Rubén
Rojas Breu
POR
QUÉ RECOMIENDO LA SERIE ALEMANA “EL CÓDIGO QUE VALÍA MILLONES”
Esta
excelente serie alemana cuenta con una entusiasta aprobación en el mundo por la
temática, por su producción, por su libreto, por su dirección y por sus
actuaciones; sobre todo, por la temática que es del mayor interés para quienes
tenemos conciencia política y estamos del lado de las causas justas, en contra
del despotismo global y sus sucursales vernáculas.
Obviamente,
la serie no es del gusto ni de los yanquis ni de sus secuaces en el planeta como
“nuestros libertarios”.
El
tema es el plagio que, impunemente, Google para su “Google Earth” hace del programa
de dos desarrolladores jóvenes alemanes hace un par de décadas, quienes habían
creado el “Terra Vision” en 1993. Google arranca en 1996, así que los jóvenes
alemanes llevaban claramente la delantera.
Estos
jóvenes, demandan a Google con sobrados fundamentos y pruebas.
Como
es sabido, Google ocupa el podio de empresas de mayor penetración y facturación
en el mundo y es una de las cinco empresas tecnológicas dominantes del planeta.
Por
supuesto, es el Goliat de esta historia contando a su favor con todo el poder
político y económico, todo el gigantesco aval para hacer lo que se le ocurra que
pueda imaginarse por ser yanqui y, para el caso, con bufetes de abogados nada
escrupulosos y sí muy arrogantes.
También,
como puede verse en la serie, Google tiene a su favor el Poder Judicial yanqui,
nada encomiable por cierto y el mismo que nos tiene a los argentinos a mal
traer con la ilegítima deuda externa y la entrega persistente de nuestros
recursos por obra de nuestros mandamases cipayos.
El juicio
genera indignación por la prepotencia de los abogados de Google, porque el juez
está pintado y, desde luego, puesto ahí para inclinar la balanza del lado de
sus amos connacionales; pero, así me sucedió, la bronca se hace mayúscula
porque el jurado está integrado por doce analfabetos informáticos que miran a abogados,
testigos y denunciantes con caras que trasuntan la pregunta “¿qué hacemos
nosotras y nosotros aquí?”.
Es decir,
no entienden una pepa y resuelven bien a la manera yanqui, bien a la manera de
los absurdos juicios por jurados, una modalidad que remite a la barbarie y que
ya he objetado y descalificado con sólidos argumentos en varias publicaciones.
La
serie deja en claro cuántos emprendedores a lo largo y ancho del planeta han
sido afectados, plagiados, por este Goliat de nuestra época, que se termina
saliendo siempre con la suya.
Deja
en claro, en lo particular, a quiénes sirven infamemente Milei y la horda
libertaria.
En
fin, para interiorizarse, para espabilarse en cuestiones decisivas del mundo
actual, para debatir y para tener más claridad sobre quiénes nos oprimen.
También
nos da una mano para nuestra causa en favor de los pueblos, en favor de la
emancipación y para refutar tanta patraña, tanta opinión berreta y tanta barbarie
que soportamos de parte del gobierno despótico libertario y sus cómplices.
Es una
serie alemana, del llamado Primer Mundo.
Si
ellos denuncian…
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, octubre 24 de 2024
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