Rubén
Rojas Breu
COMPORTAMIENTOS COLECTIVOS
QUE EMERGEN CON LAS EPIDEMIAS:
ANÁLISIS A PARTIR DE LA
PELÍCULA SURCOREANA “VIRUS” COMO DISPARADOR.
Sobre la película surcoreana “VIRUS”
Es
una película enteramente ficcional de 2013 escrita y dirigida por Kim Sung-su, cuyo tema es
la proliferación del influenzavirus A subtipo H5N1 que
mata a sus víctimas en 2 semanas, sembrando el caos en el distrito de Bundang-gu
en Corea del Sur.
Es
un filme de calidad estándar que por lo tanto no recomiendo, aunque puede ser
de interés por encontrarnos en plena pandemia del coronavirus SARS-CoV-2
causante de la infectocontagiosa COVID 19. Pero advierto que es una película
relativamente entretenida, clase B, que abunda en los estereotipos del género.
Se
la encuentra en la plataforma Netflix y la tomo como un simple disparador para
afrontar un análisis que procura una profundidad distante de lo que propone el
filme.
Enfoque
del análisis
Encaro
el análisis sobre la base de mi conocimiento y experiencia como científico e
investigador social y, particularmente, como creador del Método Vincular el
cual tiene por objeto la interacción social.
Es
decir, tanto por mis roles como por mi creación, el MV, me ocupo de
comportamientos colectivos en los campos social, político y mercado.
No
soy médico, ni infectólogo ni epidemiólogo.
Me
atengo a mis roles arriba descritos y al Método Vincular, desde ahí abordo la
problemática.
Porqués
de este artículo
Sistematizar: es
decir, introducir un orden que permita comprender e interpretar comportamientos
colectivos, teniendo en cuenta las distintas organizaciones, actores, sectores
y factores, que emergen o pueden emerger con motivo de una epidemia-pandemia.
Prevenir:
tal sistematización puede servir para que gobernantes, funcionarios,
profesionales de la salud, expertos, quienes tengan responsabilidad política y
social y también la población en general estén en mejores condiciones para
prevenir el surgimiento de conductas colectivas que son factibles a partir de una
afección tan virulenta. Esas conductas, si no son abordadas adecuadamente y
controladas con madurez, pueden dar lugar a efectos indeseables, efectos que
pueden ser más dañinos que la acción patógena del coronavirus.
Seguidamente
el análisis, tomando entonces como mero disparador la película surcoreana “Virus”.
Comportamientos
colectivos susceptibles de darse en situación de epidemia o pandemia
Organizaciones,
actores, factores y sectores intervinientes
Gobierno
Funcionariado
Comando
cívico-militar de los EEUU de Washington
Instituciones
de la salud
Profesionales
de la salud
Fuerzas
de seguridad y militares
Diversas
organizaciones civiles de prevención y asistencia (bomberos, por ejemplo)
Ciudad
afectada
Población
en general
Conflictos
Todo
el desarrollo de la epidemia y de sus variados efectos está atravesado por
numerosos conflictos y, por lo tanto, por distintos antagonistas según tales
diversos conflictos.
Uno
de los conflictos que se hace inicialmente evidente es entre:
- quienes incurren en renegación o negación, subestimando la aparición del virus y su propagación,
- quienes de inmediato toman con seriedad cartas en el asunto e impulsan acciones de prevención y de control de la epidemia.
En
el filme, entre los primeros predominan gobernantes, funcionarios,
políticos en general y el comando cívico-militar de los EEUU de Washington que
opera en Corea del Sur, arrogándose el total derecho a intervenir por su
condición de “controlador” del país, así como de “nación líder global cuya
misión es proteger a la humanidad”.
En
ese rol los yanquis, apoyados por sus seguidores locales o cipayos, se ubican
como “líderes mundiales excluyentes en el conocimiento experto de la salud,
enfermedades y epidemias” y de “protectores del planeta”.
Estamos
viendo por lo que sucede hoy con el nuevo coronavirus que tales papeles que los
yanquis se autoasignan son indebidos y falsos. Justamente China, Corea del Sur,
Japón, Tailandia, Vietnam, Taiwan, Hong-Kong y Singapur demostraron que llevan,
cómodamente, la delantera.
