martes, 20 de febrero de 2024

EN LA ARGENTINA "ES IMPOSIBLE VIVIR ASÍ"

 




Rubén Rojas Breu

 

“ES IMPOSIBLE VIVIR ASÍ”

 

La frase del título, meramente descriptiva y lacrimógena, fue pronunciada por el gobernador cordobés.

 

Él, sus pares y la totalidad, TOTALIDAD, de las dirigencias políticas y sectoriales son responsables de que el gobierno absolutista teocrático encabezado por el señor Milei esté ahí, para extremo padecimiento de la mayoría de las argentinas y de los argentinos, para el atroz sufrimiento que tiene por víctimas preferenciales a niñas, niños, adolescentes, ancianas y ancianos.

 

Gobernadores, legisladores, dirigentes en general, intelectuales y periodistas son complacientes con semejante gobierno que hace de la crueldad y de la injusticia el modo de gestionar.

 

Con vociferar, denunciar, interponer amparos en el Poder Judicial o publicar documentos en los que abundan las falacias, no se sale de esta situación tan espantosa.

Se sale con la acción, se sale con la acción política

 

El Régimen, todo el Régimen, está en descomposición; nuestro vernáculo Antiguo Régimen se cae a pedazos.

 

Antiguo Régimen es la expresión que adoptaron los revolucionarios franceses en 1789 para referirse a la monarquía absolutista de Luis XIV acompañada por los duques, marqueses, cardenales y obispos.

 

La Rae tiene un elevado número de acepciones para la palabra “descomposición”.

 

Selecciono las que mejor se adecuan a mi análisis:

 

-      “estropear, deteriorar, romper, averiar, dañar, desgastar, gastar”

 

-      “corromperse o hallarse en estado de putrefacción”

 

 

El gobernador cordobés declaró, de declaraciones también se vive, que “es imposible vivir así”.

Indiscutible afirmación, pero qué hace él para que sea posible vivir.

Hasta acá, nada hace; esta aseveración mía también le cabe a la totalidad de los gobernadores y las gobernadoras, legisladoras y legisladores, intendentas e intendentes, dirigentes y sigue la lista.

 

Además, incurren en lo que Perón despreciaba: “las gallináceas”: por ejemplo, tener berrinches porque en el AMBA las tarifas de transporte y servicios son supuestamente más bajas, sin percibir, en onda boba, que deberían ser sobradamente accesibles en todo el país, tal como acontece en todo el planeta.

En los países avanzados se subsidia por muy justificadas razones, al punto de que hay ciudades europeas en las cuales el transporte es gratuito.

 

 

Como vivir es “tener vida” veamos el significado de la palabra “vida” que nos proporciona el diccionario de la RAE:  

“Conjunto de los bienes necesarios para vivir” y da un ejemplo que yo modifico: “la vida en la Argentina está carísima, está inviable”.

 

Todo lo antedicho me hace antipático para las dirigencias y para los factores de poder a los que sirven. Corro el riesgo de ganarme el odio no solamente de la horda libertaria sino de todas las facciones políticas.

 

Pero mi compromiso inclaudicable es con la Patria, con el Pueblo y con trabajadoras y trabajadores, con jubiladas y jubilados, con niñas, niños y adolescentes por los que me conmuevo hasta los tuétanos viéndolos en situación de calle o en los comedores y paradores.

 

Van a contestarme con hostilidad quienes se consideran injustificadamente militantes de la causa nacional y popular, los progres y la izquierda trotskista.

Me adelanto al reproche con el que me están tratando: soy consciente de que no son todos iguales.

Tengo décadas de jugadísima trayectoria política como para no percibir las diferencias.

Empero, con esas diferencias no alcanza.

Si no aciertan a encontrar el rumbo, si no aciertan con la lucha eficaz que nos lleve a la emancipación y a la realización, forman parte del Antiguo Régimen.

 

Personalmente, me censuran, me ningunean y me excluyen, pero pretenden en modo soberbia que los halague y que me sume a ellos.

