Rubén
Rojas Breu
¿AHORA QUÉ?
A partir de los resultados
en las elecciones bonaerenses
Los
resultados de las elecciones bonaerenses ponen a nuestro país en una situación
sin salida clara ni promisoria.
Con
el despótico gobierno libertario la Argentina y las mayorías vivimos un
infierno, un infierno político, social, económico, cultural y psicológico. Nos
hundimos más y más en la decadencia.
Con
la oposición seudo peronista, kirchnerista y sus variantes, a lo que se agregan
el progresismo y la izquierda, la Argentina y las mayorías vivimos la
incertidumbre que se deriva de la falta de Proyecto, de conducción política, de
organización política y de acción política.
Los
resultados de los comicios en Buenos Aires dejaron como conclusiones más
relevantes:
Una,
que las mayorías rechazan al gobierno ultraderechista por sobradas y penosísimas
razones; el mayor porcentaje entre quienes votaron es el dato indiscutible.
Dos, que
la abstención fue altísima, aunque se la busque ocultar de un modo
descaradamente artero: sólo votó algo más del 50 % del padrón, ya que el otro
casi 50 % no concurrió a sufragar o lo hizo en blanco un 8%.
Se
trata de la abstención más baja, notoriamente más baja, desde la restauración de
los gobiernos civiles en 1983.
Uniendo
ambas conclusiones tenemos que la población dice al mismo tiempo:
-
rechazo por la fratria Milei y su horda
-
desconfianza, falta de entusiasmo o de
expectativas ciertas en la oposición, kirchnerista, kicillofista o demás
variantes, que sólo sirvieron para canalizar el repudio al gobierno
ultraderechista y violento.
Lo
antedicho se constata en que las evaluaciones que se han hecho en el exterior,
muy acusadamente en Europa, es que los resultados electorales significan “basta
de los Milei”, “basta de ultraderecha” lo cual tiene especial repercusión en un
continente preocupado por el avance de los neofascismos o neonazismos.
Ese “basta
de los Milei” lo venía gritando desesperadamente el Pueblo, en su solitaria
lucha, desde el inicio mismo del gobierno, un grito ignorado no solamente por
el gobierno y quienes lo apoyan sino también por todas las dirigencias desde la
“derecha civilizada” hasta la izquierda clasista, por los medios en todo su
espectro y, por supuesto, por las empresas encuestadoras cuya contratación
implica más reparto de sobres que el que lleva a cabo el Correo Argentino.
Las
dirigencias políticas, sociales y gremiales frenaron una y otra vez la movilización
popular apostando al enfermizo electoralismo.
Con
su adicción al electoralismo llegamos a este punto: un
gobierno que no hace pie y, simultáneamente, una falta de opción para hacerse
cargo de la Argentina, de las argentinas y de los argentinos.
Estamos
ante un típico impasse, sea como “callejón sin salida”, sea
como “compás de espera”, acepciones que reconoce el Diccionario de la RAE.
Este
estado de cosas, este impasse, esta sin salida reconoce diversas causas que se
entrelazan sistémicamente y que no son visualizadas por los análisis que se
difunden, análisis provistos por supuestos expertos, intelectuales, periodistas
y politiqueros.
No
entienden, no perciben, no piensan, no tienen idea de la Política.
Destaco
la causa última, la de fondo, la que da cuenta de este estado de cosas ya
crónico, estado de cosas que persiste desde 1974 a
la fecha: no hay Proyecto de emancipación y de realización, salvo el que dejó
Perón o, mucho más actual, el de mi autoría publicado en
rubenrojasbreuelaula.blogspot.com
Ahondando
en tal causa, la raíz primera y última de estas frustrantes y desalentadoras
circunstancias es la de que la Argentina está lejos de alcanzar el lugar que le
corresponde para si misma y para el mundo: el de potencia plenamente desarrollada
y justa, con óptima proyección internacional.
En
el documento que menciono, que titulé “Argentina, el proyecto” describo los
porqués de lo antedicho.
Aspirar
a ser una potencia y consumarlo no significa tener pretensiones de posiciones
dominantes.
Significa
emanciparse y realizarse como pueblo y nación sirviendo además a la humanidad,
humanidad tan necesitada de justicia, de respeto y fraternidad entre naciones y
pueblos, de bienestar para todas las y todos los habitantes de un planeta cruelmente
dañado por la atroz desigualdad, las guerras, las hambrunas, las pandemias, la
criminalidad.
Así
que, en resumen, el resultado electoral, sumado a los anteriores en los que lo
destacado fue la abstención, nos indica:
No
hay futuro con este gobierno ya acabado ni tampoco con una oposición que no la
ve.
Una
oposición fragmentada, atomizada, atravesada por internismos estériles.
Por
lo tanto, se impone convocar y organizarse en torno a un
Proyecto, construir la Conducción política y pasar a la acción, confiando
principalmente en la movilización popular siempre más determinante y eficaz que
el electoralismo vicioso.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, setiembre 9 de 2025