Al
mismo tiempo, en el relato fílmico, hay gobernantes y funcionarios que están en
campaña electoral por lo cual no sólo tienden a desinteresarse sino a evitar
que lo desencadenado trascienda para que no sea afectada su imagen o el curso
de dicha campaña.
Entre
los segundos, entre quienes impulsan la prevención y
control de la enfermedad con premura y conocimiento eficaz se encuentran los
profesionales de la salud, particularmente los investigadores o virólogos y
epidemiólogos, así como parte de los gobernantes y funcionarios más sensibles a
una problemática como la que tienen a la vista.
Éstos
recomiendan enfáticamente como primera medida el aislamiento de los infectados
y de los que pudieran ser portadores asintomáticos, aislar incluso a la ciudad
afectada impulsando a instaurar su cuarentena, en condiciones humanamente
responsables y respetuosas.
Otro
de los conflictos se da entre quienes asumen activamente la
tarea de la prevención y el control de la epidemia en ciernes y sectores de la
población que ignoran la gravedad del mal, incurriendo en conductas displicentes,
de riesgo o abiertamente temerarias.
También
se dará un tercer conflicto que tendrá como opuestos a
las fuerzas de seguridad y armadas de un lado y a los expertos ya aludidos y
gran parte de la población del otro.
El
desarrollo de la epidemia va produciendo estas alteraciones:
Quienes
inicialmente reniegan o niegan la importancia de la nueva
afección, pasan casi súbitamente, cuando la misma se hace insoslayable, o al
pánico o a sugerir medidas violentas para controlarla, medidas que implican no
sólo aislar a los infectados, sino incluso eliminarlos.
Un cuarto
conflicto surge entre los agentes a cargo de la
prevención y control de la epidemia versus los miembros de las clases
altas, los amos, los señorones de la
burguesía, los privilegiados que se consideran inmunes a todo y que
prepotentemente se escudan en sus supuestos “derechos individuales”.
Particularmente
elocuente es el modo en que manifiestan su resistencia a recluirse, tanto más
cuanto consideran despectivamente las carpas sanitarias especialmente montadas
para el aislamiento.
El quinto
conflicto que la película ilustra se da entre quienes
sabiamente procuran el control de la epidemia y la prevención versus
quienes a través de las redes virtuales hacen circular rumores infundados,
sumamente inquietantes que inducen al pánico. Finalmente, esto lleva a la
decisión de una “cuarentena” de Internet con el fin de neutralizar la
propagación de tales rumores apocalípticos o aterrorizadores.
Un sexto
conflicto se da entre las normas y la ocultación,
entre quienes de manera equilibrada y quienes, de modo intemperante, aplican o
imponen rígidamente los protocolos versus quienes para preservar los
lazos afectivos recurren a la ocultación de la infección; esto, particularmente,
en el filme, se da entre la epidemióloga a cargo que por amor a su pequeña hija
y temor a quedar separada de ella, esconde a su niña infectada.
Comportamientos
Esa
sumatoria de conflictos se van esquivando o superando, según sea el caso, por
medio de conductas muy variadas, desde las más disfuncionales hasta las más
adaptativas, las que propenden al control eficaz de la pandemia.
Los
comportamientos disfuncionales que surgen son:
- Renegación o desmentida, concepto psicoanalítico que significa ignorar o no percibir lo que está a la vista,
- Pánico, como conducta supuestamente opuesta a la anterior y que justamente surge en gran medida como reacción a aquella.
Es
decir, es como si se diera un pacto tácito entre negar o renegar y entrar en
pánico, y casi como si se estableciera esta correlación: a mayor renegación,
mayor es el pánico.
- Propagación de rumores, generados por el desconocimiento y que se retroalimentan con el pánico,
- Violencia descontrolada, tanto para neutralizar el caos consiguiente al pánico como para aislar a los infectados y a los supuestos portadores. Esta violencia es alimentada tanto por parte de algunos gobernantes, funcionarios, políticos, fuerzas de seguridad y militares locales como por el comando cívico-militar yanqui,
- Ocultación de los afectados para evitar separaciones o que sean víctimas de la represión irracional que incluso los lleva a la eliminación, sea por vía de las armas -bombardeos inclusive – hasta el entierro con vida en inmensas fosas.
