrollo es continuado: una misma problemática central atraviesa a Reino, poder y gloria del principio al fin: ¿qué hacer con el yacimiento de petróleo hallado en el mar groenlandés?.

Tal hallazgo tiene implicancias domésticas, interiores a Dinamarca y, al mismo tiempo geopolíticas por la involucración o intervención de tres potencias imperialistas: los EEUU de Washington, la Federación Rusa y la República Popular China. Las apetencias de las tres juega un rol decisivo pero la serie deja en claro, más allá de cuáles puedan ser las intenciones de sus autores, que los EEUU de Washington se muestra -lo cual se da siempre en todo conflicto internacional- como la más prepotente, llegando a traicionar acuerdos celebrados entre tal potencia y el gobierno de Dinamarca.

Dicho de otra manera, están concatenados a la vez que en cada episodio en las tres temporadas iniciales se plantea una problemática particular que se resuelve dentro del mismo.

Lo concatenado trata sobre el curso de la vida del personaje protagónico, Birgitte Nyborg, y de los coprotagónicos, sus interacciones, tanto entre sí, sus entornos familiares y microsociales como los intercambios macrosociales variados (agrupaciones políticas, medios, otros gobiernos, etc.).Si bien todo esto también se da en la serie recién estrenada, queda relativamente relegado respecto de la problemática central (= el yacimiento groenlandés de petróleo).

La dirección, producción y actuaciones de la serie Borgen son encomiables, a tono con la tradición excelsa del cine y la televisión danesas. Vale tener en cuenta que Dinamarca es prolífica en la creación de arte de alto nivel y, en cine, se destaca sobradamente, siendo el país que funda el movimiento Dogma 95 cuyo primer filme es la magnífica La celebración, dirigida por Thomas Vinterberg quien, junto con Lars Von Trier, es uno de los fundadores de dicho movimiento. Ese destacado nivel en cine se apareja con sus logros en televisión, incluyendo la serie Algo en que creer cuyo creador, Adam Price, es también el de Borgen; además, uno de los sobresalientes actores de esta serie, Lars Mikkelsen, interpreta el rol protagónico de la serie Algo en que creer.

Quizá alguien se tiente en establecer semejanzas o en intentar comparaciones con la series de los EEUU de Washington House of cards o Scandal; irá por mal camino, ya que éstas no pasan de ser las típicas producciones mediocres, en todos los sentidos, propias de la “gran potencia del Norte”.

Borgen es una serie política que describe las vicisitudes como líder de su personaje protagónico, Birgitte Nyborg así como las de distintas agrupaciones, sectores y, en particular, medios de comunicación líderes y dramáticas familiares y microsociales variadas.

Es decir, resumidamente Borgen es una producción destacable por su libro, su dirección, su producción, su estética, sus escenarios y, muy particularmente, por las interpretaciones excelentes que actrices y actores hacen de sus personajes.

De tal manera, no es, en este caso y en este artículo, la serie como tal la que pondré bajo cuestión, sino la concepción política que refleja y promueve.

 

Crítica del enfoque sobre la Política según la serie “Borgen”

Utilizo la expresión “crítica” como análisis que pone en cuestión un objeto al cual estudiar o investigar, con el fin de comprenderlo. Por lo tanto, no uso el vocablo “crítica” con la carga de negatividad que habitualmente se asocia.

Comienzo refiriéndome a lo que es digno de considerar y hasta encomiable acerca de cómo se ejercen la política y el periodismo, así como el tipo de interacciones en lo microsocial y lo macrosocial, según el relato de la serie Borgen.

Un primer atributo a destacar es la austeridad, dentro de un marco de abundancia y riqueza. Quienes ejercen la política y también se desempeñan en otros ámbitos se caracterizan por la sobriedad, cierto ascetismo y la tendencia a la moderación.

Por ejemplo, la protagonista, primera ministra, así como las y los políticas y políticos en general se hacen cargo de su casa, de las tareas domésticas, lo cual contrasta con lo que es costumbre en nuestro país en el cual hasta el último concejal cuenta con servidumbre al estilo del patrón feudal. Tal comportamiento de gobernantes y funcionarios daneses, además de virtuoso, implica un contacto estrecho con su país real.

No se observa el despilfarro, tan notorio en nuestras castas, así como en las de otros países latinoamericanos y, cuándo no, en los EEUU de Washington, donde además se hace desmesurada gala de la fastuosidad y la monumentalidad.

