2024:
EN
LA ARGENTINA, EL AÑO DE UN CONTRASTE ENTRE LO RESONANTE Y LO DESOÍDO
Sobre
el año que se acaba, destaco este contraste:
-
La resistencia del Pueblo ante el avasallamiento
y la represión del gobierno libertario.
Es
lo resonante.
-
La inacción, la connivencia y/o la ineficacia
de todas las dirigencias políticas, gremiales y sociales.
Son
los que desoyen.
Para
hacer un balance del 2024 no voy a caer en la trampa de poner el foco en el
plan y la gestión del gobierno despótico y su caudillo.
Ya
bastante tinta infértil se lee y demasiadas voces estridentes se escuchan.
No
voy a imitar a esa inclinación por el denuncismo que tuvo su origen en la
oposición al menemismo, como el Frepaso, y en el meneado “periodismo de
investigación” de la década del 90.
Esa
vocación por las denuncias que se agotan en sí mismas, y que se reproducen al
infinito para cumplir con el precepto cardinal del Gatopardo, fue tomada por
las actuales dirigencias del accionar de ciertos medios que, supuestamente,
hicieron punta en los 90.
Medios
y periodistas emergentes de entonces generaron un patrón de comportamiento
próspero para sus patrocinantes y estéril, inhibitorio o deletéreo para la
Política como praxis al servicio del bien común, como instrumento primordial
para la emancipación y la realización de Pueblo y Nación.
A
tal punto las cosas se trastrocaron que, en lugar de ser la conducción política
la que define y aplica la estrategia, fueron los medios los que marcaron desde
entonces hasta ahora el qué hacer, los que dispusieron de la brújula y los que
impusieron las condiciones.
Por
supuesto, sirviendo a los concentradores de poder vernáculos y del planeta.
Formando
parte de la constelación mediática se destacaron los intelectuales, las
empresas encuestadoras, los consultores y los “analistas políticos”.
Ni
ciencia ni política.
Toda
esa constelación, tal como he publicado, infla al gobierno despótico y su jefe
visible, intimidando a las dirigencias de la oposición o dándoles razones para
justificar su inacción o, peor aún, sus contubernios subrepticios.
De
tal manera, como señalé al inicio de esta nota, un contraste se da entre lo resonante
y lo desoído.
RESUENA
el clamor popular contra el atropello, las injusticias y la represión.
Están
a la vista y a la escucha de quienes quieran ver y oír las movilizaciones
populares.
DESOYEN
y miran para otro lado las dirigencias, proclives a dar bola solamente a
medios, periodistas, encuestadores, consultores, analistas políticos e
intelectuales que, con sus cantos de sirena y su habilidad para manipular,
envalentonan a la horda libertaria y su caudillo, con las consecuencias indeseables
que padecemos y las que pueden preverse como más espantosas.
También
hacen su cínico juego en el que mezclan la declamación en la superficie con los
arreglos bajo el agua, para lo cual esa manipulación mediática les viene como
anillo al dedo para justificarse.
Ni
siquiera prestan atención a la caída estrepitosa del consumo, a las privaciones
extendidas, a la tristeza colectiva, a la desesperación de argentinas y de
argentinos, al hambre de niñas, niños, adolescentes, ancianas y ancianos, a la
entrega inescrupulosa de la Nación.
Las
grandes corporaciones locales y globales a la vez que se llenan en modo Minotauro
exigen más y más.
ÉSTE
ES EL CONTRASTE: UN PUEBLO MUY PRESENTE Y UNA FUNCIÓN MUY AUSENTE.
La función
muy ausente es la de CONDUCCIÓN POLÍTICA.
Ninguna
de las residuales facciones politiqueras, gremiales o sociales tiene ni la aspiración
ni la aptitud para asumir la función de conducir.
Todas
y todos las y los dirigentes están inmersas o inmersos en la incapacidad o en
su sálvese quien pueda o en sus internismos o en sus mezquinas ambiciones y repudiables
intereses.
Las
asambleas barriales dilapidan el recuerdo de lo que fueron a principios de
siglo.
A
mis recomendaciones e intervenciones, las y los asambleístas de mi barrio me
responden con candor extremadamente pueril que están “construyendo desde abajo
y que no se necesita conducción”.
Al
mismo tiempo, están bajo la dirección enmascarada de agrupamientos
archiconocidos y de nula efectividad.
Es
triste este fin de año.
Empero,
la tristeza y el malestar no se deben solamente a las condiciones impiadosas
que padecemos.
Son
también consecuencia de no asumir un Proyecto como el que propongo y publiqué o
algún otro mejor si lo hay.
Tanta
tristeza y tanto malestar son también resultantes de la carencia de conducción,
de la falta de fervor y de mística, por la frustración por tanta lucha que el
Pueblo está dando en soledad, por el saboteo de un sentimiento fuerte de pertenencia
colectiva promovido por capitostes politiqueros y la confabulación mediática.
Se sale
de este marasmo construyendo aceleradamente la Conducción Política, generando
la organización política eficaz y forjando la cultura política.
Es
el gran desafío para el 2025.
Rubén
Rojas Breu
Diciembre
31 de 2024
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