- Las culpas y autorreproches en que incurren de buena fe personas, sobre todo trabajadoras/es de la salud y familiares, por no haber “sabido” evitar la infectocontagiosa, culpas y autorreproches sustentados en un Superyó severo y mentalmente patogénico que induce a la pretensión de omnipotencia,
- El sentimiento de estigmatización y discriminación negativa que tienden a sentir quienes son aislados, sentimiento que debe contrarrestarse criteriosamente, cuidadosamente, con conocimiento de las Ciencias de lo Humano y, particularmente, de la Psicología y la Sociología; en el mundo y, también en nuestro país, el riesgo de ese sentimiento penoso se advierte entre las personas mayores y las inmunodeprimidas,
- Sobrevaloración de las capacidades de un supuesto experto global, pretensioso “protector de la humanidad”; en este caso, los EEUU de Washington,
- Acaparamiento desaforado de productos, incurriendo en auténticos saqueos de comercios con el fin de abastecerse por parte de los habitantes afectados y no afectados, lo cual a su vez incentiva la represión violenta,
- El apoyo en las encuestas, y por lo tanto en la masa -amorfa y manipulable- para justificar medidas extremas, fuertemente represivas y sanguinarias, “la mano dura”,
De
tal modo, las conductas disfuncionales giran en torno a
garantizar la supuesta supervivencia:
- a costa de eliminar las personas fuentes de contagio con la represión violenta,
- al “sálvese quien pueda”, acaparando alimentos e insumos varios, abandonando a su suerte a los enfermos, pisando lo que se interpone, etc.
Finalmente,
la “guerra” contra el virus o la epidemia deviene en “guerra” contra una
población entera, en exterminio de personas en gran número.
De
ahí, que usar la expresión ahora de que “estamos en guerra contra el
coronavirus” sea contraproducente y, peor aún, incluso
propiciatoria de comportamientos criminales por parte de quienes deberían
justamente cuidar la salud y la vida de las personas.
Las
conductas más adaptativas son:
- la advertencia precoz con el fin de garantizar la prevención y el control de la diseminación del agente infeccioso, el virus,
- la detección a tiempo,
- la búsqueda de la cura, científicamente fundada, basada en la obtención de los anticuerpos que se requieren para el suero que cure o la vacuna,
- la información y asesoramiento a todos los actores y a la población en general para evitar el avance de la epidemia y controlarla,
- la gama de acciones destinadas a curar, a salvar vidas,
- las medidas que se disponen para evitar y contrarrestar el pánico, el caos, la difusión de falsas y peligrosas afirmaciones (rumores),
- el conjunto de acciones, gestos y verbalizaciones, ideadas por los profesionales calificados y difundidas por los medios, a fin de que se acepte el aislamiento sin las vivencias dolorosas de la estigmatización, la discriminación o el miedo incontrolable a ser descartados, eliminados, exterminados.
En
la película se evidencia la expectativa mesiánica, que parece
francamente exógena, mágica, fantasiosa:
El advenimiento
de un mesías portador de los anticuerpos salvadores, encarnado en el
filme en la pequeña hija de la médica, la cual se cura sin intervención médica,
por sí sola, lo que la hace depositaria de tales anticuerpos que serán usados
para dar fin a la epidemia, salvando miles de vidas tanto del virus como del
exterminio ordenado por el comando cívico-militar yanqui con la complicidad de
gobernantes y funcionarios locales.
Los yanquis,
aplicando su hábito de bautizar a los operativos bélicos propios de las invasiones
que a diario realizan contra naciones y pueblos, denominan “ciudad limpia”
su operación de intento de exterminio de la población entera de una ciudad.
El
presidente de Corea del Sur se erige en un líder exitoso toda vez que se opuso
a toda forma de represión y avaló enérgicamente todo el tiempo la acción de los
agentes sanitarios locales dispuestos a encontrar la solución humanamente solidaria
y científicamente eficaz.
