Rubén
Rojas Breu
ELECCIONES
DEL DOMINGO 22 OCTUBRE DE 2023 EN LA ARGENTINA:
LA
MASA AVANZA CONTRA EL PUEBLO
Ya reiteradamente
publiqué acerca de que Pueblo y masa son antagónicos. Se puede encontrar la
conceptualización en varios de mis textos, particularmente en “Concepto de
Pueblo” en rubenrojasbreuelaula.blogspot.com.
Pueblo
es la categoría superior y representa a la Política como actividad sublime para
la emancipación y la realización plena, por lo cual se deduce que los pueblos a
lo largo de la Historia dan su lucha contra los despotismos. El Pueblo, de tal
manera, es la organización política por excelencia.
La
masa fue descrita por variados intelectuales y también por científicos sociales
entre los que me incluyo.
Entre
quienes caracterizaron a la masa brillan Mac Dougall (inglés, aclaro; no
yanqui), Le Bon, Freud, Canetti, Bion, Golding, Perón y Bleger. Mi labor fue la
de profundizar la diferenciación entre pueblo y masa sistematizándola en toda
su complejidad.
La
masa es un agregado amorfo, casi indiferenciado, de baja organicidad, que se
conduce a manera de rebaño entregando su capacidad de decidir para dejarla en
manos de algún líder o de alguna simplota idea surgida de algún fanatismo.
Entregar
su capacidad de decidir libera al miembro de la masa de hacerse cargo, de
soportar la angustia que implica elegir.
De tal
manera, la masa y cada uno de sus integrantes, prescinde de estudiar o de
pensar per se, de informarse, de comprometerse, de militar y de correr riesgos,
de generar una comunidad con otras y con otros para encarar una acción
colectiva transformadora.
La
masa es afecta al pensamiento mágico, a la creencia en que las palabras e ideas
de cualquier espantajo que se presenta como salvador se materializan fácilmente
superando, de un día para otro, las frustraciones.
La
masa es un amontonamiento que puede optar por dogmas y líderes que van a destruir
a todas y a todos, a cada una y cada uno, de sus integrantes.
Eso de
votar en contra de los propios intereses es propio de la masa y de sus integrantes.
Por
ese motivo, entre otros, LA MASA ES ENEMIGA DEL PUEBLO.
La
dictadura cívico militar terrorista consumó la misión que sus antecesoras no
habían podido concretar: destruir al pueblo argentino y lograr, con esa destrucción,
acabar con la nación, con la integración latinoamericana, con toda democracia
genuina, con la Política y con todo lo que significara un Proyecto.
Todos
los factores de poder, todos los gobiernos civiles, todas las dirigencias,
referentes, intelectuales, periodistas y consultoras desde la instauración de
las formas institucionales acordes con la Constitución mantuvieron la
proscripción del pueblo y se apoyaron en la masa.
Lo hicieron
porque carecieron y carecen de auténtico conocimiento de la Política, porque
carecieron y carecen de un Proyecto o porque era su interés mantener el
sometimiento, la entrega, la subordinación a los concentradores de poder y de
riqueza vernáculos y globales.
Seguramente
se disgustarán muchas y muchos que lean estas líneas, pero las cosas no están
para que calle lo que debe ser dicho solamente para cuidarme del qué dirán.
El
compromiso con mi pueblo y mi nación es incondicional; no puedo dejarme llevar
por la actitud mezquina que impulsa a hacerse el distraído o a cuidarse la
espalda o a evitar herir la sensibilidad o de corruptos o de ingenuos.
Así
que hablo claro y sin cortapisas.
Cada vez
que el pueblo argentino intentó renacer de sus cenizas, a la manera del ave
Fénix, se valieron de todas las artimañas y argucias para volver a sepultarlo. Con
toda nitidez lo hicieron en ocasión de la rebelión popular de octubre y diciembre
de 2001, a la cual el régimen imperante, de derecha a izquierda, sigue estigmatizando.
La
masa aborrece la Política, la ciencia, las artes, la producción.