Fuera de algunas excepciones que aportan a la tensión dramática, las interacciones se dan dentro de la mesura, aunque al mismo tiempo se sostienen posiciones firmes que exigen negociaciones habitualmente dificultosas. Pero se evita la personalización, así como las acusaciones infundadas. Éstas pueden darse en los medios, particularmente los amarillistas, pero no en el grado y con el abuso de la difamación o la mentira como se está tornando costumbre en nuestro país y en otros del continente y hasta del planeta.

También en la serie se puede observar la disposición a encarar los más diversos temas y problemáticas en las cuales se mezclan prejuicios anacrónicos con posiciones genuinamente liberales o actitudes que procuran encontrar ya sea salidas superadoras, ya sea síntesis que contengan, articuladamente, el mayor número de concepciones diferentes.

Problemáticas abordadas son, entre muchas, el rol de la política, el papel e influencia de los medios, la intromisión en la privacidad, los impuestos, la preservación del ambiente, el control de los procesos industriales, la intervención militar en Afganistán, la relación con Groenlandia (colonia danesa) y el derecho a la autonomía de la misma, la prostitución, la depresión adolescente y cómo abordarla, la ancianidad (poco tenida en cuenta y con cierto desliz hacia la desvalorización), la inmigración, la integración de los extranjeros y, especialmente, los refugiados, la búsqueda denodada de la paz en un territorio africano, las relaciones ambivalentes con los EEUU de Washington (ambivalencia propia de los países europeos, que oscilan entre las transacciones con la prepotencia yanqui y el desprecio a la “superpotencia”, sus gobernantes, factores de poder, la CIA, etc.).

Desde ya, teniendo en cuenta tanto la calidad de la producción y de las actuaciones como el despliegue de problemáticas abordadas, todo con un ritmo ágil y tensión dramática continua, hace que la serie pueda considerarse, más que justificadamente, interesante, apreciable, recomendable. 

 

Lo que paso ahora a discutir es su concepción de la política, concepción que no comparto y que, más aún, repruebo y que tampoco es compatible con lo deseable para nuestro país y países latinoamericanos y postergados del planeta.

La concepción de la política en Borgen es homeostática, es de tendencia a conservar un equilibrio sostenido a lo largo de siglos. No estoy diciendo que se trate de una nación políticamente estancada, sino que se vale de la política para aggiornar, actualizar, mantener vigentes, en continua modernización, un sistema ya milenario.

Por empezar, sus Objetivos Estratégicos son los que ha mantenido a lo largo de su historia:

  • Nación potencia con proyección internacional, incluso a través del colonialismo y el intervencionismo político y militar,
  • Bienestar asegurado y que atiende a todas las áreas de la vida humana para danesas y daneses de pura cepa.

Ambos Objetivos Estratégicos están intrínsecamente articulados, lo cual es observable nítidamente a lo largo de la serie.

Tales Objetivos Estratégicos corresponden al Posicionamiento Vincular Dominancial, el cual se define por el polo Mandato en la intersección de Primarización y Dimensión Significante. Ocupa ese Posicionamiento Vincular hoy en un lugar periférico, pero claramente sintónico con las grandes potencias europeas y asiáticas y, por supuesto, con los EEUU de Washington. Podríamos asemejar ese modo de ocupar Dinamarca tal Posicionamiento con Canadá y Australia.

Sobre ambos Objetivos Estratégicos hay que señalar, que como es lógico, son la principal plataforma de los conflictos de más alcance.

El objetivo estratégico de nación potencia que tiene sus propias aspiraciones en el orden internacional afronta antagonismos con países y corporaciones dominantes incluso locales. Ejemplos son: el enfrentamiento larvado con los EEUU de Washington por el uso que la CIA hace de Groenlandia y con China por la guerra en un país africano cuya relevancia radica en que es proveedor de petróleo.Esto se acentúa o explicita con mayor nitidez en la temporada recién estrenada.

El objetivo estratégico puesto en asegurar el pleno bienestar a los naturales del país, los “puros”, las danesas y daneses, colisiona con la inmigración y, fuertemente, con los refugiados de países oprimidos y pobres.

Si bien al tema le conceden la mayor importancia, al punto de que la integración alcanza rango ministerial (Ministerio de Integración), todo indica que se trata de una integración “a la danesa”. Más que integración como tal, lo cual implica reconocer al distinto en sus diferencias y aceptarlas, la política dinamarquesa opta por la adaptación: lograr que el foráneo se asimile a la cultura danesa. Tan es así, que una inmigrante feliz por vivir en Dinamarca, “sorprendentemente” se opone al ingreso libre de inmigrantes alegando que gran parte de los mismos no adoptarían la cultura y los valores de Dinamarca, que seguirían aferrados a su cultura y valores de origen, no se transformarían en daneses.