Piden demasiado a cambio de nada.

 

Estoy participando de las asambleas populares barriales y ya me estoy decepcionando: están muy lejos de asumir el rol que deberían asumir y, además, se molestan porque les señalo las incongruencias y la ineficacia, porque les señalo la incapacidad política y la debilidad ideológica.

 

No me corran con que soy injusto en mis evaluaciones o con que no valoro lo que hacen tantas y tantos.

No me corran cuando con toda mi trayectoria sigo militando y dando la pelea con el mismo fervor con que empecé a hacerlo en el último grado de la escuela primaria, algo que ninguna y ningún dirigente puede reivindicar para sí.

 

Además, fui preso político a mis 19 años, expulsado de la facultad de Medicina de la UBA a mis 21 por mi militancia, perseguido tenazmente por las dictaduras cívico militares, nuevamente expulsado de la UBA por López Rega siendo docente y me quedo corto con todas las que pasé y paso.

 

No hay gobierno libertario absolutista si no viniéramos desde hace décadas sometidos a un Régimen despótico.

 

El llamado kirchnerismo, ante la rebelión popular de principios de siglo y aquellas asambleas de las cuales fui un fundador, se ocupó del triste papel de salvar al Régimen.

Es así nomás.

Y, aunque no les guste lo que digo, la izquierda trotskista convalida.

Todo lo que hicieron sirvió para crear las condiciones para que hoy nos opriman el FMI, las grandes corporaciones globales y locales y, por supuesto, el esperpéntico gobierno absolutista.

Con honestidad a unos y a otros les planteé reiteradamente cuál es el camino de la genuina transformación, un camino enteramente político y en paz, entiéndase bien.

 

Me respondieron siempre con oídos sordos y descalificaciones desde la petulancia.

Ahora, para plagiarme según sus esquemas referenciales, ni siquiera se persignan.

 

Quienes con su disposición y generosidad lean estas líneas se sorprenderían quiénes y cuántos fueron mis interlocutores a quienes les transmití estas preocupaciones y mis recomendaciones para superar este destino crecientemente letal. Hablo de interlocutores que están y estuvieron en las posiciones más encumbradas.

 

No me victimizo; para victimizarse hay otras y otros que llegan a presidentes o presidentas, a dirigentes y punteros, a gobernadoras y gobernadores, etc.

 

Si estoy autorreferencial es porque ya estoy a punto de declararme impotente ante tanta mediocridad, ante tanta infamia, ante tanta manipulación, ante tanta genuflexión.

 

Y ante tanta destrucción, ante tanta ruina.

 

Los ingleses con la visita repudiable de su canciller a nuestras Malvinas y los yanquis con el portaaviones que se paseará por acá, nos humillan y para quienes se enojan conmigo, con tamañas agresiones a nuestra soberanía “todo bien”.

Si los gobernadores solamente lloran, está todo dicho.

 

El Pueblo está dando su lucha como puede y en penosísima soledad.

No tiene conducción.

Participo de las asambleas, una vez más, con una esperanza a la cual ya tengo que renunciar dado el tenor de las mismas.

 

Tenía la esperanza de que de las asambleas surgiera la conducción política genuina que la Patria y el Pueblo requieren.

 

Me gustaría que las asambleas den el volantazo para tomar por la ruta que lleve a ese objetivo que se torna imperioso: el de la construcción acelerada de la conducción política.

 

Nos quedamos ya sin tiempo.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, febrero 20 de 2024

martes, 13 de febrero de 2024

RÉGIMEN O PUEBLO ES LA DISYUNTIVA EN LA ARGENTINA

 



 

 

Rubén Rojas Breu

 

RÉGIMEN O PUEBLO ES LA DISYUNTIVA QUE SE JUEGA EN LA ARGENTINA.

SOBRE EL ROL DE LAS ASAMBLEAS POPULARES

 

El gobierno libertario fue derrotado en su primera brevísima etapa.