La
masa prefiere el egoísmo y rechaza la solidaridad, prefiere hacer la propia y
rechaza la justicia, prefiere el encierro endogámico y rechaza la interacción
social, prefiere la intolerancia y rechaza la convivencia, prefiere el machismo
y rechaza la igualdad de género y la diversidad, prefiere la grosería y rechaza
el respeto, prefiere la frivolidad y rechaza la comprensión.
Queda
claro que la masa está en sintonía con la derecha y la ultraderecha.
Por
las mismas razones es compatible con el colonialismo y el imperialismo: la masa
quiere que la Argentina sea una estrella más en la bandera gringa y de ahí su
torpe e incalificable preferencia por acabar con nuestra moneda y adoptar el
dólar, esa divisa manchada de sangre de los pueblos.
La
masa cree en aquello de que “el que no llora no mama y el que no afana es un
gil” (toda una expresión que supone apología del delito). La masa adhiere al “cé
todo igual” de Minguito Tinguitella.
La
masa en el repudiable formato de “mayoría silenciosa” apoyó a la dictadura
genocida de Videla, Massera, Agosti, Martínez de Hoz y sus cómplices de las
corporaciones empresarias, mediáticas, clericales, falsamente gremiales, militares,
policiales a las que hay que agregar a castas y mafias de todo pelaje.
La masa
se nutre de los medios más elementales y facilitadores de la estupidez o la
mediocridad como las series y películas yanquis, la televisión farandulera y
sensacionalista y en los últimos años las mal llamadas “redes sociales” a las
cuales cabe denominar virtuales, cibernéticas, internáuticas o con algún nombre
equivalente. Lo de “sociales” es por definición incorrecto y, tanto más, cuando
desembocan en asociales.
Las
facciones finalistas que se presentan a los comicios del 22 de octubre y sus
candidatas y candidatos apuestan a la masa en desmedro del pueblo. A eso arribamos.
Si
tanto va el cántaro a la fuente y al final se rompe, puede deducirse que, si
tanto desde 1983 a la actualidad se apeló a la masa ninguneando al pueblo, la
derecha y la ultraderecha llevan las de ganar, tal como señalé ut supra.
Nada más
opuesto a la ciencia como las encuestas y los operadores de los “focus groups”,
artificios manipuladores que también se circunscriben a la masa ignorando al
pueblo. No tienen idea de la diferenciación entre masa y pueblo, “ma sé gual”.
Tampoco
les interesa tener idea, a tal punto desdeñan la ciencia o los enfoques
epistemológicamente sustentables. Tampoco
saben lo más mínimo sobre investigación social, a la cual tanto esfuerzo
dediqué como puede comprobarse por mi trayectoria, mi producción, mis textos y
mis clases.
Sólo
saben alardear, besar manos y pies y, por supuesto, hacer negocios.
De tal
manera, la inevitable y nefasta conclusión es que de tanto dedicarse a la masa
se llega al domingo 22 con esta suerte de “la masa avanza”, con una runfla y un
mascarón de proa que ponen empeño en vociferar lo que la masa quiere escuchar
sin atender a principios, ideas, razonamientos, análisis o propuestas.
Apostar
tanto a la masa llevó a lo que Bion describe como el supuesto básico de “ataque-fuga”
por el cual una figura paranoide acaba ocupando el lugar del líder. Feo pero
explicable cuando se analiza científicamente.
Hay
susto entre millones de personas honestas que tienen miedo porque se venga lo
peor. No es para menos.
Las
opciones del domingo son entre lo malo y lo peor y hay millones de argentinas y
de argentinos que escogen lo malo. Es comprensible porque lo peor les genera
pánico.
Si lo
peor acontece existe el riesgo de que en poco tiempo todo vuele por los aires.
Un deseo
inconsciente está ahí activo: el de que salte todo con la finalidad ilusoria de
que sobrevenga algo distinto a este presente abrumador.
Mi
esperanza está puesta en que el pueblo, el pueblo, reencarne, retorne a la vida.
Como
no me gusta sentarme a esperar, seguiré accionando para que eso suceda.
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