miércoles, 9 de octubre de 2024

SOBRE EL VETO DE LA LEY DE FINANCIAMIENTO UNIVERSITARIO EN LA ARGENTINA

 


Rubén Rojas Breu

 

PORQUE EMPATIZO CON EL PROFUNDO MALESTAR COLECTIVO Y PORQUE ME HAGO CARGO

A PROPÓSITO DEL VETO

 

Según el diccionario de la RAE, empatizar es “sentir empatía”, palabra ésta que significa “capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos”. Así que empatizo.

 

Al mismo tiempo, me hago cargo del malestar colectivo para cumplir las funciones que dejan vacantes las y los dirigentes que se dicen representantes del pueblo y los trabajadores: me hago cargo, entonces, para cumplir las funciones de contener, de orientar y de conducir.

 

-     Mi trayectoria política y mi férreo compromiso con la educación pública,

-     y toda una vida transcurrida en las aulas de nuestra eximia educación pública y en particular, como estudiante primero y como docente después en la UBA y otras universidades estatales,

hacen que me desdiga, por esta vez, de mi decisión de no publicar más.

 

Dos conclusiones definitorias se imponen a partir del bochornoso aval de los diputados al veto de la ley de financiamiento universitario:

 

Una, el divorcio terminal entre el Congreso y las dirigencias de un lado y el Pueblo del otro lado,

 

Dos, que se torna un imperativo perentorio el de diseñar una estrategia novedosa y eficaz

 

El veto expresa un triunfo ocasional de la brutalidad y el oscurantismo sobre la cultura y la justicia.

 

Quede claro: los diputados que apoyaron al gobierno autocrático encabezado por un déspota de cartón merecen todo el repudio, lo cual es seguramente compartido por quienes lean estas líneas.

 

Pero también hay que decir que quienes se opusieron al veto, así como las dirigencias a las que representan, han demostrado una ineficacia exasperante, por enésima vez.

 

Fueron ineficaces cuando gobernaron para generar el desarrollo y sacar a la Argentina del atraso y de la pobreza, fueron ineficaces para impedir el acceso al gobierno de un patotero ridículo y cheto con la horda que lo empuja y son ineficaces para poner freno a tanto desatino cruelmente descargado sobre las espaldas agobiadas de la gran mayoría de las argentinas y de los argentinos, hambreadas y hambreados, hundidas y hundidos en la desesperación.

 

Hoy mismo, con este veto, las mayorías sienten desazón, desaliento, angustia para continuar una lucha que se presenta con mucho en contra o buscan sacar fuerzas para tratar cada día de sobrevivir.

 

El caudillo libertario, con un gobierno grotesco en sus manos, cursó primaria, secundaria y universidad en organizaciones privadas y egresó como economista con una formación académica de bajo nivel, carente de toda reputación en la Argentina y en el mundo.

 

Esa pobrísima formación da cuenta de su resentimiento con la educación pública y, en particular, con la UBA, la cual le queda sobradamente grande e intelectualmente inaccesible.

 

Pero no quiero incurrir en la personalización; sólo hice esa observación para no caer en el careteo al que obliga el “pensamiento político correcto”.

Este caudillo alardea de lo que carece, mostrando megalomanía y coprolalia aunadas con una crueldad que aterraría a Calígula y a Nerón.

 

 Es inaudito que la oposición no pueda sofrenar a alguien tan endeble y a la horda que lo encaramó allí.

 

Justamente en gran medida el veto se materializó porque faltó una estrategia y porque no se visualizó cuál era el conflicto de fondo. Por lo mismo, por parte de las dirigencias mismas que impulsaron la movilización por la educación pública universitaria se devaluó, una y otra vez, esa movilización del mismo modo que lo hicieron con la lucha de los jubilados.

 

Una estrategia novedosa y eficaz para este presente tan espantoso, para poner fin a un estado de cosas tan calamitoso, implica ya:

 

-     La construcción de una conducción política

 

-     Esa conducción política tiene que proponer e impulsar un Proyecto con su corto, mediano y largo alcance.

 

 

-     Dicha conducción política tiene que elevar a grandes alturas la movilización popular mostrando la trascendencia de las luchas por las jubilaciones, por la salud pública y por la educación pública.

 

-     El Proyecto debe contener formulaciones claras y viables para el desarrollo, desarrollo que contemple la cultura, la ciencia, la tecnología, la industria, el empleo digno hasta el último rincón del país, el cuidado ambiental, la justicia social, la soberanía política y una economía al servicio de la nación y del pueblo y, desde luego, la creciente democratización.

 

 

-     La primera tarea de esa conducción política debe ser la convocatoria de la gran mayoría de los actores y sectores reeditando, aggiornadamente, aquella Hora del Pueblo de 1972 que tuvo al peronismo con Perón liderando y que incluyó al radicalismo y otras fuerzas políticas, así como las grandes organizaciones sectoriales.

No digo esto con ánimo partidista, no es lo mío.

Me baso en las expectativas manifiestas y latentes de las mayorías, en mi nutrida experiencia política de décadas y en las enseñanzas de la Historia.

La convocatoria debe tener una amplitud sin precedentes.

Mezquindades, egocentrismos, especulaciones, cálculos de baja monta, miradas de corto alcance, sectarismos, análisis simplistas, seguidismos de encuestas y de consultoras, liderazgos ya fracasados o sobreprometedores, sometimiento a la prédica esterilizante o idiotizante de medios y de redes,

NO SIRVE, NO VA MÁS.

 

Así que la pregunta cardinal, dilemática, que dejo picando es:

 

¿Nos dejamos seguir avasallando y empobreciendo

o

QUEREMOS UNA ARGENTINA Y UN PUEBLO LIBRES QUE SE REALICEN EN PLENITUD, de una vez por todas?

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, octubre 9 de 2024

 

 

 

 

 

 


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