 

El acontecimiento más resonante de la derrota es la caída de su ley ómnibus, pero a tal acontecimiento se suman fracasos varios en su gestión, así como la pérdida de gran parte de sus apoyos tanto entre factores de poder como en el acompañamiento de la población que lo catapultó; sus votantes están desertando y los que lo siguen avalando carecen de conciencia política, de cultura política y no tienen idea de qué y a quienes están respaldando ni de cuáles son sus políticas.

 

Los actores que le infligieron tamaño revés son:

 

-     En primer lugar, el Pueblo por medio de su contundente, persistente y tenaz movilización.

 

-     En segundo lugar, las cada vez más dubitativas corporaciones y, fundamentalmente, “la casta política” que lo dejó pagando en el desprestigiado Congreso.

 

Sin embargo, lo que acabo de describir es apenas una parte de lo que está sucediendo: es la parte visible del témpano.

 

Porque no tambalea solamente el gobierno paleolibertario; está en riesgo de derrumbe todo el Régimen, el Régimen político institucional heredado de la dictadura genocida.

 

Agoniza el Régimen institucional que sostiene y cobija a una configuración social y económica tremendamente injusta y que hace estragos con nuestra cultura a la par de que abre las puertas de par en par a la penetración extranjera, particularmente a la yanqui.

 

Pero téngase en cuenta que una agonía, un coma, puede prolongarse en el tiempo gracias a la tecnología de avanzada: así sucede, ya que dicha agonía comenzó sobre fines del 2001.

 

Es un Régimen que, con idas y venidas, con diferencias de matices, respondió a las grandes corporaciones globales y locales que someten a la Nación, al Pueblo y a los trabajadores en todas sus variantes.

 

Ese Régimen atravesó etapas en las que se arrodilló ante la oligarquía, ante las grandes patronales y ante el imperialismo.

Dichas etapas alternaron con gobiernos demagógicos que practicaron el gatopardismo.

 

No hubo transformación de raíz ni mucho menos un Proyecto de gran alcance para la Argentina.

 

El Régimen tuvo dos grandes salvatajes.

 

-     El primero, en 2002/2003 cuando se bamboleó, cuando sus cimientos fueron socavados por la genuina rebelión popular.

Los factores de poder y las dirigencias políticas y sectoriales, a la manera de las plaquetas de la sangre, salieron a suturar la gran herida abierta.

Para tal cometido, debilitaron hasta la extinción a las fuerzas populares, particularmente a las asambleas, y con el recurso electoral encaramaron un gobierno supuestamente renovador o innovador que sostuvo al Régimen; ese gobierno se estiró en el tiempo alternando con la derecha recalcitrantemente antipopular y antinacional.

 

 

-     El segundo salvataje del Régimen justamente lo está intentando el gobierno libertario, un gobierno absolutista teocrático.

 

Contra lo que Milei y los suyos vociferan, este gobierno viene a sostener a todas las castas y a preservar un Régimen devenido obsoleto, insatisfactorio, contrario a los intereses de nación y pueblo.

 

Dicho con la mayor claridad: Milei vino a salvar al Régimen, vino a preservar los intereses de los concentradores de poder y de riqueza y, también, de todas las dirigencias políticas y sectoriales.

 

De ahí las alianzas, contubernios y, también, las falsas o seudo oposiciones.

No hay modo más artero y más efectivo para sostener un Régimen injusto que el de cacarear contra algunos actores del mismo, generando antagonismos engañosos que lleven a la sociedad y a las masas a distraerse en “contradicciones secundarias” y, citando a Perón, a perder dolorosamente el tiempo en gallináceas.

 

Hasta los opositores más intransigentes o que se visten de tales transan de una manera o de otra con el gobierno libertario.

 

Sumergidos en la ambivalencia, se oponen, por un lado, pero lo legitiman por otro porque olfatean que un fracaso definitivo de Milei y sus huestes conlleva la caída de todo el Régimen.

