Rubén
Rojas Breu
PORQUE
EMPATIZO CON EL PROFUNDO MALESTAR COLECTIVO Y PORQUE ME HAGO CARGO
A
PROPÓSITO DEL VETO
Según
el diccionario de la RAE, empatizar es “sentir empatía”, palabra ésta que
significa “capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos”.
Así que empatizo.
Al mismo tiempo, me hago
cargo del malestar colectivo para cumplir las funciones que dejan vacantes las
y los dirigentes que se dicen representantes del pueblo y los trabajadores: me
hago cargo, entonces, para cumplir las funciones de contener, de orientar y de
conducir.
-
Mi trayectoria política y mi férreo compromiso con la educación pública,
-
y toda una vida transcurrida en las aulas de nuestra eximia educación
pública y en particular, como estudiante primero y como docente después en la
UBA y otras universidades estatales,
hacen
que me desdiga, por esta vez, de mi decisión de no publicar más.
Dos
conclusiones definitorias se imponen a partir del bochornoso aval de los
diputados al veto de la ley de financiamiento universitario:
Una,
el divorcio terminal entre el Congreso y las dirigencias de un lado y el Pueblo
del otro lado,
Dos,
que se torna un imperativo perentorio el de diseñar una estrategia novedosa y
eficaz
El
veto expresa un triunfo ocasional de la brutalidad y el oscurantismo sobre la
cultura y la justicia.
Quede
claro: los diputados que apoyaron al gobierno autocrático encabezado por un
déspota de cartón merecen todo el repudio, lo cual es seguramente compartido
por quienes lean estas líneas.
Pero
también hay que decir que quienes se opusieron al veto, así como las dirigencias
a las que representan, han demostrado una ineficacia exasperante, por enésima
vez.
Fueron
ineficaces cuando gobernaron para generar el desarrollo y sacar a la Argentina
del atraso y de la pobreza, fueron ineficaces para impedir el acceso al
gobierno de un patotero ridículo y cheto con la horda que lo empuja y son
ineficaces para poner freno a tanto desatino cruelmente descargado sobre las
espaldas agobiadas de la gran mayoría de las argentinas y de los argentinos,
hambreadas y hambreados, hundidas y hundidos en la desesperación.
Hoy
mismo, con este veto, las mayorías sienten desazón, desaliento, angustia para
continuar una lucha que se presenta con mucho en contra o buscan sacar fuerzas
para tratar cada día de sobrevivir.
El
caudillo libertario, con un gobierno grotesco en sus manos, cursó primaria,
secundaria y universidad en organizaciones privadas y egresó como economista
con una formación académica de bajo nivel, carente de toda reputación en la
Argentina y en el mundo.
Esa
pobrísima formación da cuenta de su resentimiento con la educación pública y,
en particular, con la UBA, la cual le queda sobradamente grande e
intelectualmente inaccesible.
Pero
no quiero incurrir en la personalización; sólo hice esa observación para no
caer en el careteo al que obliga el “pensamiento político correcto”.
Este
caudillo alardea de lo que carece, mostrando megalomanía y coprolalia aunadas
con una crueldad que aterraría a Calígula y a Nerón.
Es inaudito que la oposición no pueda sofrenar
a alguien tan endeble y a la horda que lo encaramó allí.
Justamente
en gran medida el veto se materializó porque faltó una estrategia y porque no
se visualizó cuál era el conflicto de fondo. Por lo mismo, por parte de las
dirigencias mismas que impulsaron la movilización por la educación pública
universitaria se devaluó, una y otra vez, esa movilización del mismo modo que
lo hicieron con la lucha de los jubilados.
Una
estrategia novedosa y eficaz para este presente tan espantoso, para poner fin a
un estado de cosas tan calamitoso, implica ya:
-
La construcción de una conducción política
-
Esa conducción política tiene que proponer e
impulsar un Proyecto con su corto, mediano y largo alcance.
-
Dicha conducción política tiene que elevar a
grandes alturas la movilización popular mostrando la trascendencia de las
luchas por las jubilaciones, por la salud pública y por la educación pública.
-
El Proyecto debe contener formulaciones
claras y viables para el desarrollo, desarrollo que contemple la cultura, la
ciencia, la tecnología, la industria, el empleo digno hasta el último rincón
del país, el cuidado ambiental, la justicia social, la soberanía política y una
economía al servicio de la nación y del pueblo y, desde luego, la creciente
democratización.
-
La primera tarea de esa conducción política
debe ser la convocatoria de la gran mayoría de los actores y sectores
reeditando, aggiornadamente, aquella Hora del Pueblo de 1972 que tuvo al
peronismo con Perón liderando y que incluyó al radicalismo y otras fuerzas
políticas, así como las grandes organizaciones sectoriales.
No
digo esto con ánimo partidista, no es lo mío.
Me
baso en las expectativas manifiestas y latentes de las mayorías, en mi nutrida
experiencia política de décadas y en las enseñanzas de la Historia.
La
convocatoria debe tener una amplitud sin precedentes.
Mezquindades,
egocentrismos, especulaciones, cálculos de baja monta, miradas de corto
alcance, sectarismos, análisis simplistas, seguidismos de encuestas y de
consultoras, liderazgos ya fracasados o sobreprometedores, sometimiento a la
prédica esterilizante o idiotizante de medios y de redes,
NO
SIRVE, NO VA MÁS.
Así
que la pregunta cardinal, dilemática, que dejo picando es:
¿Nos
dejamos seguir avasallando y empobreciendo
o
QUEREMOS
UNA ARGENTINA Y UN PUEBLO LIBRES QUE SE REALICEN EN PLENITUD, de una vez por
todas?
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, octubre 9 de 2024
No hay comentarios.:
Publicar un comentario