Así que en la dorada Dinamarca el inmigrante es, prima facie, disfuncional.

También lo es la prostitución, la cual motiva un debate de gran resonancia dando lugar a uno de los mejores episodios.

Al imperativo disciplinante se suma que políticas y políticos mantengan rigurosamente dentro de los marcos de su vida privada comportamientos que la moral luterana sanciona: así, el ministro homosexual que encubre su orientación, mostrándose públicamente como respetable miembro de su familia, es públicamente atacado (inicialmente por un medio amarillista) y finalmente opta por suicidarse.

También la protagonista es juzgada severamente, poniéndose al descubierto la alteración psíquica de la hija y la inconsistencia de que la misma es tratada en una institución privada cuando ella aboga fervientemente por el sistema de salud pública.

Como algo que parece ultramontano, abiertamente anacrónico, un candidato del flamante partido de la protagonista (tercera temporada) debe finalmente renunciar por su pasado como militante o simpatizante comunista y es tratado como si hubiera sido espía soviético, pese a que no sólo no hay prueba de ello, sino que por el contrario todas las evidencias indican que sólo fue, asumido por él, un adherente del PC danés.

Salta a la vista, debe concluirse necesariamente, que dirigencias, gobernantes y medios daneses cultivan el deplorable macartismo nacido y desarrollado en los 50 en los EEUU de Washington, en donde se impuso un particular estado de terror incluyendo el asesinato por medio de la silla eléctrica del matrimonio Rosenberg.

Así que tal como Shakespeare pusiera en labios de Hamlet, “algo huele a podrido en Dinamarca”.

Toda la serie consiste en afrontar y resolver con “finales felices” obstáculos y problemáticas que son superados sobre todo por el liderazgo firme con carisma incluido de la protagonista, que por cierto conjuga habilidad, astucia, ingenio y cultura política. 

En la temporada ahora estrenada y en auge. también se da el "final feliz": luego de un itinerario zigzagueante, la protagonista, a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores decide conformar a los actores, sectores y factores de poder domésticos, tanto de Dinamarca propiamente dicha como de Groenlandia y, además, se prepara para iniciar una nueva etapa en su vida de política o, quizá, para recluirse en su hogar, lo cual es dudoso. 

El liderazgo firme de la protagonista en numerosos y extensos tramos deriva en verticalismo, en forzar con mayor o menor sutileza al acatamiento de sus decisiones, lo cual no es propio de la conducción política como la he definido. Pero también reitero que hay que tener en cuenta que la serie deja en claro que la conducción política está en otro lugar, en un lugar afirmado en la historia y en la tradición más que en una organización política y quienes la impulsan.

Tal liderazgo de la protagonista (y también de algunos de sus competidores) es exitoso en la medida que se dan dos determinaciones:

  • Una, tanto las fuerzas o agrupaciones políticas y sus líderes, así como los seguidores de la protagonista, participan de reglas de juego previsibles y tienen predisposición a negociar,
  • Dos, los Objetivos Estratégicos ya están fijados, como señalé antes, desde la antigüedad.

De acuerdo a esto último, la conducción política no está exclusivamente en manos de la protagonista ni de su fuerza política, el Partido Moderado en las primeras temporadas y Nuevos Demócratas en la segunda, sino que está interiorizada, naturalizada, en las élites gobernantes, en los factores de poder vernáculos y, desde luego, en la monarquía.

Por lo tanto, la protagonista y quienes la acompañan son gestores, administradores “profesionalizados” de un sistema que, acomodándose al paso del tiempo, tiene el carácter de perenne.

Por eso, entre el comienzo y el final de la serie no hay una transformación de fondo, sino un proceso de actualización, de aggiornamiento de lo preexistente para garantizar su eternidad.

Dicho de otro modo, en lo sustancial, la Dinamarca con la que nos encontramos en el primer episodio es la misma en la que desemboca el último, incluyendo Reino, poder y gloria. Apertura y desenlace coinciden, aunque al mismo tiempo, en el desarrollo hubo modificaciones, pero modificaciones destinadas a mantener una Dinamarca que cambia para ser igual a sí misma.