O sea, un naufragio de Milei arrastraría a la totalidad de los poderosos, a la totalidad de los dirigentes políticos, gremiales y sociales, a la totalidad de los gobernadores, legisladores, intendentes, etc.

 

Lo sostienen ahí, con hilvanes y zurcidos, apelando a roscas, discursos vacuos, impulsando recambios, cuestionándolo a medias y frenando la movilización popular descaradamente.

 

Que la referente más notoria de la oposición dizque “nacional y popular” elogie a Milei argumentando como argumenta es un lapsus elocuente que confirma lo antedicho.

De paso sea dicho, la atracción irresistible del espejo lleva al desvarío.

 

Ese lapsus, por decir lo menos, se suma a todos los comportamientos que esa imaginaria oposición ha tenido y tiene desde el gobierno de Cambiemos, pasando por el del FdT hasta el de la actualidad “libertaria”.

 

La izquierda más izquierdista, más allá de su compromiso y del respeto que se ganó, lejos de poner en cuestión al Régimen, lo sostiene con su voluntarismo y es llevada por el temor a sacar los pies del plato; deriva en una versión más del progresismo o en una variante reformista.

 

Puede vaticinarse que una epidemia de prosopagnosia va a desencadenarse entre gobernantes, dirigentes y poderosos: van en camino de terminar no viéndose las caras.

 

A todo ese espectro los cautiva una columna fundamental del Régimen: los medios masivos, que los encandila como la luz a las polillas.

 

En consecuencia, como vengo diciendo, el Pueblo viene dando la lucha en soledad.

 

El Pueblo se movilizó.

 

Impuso a las centrales sindicales, CGT y CTAs, la realización de un paro activo determinante y se expresa, también, a través de cacerolazos, de acciones sectoriales, de reclamos sonoros y, asimismo, de comportamientos que expresan retracción como abstenerse de consumir al punto de sufrir, paralelamente, el hambre que hace estragos entre niñas, niños, adolescentes, jubiladas y jubilados.

 

El Pueblo grita con toda su voz que no cree en nadie y que no quiere seguir a nadie.

 

En ese contexto, desde el inicio del gobierno absolutista, surgen las Asambleas, asambleas barriales, vecinales, populares.

 

Opto por denominarlas Asambleas del Pueblo, confiado en que cumplan su misión, superando categóricamente a las fracasadas de 2001-2003, de las cuales participé.  

 

Las Asambleas están creciendo en convocatoria, en participación y en influencia en todo el país.

 

No obstante, creo que todavía tienen que madurar bastante para tener claros los Objetivos Estratégicos que las hagan una opción eficaz para la transformación, para la concreción del Proyecto.

 

En este momento las veo abocadas a la resistencia, lo cual es comprensible; pero, si quieren alcanzar la victoria, deberán pasar más temprano que tarde a la ofensiva.  

 

Se plantea una disyuntiva para las Asambleas:

 

Una salida de bajas aspiraciones que lleva a terminar corriendo atrás de organizaciones, agrupaciones o figuras líderes que no son más que cartas conocidas del Régimen. Esto equivale a reeditar el fracaso de 2003.

 

La deseable, la que impulso con todas mis ansias:  devenir en expresión acabada del Pueblo, en erigirse en su expresión más representativa y auténtica.

 

Sucintamente, para tal cometido, las Asambleas tienen que elaborar un Proyecto de emancipación y de realización de la Argentina, de la nación y del pueblo, construir la conducción política y organizar cubriendo todo el territorio y conteniendo a las mayorías.

 

Es todo un desafío, pero así están las cosas.

 

En resumen, se trata de la alternativa Régimen o Pueblo.

 

Como sentenció San Martín: “serás lo que debas ser o no serás nada”.

 

El Pueblo es Pueblo o cae en la nada.

 

Las Asambleas, si responden al Pueblo, serán quienes enarbolen el proyecto, conduzcan y organicen o no serán nada.

 

Rubén Rojas Breu

Buenos Aires, febrero 13 de 2024

 

 

 


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