jueves, 31 de octubre de 2024

QUÉ ACONTECIÓ REALMENTE EN LAS JORNADAS DE DICIEMBRE 2001 EN LA ARGENTINA

 


 

 

 

Rubén Rojas Breu

 

QUÉ ACONTECIÓ REALMENTE EN LAS JORNADAS DE DICIEMBRE DE 2001

 

Una versión antojadiza del gusto de las corporaciones y de los manipuladores de la politiquería es la que quedó en la memoria colectiva.

 

Esa versión, adoptada e impuesta por la derecha, por el progresismo, por el pejotismo, por el kirchnerismo y hasta por sectores de la izquierda y por las corporaciones mediáticas de todo el espectro político e ideológico es la siguiente:

 

“Se trató de una revuelta de la clase media enojada porque le habían licuado o sustraído sus ahorros”.

 

Toda una población, de muy buena fe, compró esa versión simplista y acomodada a los intereses más mezquinos.

 

Recomiendo desconfiar de quien propale versión tan inicua.

 

Milei acaba de degradar aquellas jornadas calificándolas de golpe de estado; con ese criterio, la Revolución de Mayo fue un golpe, no falta quien diga tamaña burrada.

 

Fui participante activo de esas jornadas, me movilicé con mi barrio y fui a Plaza de Mayo donde nos encontramos con la feroz represión, así que cuento de esto de primera mano.

 

Para comprender cómo se debe lo que pasó entonces parto de la recomendación de Ortega y Gasset de considerar de modo sistemático a la Historia, modo sistemático que desarrollan Cassani y Pérez Amuchástegui.

 

También me baso en mi creación más conocida, el Método Vincular, en el cual defino que deben abordarse todos los sucesos de un modo integral, vinculando lo que a primera vista parece desarticulado.

También sustento mi análisis en la premisa de la primacía de la Política.

 

Esa versión simplista que se adueñó de la opinión pública toma un hecho aislado, clase media enojada, y usando el pars pro toto, sinécdoque, aplica un dato parcial para dar cuenta del todo.

 

Las jornadas de diciembre del 2001 constituyeron una rebelión popular, crearon las condiciones para una situación revolucionaria, que el Régimen, ciertamente despótico disfrazado de democrático, buscó desesperadamente neutralizar.

 

Es desentenderse de la Política reducir tal levantamiento a una motivación económica, incurriendo en “economicismo”.

 

Veamos sistemáticamente las cosas, para lo cual articularé antecedentes o situaciones precedentes hasta el desemboque en el 19 y 20 de diciembre del 2001:

 

-     A tener en cuenta, el atentado de setiembre de ese año contra las Torres Gemelas en Nueva York, lo cual redefine la geopolítica y lo que suceda en cada país (no me extiendo sobre esto).

 

-     Las elecciones legislativas de octubre de 2001, en las cuales De la Rúa y los suyos, así como todas las dirigencias políticas, pierden estrepitosamente porque el triunfo de hecho fue para la abstención: voto en blanco, votos nulos que fueron masivos y no concurrencia.

 

 

-     En los meses siguientes crecen piquetes y también saqueos a supermercados por una población hambreada y excluida, sobre la cual el gobierno y sus aliados hacen interpretaciones caprichosas y paranoides, más allá de si el pejotismo o quien fuese alentasen o no tales acciones.

 

Toda esa movida estaba en auge el 19 de diciembre cuando se da el gran detonante, hoy muy olvidado, curiosamente: DE LA RÚA POR CADENA NACIONAL DECRETA EL ESTADO DE SITIO.

 

Decretar el estado de sitio causa lúgubres reminiscencias de las dictaduras y provoca los estruendosos y muy masivos cacerolazos en toda la Argentina, a lo cual sigue la represión feroz que culmina con casi cuarenta muertos, el raje de De la Rúa en helicóptero y su renuncia del 20 de diciembre.

 

Esas jornadas generarán las asambleas barriales, de las cuales participé, fui fundador de una de ellas, denominada Asamblea del Almacén.

 

En mi barrio, ciertamente popular, salieron a la calle con cacerolas y lo que tuviesen a mano miles de personas de la llamada clase media pero también, enfatizo, ciudadanas y ciudadanos desposeídas y desposeídos, okupas, pobres de toda pobreza, mal vestidas y mal vestidos, que brotaban de pensiones y casas ocupadas.

Minga de solamente clase media, minga.

Muchas de esas personas, también yo, no teníamos ahorros, así que ese relato deplorable es también difamatorio.

 

Al día siguiente me pide Antonio Cafiero, de quien yo era asesor, una reunión a solas para que le cuente mi análisis del cuadro de situación.

 

Se irritó por mi análisis ya que él consideraba que todo había sido una movida de las “señoras del aristocrático barrio de Recoleta”.

 

Pacientemente le demostré lo que había realmente sucedido y cuando ya había logrado que aceptara mi evaluación hizo pasar a sus colaboradores, todos los cuales venían armados ya del relato vacuo, apolítico y conveniente a los intereses dominantes y parido por la mediocridad de la que hacían gala.

 

Me queda mucho, muchísimo más para exponer, pero no quiero abusar más de la tolerancia de lectoras y lectores.

 

Dejo en claro que todo lo que vino después, gobiernos kirchneristas y gobiernos de derecha o ultraderecha incluidos, reacomodamiento oportunista de todas las dirigencias políticas y sectoriales, así como mayor avance de las grandes corporaciones, se beneficiaron de la versión simplista y licuaron lo que fueron jornadas francamente revolucionarias del Pueblo argentino.  

 

Cierro señalando que este análisis, además, sirve para entender mejor el calamitoso estado de cosas actual, en el seno del cual, gobernantes, politiqueros y poderosos muestran temor por la posibilidad de reedición de aquellas jornadas de 2001.

 

Conclusión: las jornadas de diciembre de 2021 no fue enojo de clase media.

FUE EL PUEBLO EJERCIENDO ACTIVO PROTAGONISMO.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, octubre 31 de 2024


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