Rubén Rojas Breu
SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA CONSIGNA “LA PATRIA
NO SE VENDE”
Con el comienzo de la resistencia popular a la
gestión del gobierno absolutista, francamente totalitario, encabezado por
Milei, una frase se alza como directriz de todas las movidas, desde los cacerolazos,
marchas, difusión en medios y redes hasta convocatorias como las del 20 de
diciembre y el gran paro con movilización del 24 de enero.
Esa frase directriz es “LA PATRIA NO SE VENDE”.
La Patria es un dado, es el lugar en el que se
fijan las raíces generadas a partir de la generación de la semilla.
De ahí que tanto en el origen ancestral como en
la acepción de la Real Academia la palabra clave sea “tierra”.
Patria como la tierra natal, como forma femenina
del vocablo latino “patrius” o como remisión a “patres”, los antepasados.
De esa semilla emerge la Nación, a la que se
define como el “conjunto de personas que comparten historia, territorio,
cultura, etnia y que se agrupan formando un Estado”.
En consecuencia, la Nación es una construcción
colectiva que busca su realización autónoma.
Patria es lo dado y Nación es la construcción,
Patria es la tierra nativa y Nación es la asunción de la Patria como condición
para generar el destino colectivo.
De tal manera, la frase directriz “la Patria no
se vende” señala enfáticamente que no se entrega ni se trafica tal tierra
nativa que es condición de la existencia colectiva.
Va a la raíz, a la médula, a la condición
indispensable de la existencia, a la premisa para posibilitar la vida misma.
Metafórica y metonímicamente “no hay vida sin Patria”.
De dicha consigna se desprende que la Nación es
un bien supremo a preservar y potenciar y que el Pueblo es protagonista,
considerando la articulación intrínseca entre Nación y Pueblo sobre la cual he
publicado insistentemente.
Nación y Pueblo organizan a la Patria.
En consecuencia, cuando hablamos de “antipatria”
nos referimos al conjunto de actores y sectores que reniegan de la tierra
nativa y ancestral en la que se hunden nuestras raíces, raíces que en su
desarrollo nos construyen como Nación y como Pueblo.
Ergo, los “antipatria” se oponen taxativamente
a la Patria, a la Nación y al Pueblo y, en el seno de éste, a quienes lo
constituyen: trabajadores, jubilados, desocupados, mujeres, niñas, niños, adolescentes
y, en general, a todos los subconjuntos que tienen por objetivos comunes su
emancipación y su realización.
El gobierno absolutista de los libertarios
encabezados por Milei, apoyado por los concentradores de poder y de riqueza
globales y locales, así como por la horda enemiga del Pueblo, representa a los “antipatria”.
En términos de mi creación, el Método Vincular,
los “antipatria”, acaudillados hoy por Milei, se ubican en el Posicionamiento
Dominancial en su versión como apéndice o seudópodo de los poderosos que representan
o forman parte del despotismo global, particularmente el país yanqui y el FMI,
a los cuales se suman sus socios del planeta en general.
Quienes tomamos partido firmemente,
jugadamente, por la tríada Patria, Nación y Pueblo, optamos por el
Posicionamiento Constructivo el cual alude a los objetivos estratégicos de la
emancipación y del desarrollo integral sobre la base de la plena soberanía y el
protagonismo del Pueblo.
Milei, sus aliados y sus seguidores en formato
horda, emergen de quienes se sienten ajenos en sus raíces mismas a nuestra
Patria.
Sus raíces son extranjeras, por obra del colonialismo
en sus distintas etapas a lo largo de nuestra Historia y, en particular, desde
la ocupación de hecho por el imperio inglés hace alrededor de 150 años, el cual
contó con la colaboración activa de la oligarquía y gran burguesía vernáculas.
Es decir, Milei, sus socios y seguidores se
sienten extranjeros en la Argentina a la cual menosprecian o desprecian, a la
cual menoscaban o repudian.
Su ideal está puesto en otras culturas y
países, fundamentalmente los EEUU de Washington y, por lo que se ve, en el
Israel gobernado por el sionismo de extrema derecha, extrema derecha que es
repudiada por gran parte de los judíos del mundo y, sobre todo, por gran parte
de los judíos argentinos.
Los libertarios y sus adherentes quieren anexar
la Argentina; de ahí, por ejemplo, su propósito de la dolarización y, también,
sus planes de entrega a las corporaciones dominantes, planes puestos en marcha
con sus medidas desde el 10 de diciembre de 2023, el decretazo, la ley ómnibus
y todo lo que tienen en carpeta.
Quieren hacer de la Argentina un estado más de
otro país y, por lo tanto, nos quieren dejar sin Patria, lo cual redunda
también en dejarnos sin Nación, sin Pueblo, sin derechos, sin cultura y sin
tanto más.
El Superyó de estos personajes fue generado y
moldeado por los valores, por “la conciencia moral” de los colonialistas e
imperialistas: de ahí que Milei invente que Argentina fue hasta hace cien años potencia,
una aberración ya que se refiere a un período en el cual nuestro país era
apéndice del imperio comandado por la reina Victoria y, luego, por sus sucesores
y gobernado por la oligarquía y gran burguesía. ¿Cómo puede ser potencia un
país sometido?
Milei se formó, se mal formó, en ámbitos
educativos en los que se rinde culto a las culturas y regímenes hegemónicos de
Occidente.
Se mal formó no solamente por haber sido craneado
por dogmas de tales procedencias sino también, lo cual es concomitante, por el
bajísimo nivel educativo de tales ámbitos. Así se formó él, sus acompañantes y
sus prosélitos.
La consigna “LA PATRIA NO SE VENDE” expresa
contundentemente la iniciativa del Pueblo argentino que está exigiendo
tajantemente que la Patria, la Nación y el Pueblo no se entregan ni se rinden.
El gobierno de Milei tambalea, va camino de naufragar
como consecuencia, sobre todo, de la intensa, persistente y ejemplar movilización
del Pueblo.
Se suman como causas de su camino al naufragio
la pérdida de confianza de sus mandamases, un internismo desaforado, la
incapacidad e ineptitud no sólo políticas sino también en economía y en todas
las áreas de la sociedad.
También concurren como causales los desatinos,
la prepotencia, la ignorancia descomunal, las manifestaciones de desequilibrio
severo del propio Milei, que llevado por su empecinamiento cavernícola genera
enemigos a cada paso, tanto en el orden interno como en el internacional.
Davos y el agravio al presidente colombiano son
algunas de las barbaridades que expresan cómo se puede hundir solo.
Lo único que lo sostiene es la inacción o la claudicación
vergonzosa de una oposición incalificable.
El Pueblo está también manifestando
categóricamente su decepción o su repudio a esa oposición que le facilita al gobierno
totalitario su acción depredadora y antipatria.
“LA PATRIA NO SE VENDE” es una consigna de gran
significación estratégica que en su propia formulación y por la adhesión que despierta
crecientemente deviene una orden, un imperativo que se impone, que se cumplirá
a rajatabla.
También nos señala por donde pasa hoy el
antagonismo crucial: PATRIA O ANTIPATRIA.
Rubén Rojas Breu
Buenos Aires, enero 28 de 2024
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