martes, 20 de mayo de 2025

A PROPÓSITO DE LA INCERTIDUMBRE Y TEMORES POR RESULTADOES ELECTORALES EN BUENOS AIRES

 


 

Rubén Rojas Breu

 

A PROPÓSITO DE LA INCERTIDUMBRE Y LOS TEMORES POR LOS RESULTADOS ELECTORALES EN CABA

 

Soy consciente de que se me puede considerar optimista e, inclusive, cándido por desarrollar análisis que tienen por objeto estimular a quienes luchamos y devaluar a estos déspotas a cargo del gobierno.

 

Pero dirigir, guiar, esclarecer y estimular la acción popular tiene como requisito esencial el de destacar las propias fuerzas y, al mismo tiempo, mostrar las debilidades de las tiranías y de quienes se autodefinen como enemigos de la nación, del pueblo, de los trabajadores, de los jubilados, de los postergados.

 

 

Así que yo, aprovechando mi vocación para articular ciencia y política, lo que hago sistemáticamente es cumplir con tal requisito, apuntando hacia arriba, valorando las propias capacidades y bajándole el precio a las condiciones de quienes enfrentamos.

 

Es decir, me ocupo de optimizar en nuestro favor las relaciones de poder, habitualmente mal llamadas relaciones o correlaciones de fuerzas.

 

Con más razón siento que tengo que cumplir con tal requisito cuando percibo que acontecimientos como las recientes elecciones en CABA desaniman, desconciertan, confunden o desorientan a militantes, a quienes se comprometen en serio, a quienes tienen ideales basados en la justicia, la emancipación y la realización nacional y popular.

Entre militantes y comprometidas y comprometidos brotan por todos lados y como hierbas malas temores al advenimiento de un neofascismo, a que el gobierno avance con más impulso en su crueldad y en su depredación, a que la represión se incremente, a que si cae Milei puede advenir algo muchísimo peor.

 

Más allá de que la incertidumbre y tales temores tengan sus razones son paralizantes, son contraproducentes para la acción popular, son lesivos y, por supuesto, fortalecen a estos déspotas y sus hordas.

 

“Yo puedo ser más psicópata” declaró Milei en respuesta a sus contendientes.

 

A partir de esta frase tan ilustrativa podemos hacer un análisis que contribuya a levantar ánimos y, sobre todo, a encontrar un sendero para enfrentar esta pesadilla y para guiar la acción popular.

 

En rigor, Milei o la fratria Milei (hermano y hermana), así como sus cofrades y esbirros, se ubican en la sociopatía.

Pero, considerando que él usó “psicopatía” y que esta denominación nosológica es más conocida voy a basarme en ella.

 

Entre la muy florida variedad de indicadores, síntomas o rasgos que caracterizan a la psicopatía (o a la sociopatía) voy a seleccionar el más útil y elocuente para entender lo que sucede actualmente.

 

Ese rasgo dominante de la psicopatía es el de buscar, aprovechar y explotar en su beneficio la debilidad de quienes consideran enemigos.

Esta horda libertaria encabezada por la fratria Milei se caracteriza por eso: busca denodadamente los puntos débiles de los oponentes para construir su fuerza.

 

Dicho de otro modo, su fuerza es la debilidad del otro.

 

No se piense que lo hacen desplegando inteligencia o aplicando conscientemente una estrategia. Lo hacen inconscientemente, como si les saliera natural o espontáneamente, sin reflexión, sin conocimientos, sin creatividad.

 

Es un continuo actuar sin pensar, es un continuo comportarse con impunidad.

 

 

Ese modo de conducirse se aprende desde el nacimiento mismo, desde antes de que se comience a desarrollar la inteligencia y la sociabilidad compleja, evolucionada. Corresponde, además, a las etapas más primitivas del desarrollo de la humanidad, se remonta a miles o decenas de miles de años atrás: es el retorno de configuraciones sociales extremadamente arcaicas.

 

La fratria Milei aprovecha debilidades tales como la falta de conducción política, la caída estrepitosa de la cultura política, la declinación colosal de las organizaciones políticas, gremiales y sociales, la ausencia de un Proyecto de emancipación y de realización.

 

Aprovecha también la sensación de las fuerzas populares de sentirse débiles o impotentes ante tanta psicopatía o sociopatía, ante tanta impunidad, ante tanta depredación y ante tanta amenaza de que se nos viene encima el neonazismo o el neofascismo.

 

Es decir, aprovecha los miedos, el desánimo, la desilusión.

 

Ellos llegaron allí por impulso de la horda hija de la dictadura y, luego, muy especialmente alentada por el menemismo y los gobiernos siguientes, fuera por gusto o fuera por ineficacia.

Llegaron allí también por tantas frustraciones acumuladas.

 

La horda, cuyo modelo es el del criminal, el del violento, el del violador o el del estafador, aprovecha la debilidad de la víctima.

Eso hacen estos libertarios: parasitar la debilidad o supuesta debilidad del campo popular.

 

Cabe una respuesta en espejo, por simple que parezca: mostrar continuamente sus debilidades, mostrar continuamente que ellos son impotentes política e intelectualmente.

 

Así, por ejemplo, hay que gritar a los cuatro vientos que no ganaron en CABA: en CABA ganó la abstención, en CABA sólo obtuvieron el 15% del voto según el padrón electoral o, mirado desde el otro ángulo, el 85% de tal padrón no los votó.

 

EL 85% DE LOS ELECTORES PORTEÑOS NO VOTÓ A LOS MILEI


Ellos se hacen fuertes basándose en que obtuvieron el primer lugar; pero ¿qué primer lugar? Un 15% es un valor ridículo como para tamaña pretensión.

 

Arteramente, psicopáticamente, hacen sentir que el resto perdió tapando la circunstancia de que ni siquiera tienen ya a su favor el famoso “núcleo duro” de su 30% de hace un año y medio.

 

Reprimir, intentar todo el tiempo negociaciones complicadísimas con opositores indignos o inútiles, rosquear en un Congreso desacreditado, buscar cómplices en un Poder Judicial con bajísima credibilidad, un aislamiento internacional calamitoso, empezando por América Latina, su pésimo manejo en política internacional incluyendo sus comportamientos con el papa Francisco y su reemplazante, su actitud con el recientemente extinto Mujica, su paupérrimo bagaje intelectual en todos los órdenes, su incapacidad para controlar la macroeconomía, su ignorancia supina en política, sociología, economía, tecnología y en las ciencias en general nos hablan de un cúmulo descomunal de debilidades.

 

No podemos hacerle el juego a esta banda de psicópatas mirando nuestras debilidades sin poner sobre el tapete las de ellos.

 

Tenemos que encontrar las claves para fortalecernos.

 

Esas claves no están en el electoralismo, no están en un régimen electoral obsoleto.

Esas claves están en la organización y la movilización popular, a cuya vanguardia estamos los más viejos y las más viejas, los jubilados y las jubiladas, los mismos y las mismas que tuvimos nuestro bautismo de fuego a fines de los 50, en los 60, en los 70 y hasta en los 80 y también gestando la epopeya del 2001 traicionada por las dirigencias burocráticas de entonces.

 

Entre esas claves están también la asunción de un Proyecto, la elevación de la cultura política, la construcción de la conducción política todavía inexistente y la organización nacional, popular y de los trabajadores que aspire a la victoria.

 

Una conclusión: ellos buscando debilidades en los otros para fortalecerse, fragmentan cada vez más.

 

Por lo tanto, nosotros tenemos que CONVOCAR con la mayor apertura, UNIR, SUMAR, CONGREGAR.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, mayo 20 de 2025

 

 

 

 

 

 


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