Por lo tanto, en la serie Borgen las relaciones de poder tienden a ser enmascaradas para ofrecer una versión frecuentemente ingenua, por momentos al estilo de telenovela rosada.

Además, se centra casi excluyentemente en el término que asume el poder, relegando o desconociendo en toda su importancia al término que lo confiere, así como el contexto en el que ambos términos interactúan. Tampoco la serie pone en escena la totalidad de actores y sectores que participan de la construcción y ejercicio del poder entendido de acuerdo a la definición del mismo que desarrollé en un capítulo previo.

Aquí se plantea seguramente una cuestión espinosa y controversial, cuestión que la serie Borgen escamotea. Esta aseveración se debe a que la serie no sólo no cuestiona el rol de Dinamarca como pequeña potencia colonialista y seguidora de grandes potencias imperialistas (participa de la OTAN) sino que tampoco alude casi a los trabajadores (mucho menos a nada que se parezca a vocación revolucionaria) y superpone o hace equivaler a pueblo con masa o gente.

O no existe en Dinamarca o está ausente en la serie el movimiento obrero; los sindicatos están borrados, salvo alguna alusión eventual. Sin embargo, si bien Dinamarca está muy por debajo de tener una tradición de luchas y movimiento obrero como la de nuestro país o la de otros países europeos – Francia, Gran Bretaña, España, Italia, Rusia, etc.- cuenta con un historial de organización sindical y de batallas proletarias.

La serie no deja en claro qué entender por “pueblo”, vocablo sobre el cual tampoco hay mayores referencias en Borgen. Al mismo tiempo, de hecho, superpone o trata como sinónimos lo que me ocupo de diferenciar: “pueblo”, “masa”, “gente”, “opinión pública”, “electorado”, etc.

La serie, al respecto, no hace más que reflejar lo que es moneda corriente entre dirigentes políticos de todo el planeta, intelectuales, politólogos, sociólogos, periodistas y poblaciones en general: todos esos vocablos, que deberían ser tratados como distinguibles, son encarados como vulgares y simples sinónimos.

En pocas palabras, el pueblo no aparece en la serie: no hay población activa organizada, no hay movilizaciones (salvo alguna que otra muy puntual) y no hay planteos de conflictos consistentes con tal categoría política como la conceptualicé.

Cuando la protagonista arma un nuevo partido, Nuevos Demócratas, a su sede improvisada concurren numerosas personas, incluso por momentos parecen multitudes. Rápidamente se diluyen cuando surgen fuertes controversias o directivas de la líder, Birgitte, que colisionan con muchas y muchos de tales participantes iniciales.

En Borgen la opinión pública, como ya anticipé, es equivalente a electorado o gente y las encuestas son uno de sus componentes protagónicos, al extremo de incurrir en uno de los vicios de la época, el encuestismo.

Es notable cómo las decisiones se van tomando, día a día, sobre la base de las encuestas de opinión, otro de los comportamientos propios de dirigencias y factores de poder en todo el mundo y, por supuesto, hasta niveles insalubres, en nuestro país.

Los líderes, los medios, las componendas, negociaciones y transacciones, las decisiones, se basan en la consideración de que electorado es únicamente conjunto de votantes, una auténtica lectura primitiva, elemental, simplota; por supuesto, la misma lectura que se hace en todo el mundo, incluyendo desde ya a nuestro país.

De tal manera, la agenda y el tacticismo son modalidades predominantes de la acción política.

Como ya comenté, no es que no haya Proyecto con sus Objetivos Estratégicos, conducción y estrategia políticas, sino que están tácitamente naturalizados, integran inherentemente a la actividad política de Dinamarca. En consecuencia, las organizaciones políticas y sus líderes sólo tienen que abocarse a gestionar, a afrontar temas que están previstos en una agenda o que surgen en la marcha y a ocuparse de tácticas.

Todo lo antedicho redunda en que la política es palaciega, centralmente palaciega. Casi lo único externo son los medios dominantes de comunicación masiva, principalmente dos: el de la televisión pública, profesional y riguroso, y el disruptivo, amarillista, aparentemente disfuncional, pero que a la postre se detecta que cumple su rol, sobre todo depurador y revulsivo, en ese inmenso reloj suizo que parece ser la sociedad dinamarquesa.

Entonces, en una primera conclusión, Borgen enfoca la política sobre la base de nociones elementales, no elaboradas, no conceptualizadas científicamente y propias del pensamiento convencional y vulgarizado.

En una segunda conclusión, Borgen representa una concepción palaciega de la política y en sintonía con la articulación medios de comunicación masiva + encuestas + electoralismo.

