Rubén
Rojas Breu
LO QUE
SE VE COMO GOBERNABILIDAD EN RIESGO PARA “LA LIBERTAD AVANZA” ES EL REFLEJO DE
SU DEBILIDAD DE ORIGEN.
Ya he
insistido seguramente hasta cansar acerca de que los procesos electorales vienen
basándose en el vínculo entre dirigencias insatisfactorias y la masa.
Ni
conducción política ni pueblo.
Más
claro y simple: tenemos politiquería y votantes de escasísima cultura política.
Es el
signo de estos tiempos oscuros para la Argentina.
En ese
contexto, “La libertad avanza” empezando por su caudillo respondió a la demanda
de ese agregado amorfo y sin conciencia política que es la masa, emprendiéndola
al hacerlo, contra el Pueblo.
En
particular, surgida de la masa tenemos a la horda que es el sostén, el único
sostén político, de LLA y su jefe.
La horda,
al igual que su progenitora, la masa, es voluble, inconsistente, caprichosa,
frívola y sus intereses son siempre minúsculos a contramano de los de la nación
y del pueblo.
Ése es
el único apoyo de LLA.
Como
se deduce ese apoyo, tener solamente ese apoyo, es la causa de que el gobierno que
arranca el domingo 10 de diciembre comience con el tan meneado “riesgo de
gobernabilidad”.
Es esa
debilidad de origen la causante de ese riesgo y no lo que haga o deje de hacer
la oposición, una oposición por cierto nada confiable que está siempre transando
en lugar de representar los intereses nacionales y populares. Se refugian
siempre en que hay que cuidar lo que llaman antojadizamente “democracia”.
Todo
indica que la oposición le va a regalar la fuerza que necesita a un gobierno débil
de origen que llega a ejercer por un acto formalmente legal sin genuina
legitimidad.
Si “La
libertad avanza” fuese una organización política con un Proyecto, con conducción,
con concepción estratégica, con dirigentes probados y con cuadros, tendría la
fuerza suficiente y la vocación y la capacidad para convocar a las
organizaciones políticas, sociales, gremiales, religiosas y de todos los
ámbitos; ergo, eso supondría contar con un Congreso que acompañe su gestión.
Pero
no es el caso.
El
presidente en su asunción no se dirige a la Asamblea Legislativa, acentuando su
debilidad y supliendo ese acto por la modalidad yanqui espantosa de hablarle a
la multitud vociferadora desde las escalinatas del Congreso, seguido esto por su
tránsito por las avenidas hasta llegar a la Rosada con la expectativa de una
Plaza de Mayo llena.
Pobre
Plaza, la plaza que nace como plaza del pueblo, como plaza de gestas revolucionarias,
en qué ha caído.
Si
fuera capaz y tuviera audacia podría dirigirse a la Asamblea Legislativa
diciéndoles en la cara a sus integrantes que son “la casta”. Sería una
oportunidad para darse el gusto y, de paso, cumplir su palabra.
Así
que es esperable que el nuevo gobierno afronte enormes dificultades para
asegurar su gobernabilidad, pero eso se debe a su propia configuración.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, diciembre 7 de 2023
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