Rubén Rojas Breu
EL CULTO OSCURO DE LA
FRATRIA MILEI
El
Papa, el argentino más prominente, afronta un delicadísimo estado de salud.
Más
allá de si creyente o no sería necio negar la significación y respeto
alcanzados por el Papa en todo el planeta. Es deseable su recuperación para un
mundo sin brújula en el que su voz se alza contra las nuevas oligarquías y en
favor de los pueblos.
Esa
valoración mundial del Papa neutraliza o nos compensa de las trastadas de los
hermanos Milei, de sus incalificables cómplices y de la horda.
Nos
rescata también de la denigración autoinfligida por su masa de votantes y de
adherentes pasivos.
Ni
las autoridades eclesiásticas más lúcidas de la Iglesia Católica ni muchos de
sus fieles niegan sus oscuridades y desmanes cometidos a lo largo de su
historia ni los del presente.
Pero
la Iglesia Católica está reconocida en todo el planeta y congrega a miles de
millones de humanas y humanos, muchas y muchos de los cuales, sacerdotes y
monjas inclusive, se comprometen con los pueblos.
El
culto de los hermanos Milei es el reverso toda vez que es completamente oscuro,
lóbrego, tenebroso, rodeado de tinieblas, tinieblas que se propagan en la
sociedad.
Un
culto en el que se ofrenda a los amos.
El
fiscal Taiano acaba de imputar al hermano por estafa y tráfico de influencias entre
variados ilícitos en los que habría incurrido, junto con la hermana y los
socios.
Estos
acontecimientos, enfermedad del Papa y acusación del fiscal argentino del fuero
federal, se dan al mismo tiempo en que los Milei se pasean por escenarios
suntuosos estilo kitsch y con olor a
negocios sucios típicos del país yanqui.
Se
pasean y se prosternan ante los potentados yanquis,
especialmente ante Elon Musk y Trump.
Con
este último, obtuvo la foto que testimonia reciprocidad rastrera.
Hiere
el cuore ver enarbolada a la digna bandera argentina al lado de la más odiada
del planeta.
Haciendo
el ridículo, el hermano se pavonea regalando a Musk una motosierra, mientras
dejó acá la guillotina.
Artefactos
que esgrimen como signos de su crueldad y cuyo ensalzamiento remite a las
fantasías de castración sobre las cuales nos alumbró Freud.
Los
Milei castran dejando inermes con sus malhadadas políticas a niñas, niños,
adolescentes, mujeres, jubiladas, jubilados, trabajadoras, trabajadores, pymes,
pequeños productores y más.
Castran
porque es el modo bestial con el cual buscan defenderse de su propia
castración, la cual ya está siendo anunciada por medios de todo el planeta, por
juzgados de varias latitudes, por el fiscal federal de acá y, sobre todo, por
el batallador pueblo argentino.
Su
caída irreversible ya se inició.
Su modus
operandi, inflar y descartar, se les vuelve contra: fueron
inflados desmesuradamente y ahora están principiando su descarte.
El
Pueblo da la lucha en soledad, bancándose la defección bochornosa del Congreso
y del régimen político institucional, de las dirigencias de la oposición, de la
CGT, de los movimientos dizque sociales. Paro de enumerar, abruma.
Senadores
y gobernadores protagonizaron la rendición ignominiosa de esta semana que pasó,
unos como cómplices y los otros como ineficaces.
Entre
los ineficaces se encuentra el gobernador bonaerense, sumergido en un
internismo extemporáneo y lanzando una facción de nombre tan berreta que per se enuncia
un “directo al fracaso”.
El
culto oscuro de los Milei mezcla supersticiones, esoterismo,
tarotismo, astrología, creencia en lo sobrenatural (diálogos con perro muerte
inclusive), totemismo (endiosamiento de animales), versiones arcaicas de lo
religioso y, también, el dogma economicista que profesan, la escuela austríaca
a la que se agarraron para dar engañoso sustento seudo académico a sus delirios
y comportamientos devastadores.
Todo
ese cóctel es para sostener la simbiosis, la fusión de los
hermanos Milei, y sus ambiciones desenfrenadas de dinero y de poder.
Su
culto oscuro es la justificación para la voracidad que los lleva a cometer las
más atroces transgresiones.
La
Ley fundante de la humanidad es la prohibición del incesto, la cual barre con la
endogamia extrema para promover la interacción con los otros, con los
distintos.
Los
hermanos Milei se esmeran denodadamente para evadir,
figuradamente dicho, esa Ley fundamental y, por ende, para desconocer la
Constitución y las leyes.
Se
sienten habilitados para obrar según su arbitrio, sus caprichos y su codicia.
En sus
discursos ante los yanquis, el hermano abundó en consideraciones propias de su
absolutismo y del gusto de las fraternidades tenebrosas que reinan en el país
anfitrión.
Selecciono
éstas:
-
“Así es la Argentina” denigrando a nuestro
país en territorio extranjero, lo cual debería calificarse como traición a la
patria. Lo dijo, molesto, porque su móvil no dejaba de sonar.
-
“La justicia social es una aberración
consistente en robo”, argumentando que consiste en sacarle ilícitamente a “un
individuo” para darle a otro.
Además
de su acepción videlista o pinochetista de “justicia social” incurre en
cinismo: él a través de la estafa Libra le sacó a miles de perejiles para
engordar las arcas de cuatro o cinco inescrupulosos, él incluido.
-
Completó tal desfachatez afirmando que el
robo es un “pecado” según los diez mandamientos.
El
hermano Milei ignora que cuatro siglos antes de Moisés, el rey babilonio
Hammurabi había establecido que el robo es un delito.
Delito
es una acción castigada por las leyes penales mientras que pecado es
transgresión de un precepto religioso.
Se
zafa rezando.
-
Arremetió enceguecido contra el Estado y las ONGs, incurriendo en falacias, argucias e
inconsistencias que parecen propias de alguien que ni siquiera cursó el
preescolar.
Su
ignorancia sobre ciencia y política espanta.
En
sus diatribas señaló que está “llevando a cabo una misión”
El culto
oscuro de los Milei junto con las racionalizaciones de su dogma
economicista se trasunta en verbalizaciones como “pecado” (en lugar de delito),
“cumplimiento de una misión”,
invocaciones bíblicas en desuso o mal
aplicadas y gestos y posturas altisonantes, sobreactuación, propias de un
santurrón en un púlpito.
Ac Acucian los interrogantes:
¿Por
qué las grandes corporaciones apadrinaron este engendro?
¿Por
qué la masa votó y aunque, a medias y titubeando, apoyó esta barbarie?
¿Por
qué la totalidad de las dirigencias políticas, gremiales y sociales acompañan
activa o pasivamente un gobierno tan a contramano de la nación y del pueblo, de
los pueblos?
¿Por
qué los medios, las empresas encuestadoras y las redes prohíjan a los Milei?
Las respuestas ya están en
varias publicaciones de mi autoría que preceden a ésta.
Decadencia, atraso, endogamia,
destrucción de la Política son expresiones clave.
Publicando busco contribuir
a la toma de conciencia de que se impone reconstruir la Política, elevar sustancialmente
la calidad de los análisis, escuchar al Pueblo que está dando la lucha en
soledad, generar ya la conducción y la organización políticas imprescindibles
y, fundamentalmente, alentar la movilización popular, la principal herramienta
para modificar las relaciones de poder.
Publicar así es también una
manera de movilizar.
Rubén Rojas Breu
Buenos Aires, febrero 23 de
2025