Rubén
Rojas Breu
¿QUÉ VOTAR? ¿A QUIÉN VOTAR?
Se
avecinan las elecciones de legisladores en la Provincia de Buenos Aires y en el
orden nacional.
Las
primeras en setiembre y las nacionales en octubre.
En
consecuencia, el gallinero está que arde.
Argentinas
y argentinos, viviendo lo indecible, empezamos a ser bombardeadas y
bombardeados por la propaganda tan gastada, tan deslucida, tan a contramano de
los intereses y de las preocupaciones de las mayorías que sufren.
Estos
comicios muestran algo que ya se ha convertido en una constante desde hace años
o décadas según se mire:
-
el contraste entre el interés mayúsculo en
los comicios por parte de las dirigencias, las facciones que participan,
candidatas, candidatos, medios y empresas encuestadoras de un lado
-
y, del otro lado, la indiferencia y la
desesperanza de la población en general.
Las próximas elecciones importan
únicamente a fanáticos e ingenuos que apoyan este atroz oficialismo o que
adhieren a una oposición apática o complaciente.
De
un lado, un interés que se extrema hasta la
desesperación a medida que pasan los días.
Del
otro lado, una desesperación que deriva en desinterés,
sabedora gran parte de la población que las elecciones son para beneficio de
politiqueras, politiqueros y sus patrocinantes, sean los poderosos, sean los
beneficiarios de un statu quo que parece eterno.
La
Argentina está atrapada en la Tercera Ley de Newton cuyo enunciado es:
“por cada acción que ejerce un objeto sobre otro se da una reacción de igual
magnitud en sentido opuesto”.
De
tal manera, la política en nuestro país, y con ella la sociedad en general,
está incursa en una situación de contrapunto: la derecha y ultraderecha
accionan en contra del kirchnerismo, el progresismo y la izquierda las cuales
reaccionan contra las primeras las cuales a su vez reaccionan contra las
últimas y así indefinidamente con el resultado de que pasan las décadas y
seguimos anclados en el mismo lugar, en la decadencia, el atraso, la pobreza,
el sufrimiento de la población expoliada por los concentradores de poder y de
riqueza locales y globales.
Argentina
está inmersa en un inacabable bucle temporal.
El
efecto es un estado creciente de desazón colectiva, de desesperanza, de
frustración.
Entonces,
¿qué votar? ¿a quién votar?
Nada
en el horizonte se presenta mínimamente prometedor para el Pueblo, para la
Nación, para trabajadoras y trabajadores, para jubiladas y jubilados, para
niñas, niños, adolescentes y mujeres que son empujadas y empujados
violentamente hacia la injusticia, el hambre, el desamparo y el maltrato.
El
gobierno libertario abiertamente despótico ofrece más penuria reivindicándola
como requisito para un no se sabe qué mientras consuma la entrega y el saqueo
en un marco de injusticia y violencia.
El
presidente, su hermana y su horda se ensañan inclusive con un niño autista
mostrando el primero que quedó anclado en su infancia de mocoso malcriado
consentido por su pareja simbiótica, su hermana carente de luces y de
escrúpulos.
Un
presidente que cuando habla muestra sus manos en garra, que cita el engendro
yanqui nazi, misógino y oscuro Batman, que se subordina al país más
deshumanizante del planeta, los EEUU del esclavista Washington, que acata la
doctrina yanqui del “destino manifiesto”.
La
oposición, kirchnerista, progresista o de izquierda, exhibe internismos
inconducentes, parálisis intelectual, incapacidad política, inoperancia,
burocratismo.
Se
refugian en el electoralismo y en la falacia de que hay que sostener las
instituciones como garantía de la democracia, falacia al servicio de preservar
sus minúsculas porciones de poder, sus prácticas politiqueras, su vocación por
autoperpetuarse en puestos y en vivir de las roscas y transas.
Al
mismo tiempo, han hecho todo lo posible para frenar la movilización popular,
para clausurar la única vía eficaz que puede sacarnos de este marasmo.
Todo
redunda en una nada salvo el de darle el gusto al periodista Gustavo Sylvestre
que se ve a sí mismo como adalid de una resistencia a vaya a saber qué.
Tenemos
así una oposición que como gobierno y como integrante del Congreso creó y crea
las condiciones para que la horda libertaria se encaramara y se sostenga y que
facilitó la penetración cultural y política de los gringos.
La
lideresa K se enreda en discusiones estériles, flojas de argumentos,
desenfocadas, con el caudillo libertario dándoselas de popular por el uso de
expresiones que orillan el ridículo como su “che, Milei”.
Se
evidencia incapaz de entender la tragedia que nos está destruyendo.
Referentes,
analistas políticos, periodistas y demás ejemplares pretenden que lo que
acontece se explica desde la economía cuando, en verdad, el drama de la
argentina es fundamentalmente político y debe encararse y resolverse desde la
política.
Por
ningún lado surge un Proyecto.
El único, realmente el
único, es el que propuse, publicado en rubenrojasbreuelaula.blogspot.com.
Por
lo menos alguien, yo, está proponiendo un Proyecto, un Proyecto de
emancipación y de realización, un Proyecto con todas las
letras, no modelos de ocasión para salvar las ropas de dirigencias que no saben
ni quieren saber dónde están paradas.
Queda claro que no hay respuesta a tales
preguntas.
Se entiende por demás que la abstención,
sea la no concurrencia, el voto en blanco o el nulo sean opciones atendibles.
¿Quieren campaña?
La haré haciendo ver que este sistema
político institucional está agónico y que este régimen electoral está agotado.
La haré por el Proyecto que elaboré con
mi puño y letra y que pongo insistentemente a consideración.
Haré campaña por la democracia de
verdad.
Rubén
Rojas Breu
Buenos
Aires, agosto 13 de 2025