Una tercera conclusión es que la serie refleja en el nivel más elocuente lo que se da en llamar “la corrección política”, corrección que sólo es viable

  • con la exclusión del pueblo, tal como definí esta categoría
  • con su práctica de índole homeostática, práctica imprescindible para mantener vigentes sus Objetivos Estratégicos de siglos, determinados por la tradición y la historia,
  • con la neutralización de lo disfuncional, particularmente el “tercero desconocido” del que se recela, inmigrantes y refugiados,
  • con mantener colonias y desplegar una política de cooperación con las grandes potencias imperialistas.

Sin duda, éste es el modelo de ejercicio de la política que atrae o ilusiona a élites, factores de poder, medios dominantes, dirigencias políticas y sectoriales, intelectuales y gobernantes de nuestro país.

Les atrae e ilusiona ese modelo de ejercicio de la política al mismo tiempo que abjuran de o rechazan abiertamente el sistema danés en cuanto Estado fuerte, distribución de la riqueza, alta carga impositiva para los pudientes, soberanía, educación y salud pública de calidad y gratuita, “estado de bienestar”.

O sea que nuestros concentradores de poder y de riqueza y sus predicadores quieren la parte que les viene fantástico y repudian la que no les regala beneficios y privilegios.

 

La otra concepción política

Para referirme a la otra concepción política y de la Política, la concepción que este autor asumió a lo largo de su vida y sigue asumiendo en plenitud, reproduzco lo enunciado al principio de este texto:

“El otro enfoque es el que propicia este autor, un enfoque con el cual se comprometió a lo largo de casi toda su vida como militante, como dirigente y como generador de pensamiento político, de doctrina. Será traído a colación con el fin de contrastar y dejar en claro cuándo la Política se eleva para constituirse en herramienta de la realización de los pueblos y de las naciones, realización que significa la superación de todo despotismo, incluyendo la concentración de poder vernácula, así como acabar con los colonialismos, neocolonialismos e imperialismos.”

Para la “corrección política” así como para nuestras castas y élites, lo antedicho, lo que se opone al sistema “sanitizado” de la acción política danesa, es el vituperado “populismo”. Error.

No voy a discutir aquí en torno al populismo, pero sí señalo que el peronismo fundacional, el peronismo que fuera creado y conducido por Perón y quienes lo acompañaron, particularmente a partir del 45, no tiene nada que ver con lo que se entiende por “populismo”. Por empezar el llamado “populismo” suscribe una noción de pueblo que es sinonimia de masa o gente y, que, por lo tanto, no tiene un átomo de semejanza con mi concepto de pueblo.

Ese “populismo” que no es más que “masismo” y que incurre en el equívoco de Canetti de asemejar masa a multitud es la contracara del higiénico régimen danés promovido por la serie Borgen. Ésta es la cara y aquél la ceca de la misma moneda.

La concepción de la Política que asumo e impulso se enraíza en las mejores tradiciones argentinas, desde 1806 (rechazo de las invasiones inglesas), 1810, 1815 (Congreso de los pueblos libres), 1816, toda la guerra por nuestra independencia.

También en las luchas de trabajadoras y trabajadores encabezadas e impulsadas por el anarquismo, el socialismo y el radicalismo originales, por la izquierda en todo su espectro, por el peronismo, por las luchas de la Resistencia desde el 55 y los grandes movimientos en los que confluyeron de una manera o de otra, el movimiento nacional y popular por excelencia con la izquierda, con sus picos en el Rosariazo y el Cordobazo así como también en tantas luchas que desde entonces, incluso soportando la dictadura genocida, nuestro pueblo -como tal- encaró.

Esa concepción de la Política, abreviadamente, articula:

  • Proyecto de liberación y realización de nación integrada con América Latina, pueblo y trabajadores
  • Objetivos estratégicos acordes con lo antedicho y considerando los conflictos básicos determinantes,
  • Conducción, organización, cultura y estrategia políticas
  • Movilización popular.

 

Por cierto, es un enfoque de la Política que se planta en una vereda muy distinta de la que transita la serie danesa Borgen.

 

Rubén Rojas Breu

Octubre 15 de 2020, a dos días de cumplirse los 75 años de la jornada del 17 y actualizado 29 de junio de 2022, a dos días de un nuevo aniversario del fallecimiento del conductor político de la Argentina desde mediados del siglo XX hasta hoy, Juan D. Perón.

 

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