Subrayo: no
cabe hablar de “guerra contra el virus” porque:
- Pervierte, ya que se sustituye el objetivo válido, el de preservar la salud y la vida de las personas, por el de la eliminación del virus,
- Lleva al deslizamiento peligroso por el cual la supuesta guerra contra el virus termina siendo guerra contra las personas infectadas
Aplicando
el Método Vincular
Los
comportamientos colectivos ante un brote viral que deviene epidemia o pandemia,
se explican por las relaciones en las que se sustenta el Método Vincular:
Primarización
(Pn) / Secundarización (Sn):
- O se tiende a la Primarización extrema la cual da lugar al conjunto de comportamientos disfuncionales sustentados en la tesis del “enemigo”, el cual es inicialmente el virus y termina siendo el infectado o posible portador,
- O se adopta el sendero de la Secundarización, compatible con las conductas adaptativas, maduras, determinadas por el objetivo de la salud y vida de las personas.
Dimensiones
Significante / Significado:
Una
epidemia o pandemia y el conjunto de comportamientos que genera, sobre todo a
nivel planetario, altera en mayor o menor grado, pero de modo radical, el mundo
de signos, la Significación en toda su complejidad en la que los humanos
estamos inmersos.
Los signos
que aludían al éxito definitivo del capitalismo, que hacían creer que lo humano
se podía reducir a una formación socioeconómica como dicho capitalismo, al par
antagónico “exitosos versus perdedores”, a la instauración definitiva e
insuperable de la seudodemocracia liberal sustentada en el privilegio de los
supuestos “derechos del individuo” y a un orden geopolítico ya estable y para siempre
caducan.
Están
dadas las condiciones para la derrota cultural, social, política, ideológica,
psicológica, económica de un régimen dominante a nivel internacional que
muestra su obsolescencia. Esto lo conlleva un simple virus, un letal,
desconocido, apabullador virus, pero simple virus al fin de cuentas.
Los
signos antes enunciados caducan para ser probablemente sustituidos por los que signifiquen
la genuina solidaridad, que es la solidaridad de los pueblos y en los
pueblos, la búsqueda de una democracia auténtica, la promoción de la ciencia,
la investigación, la salud pública, la educación pública, la cooperación entre
naciones para asegurar el acceso al bienestar de las poblaciones y el cuidado e
incluso renovación del ambiente, de los ecosistemas perdidos o vulnerados.
En
términos de la Matriz de Posicionamientos Vinculares, lo que se
observa en el filme es la oposición entre los posicionamientos Dominancial
y Constructivo.
Para
una mejor comprensión de esta aplicación de mi creación, el Método Vincular, pueden
consultarse mi libro Método Vincular. El valor de la estrategia, Eds Cooperativas
de Bs. As, 2002 y las publicaciones en rubenrojasbreu.blogspot.com
El
futuro
El
futuro, el de la post-pandemia, tanto puede ser terrorífico
como esperanzador, difícil saberlo cuando todavía estamos en medio de tan
terrible flagelo y no sabemos hasta dónde nos puede afectar. Hasta acá este
presente es muy funesto, penoso, generador de intenso o descomunal miedo, así como
de enfermedad y muerte.
Por
otro lado, ese futuro puede ser concebible también, pese a lo que
el coronavirus se haya llevado consigo, como lo describo ut supra en términos
de francas transformaciones en el conjunto de signos y de significación, de un
nuevo posible paradigma.
Es
ya altamente probable que China en particular termine esta etapa como la nación
victoriosa, al mismo tiempo que Occidente tambalee y, sobre todo, los EEUU de
Washington terminen en una derrota geopolítica, cultural, social y hasta
económica. Veremos.
Naciones
y pueblos quizá empiecen a mirar más y de otra manera hacia el sudeste
asiático, a la luz de cómo justamente China y también Corea del Sur, Japón,
Tailandia, Taiwan, Singapur, etc. lograron frenar la epidemia, conjugando tradiciones
y cultura milenarias con conocimientos de avanzada en ciencia, con sistemas de
salud integrados eficaces, con conciencia comunitaria y con tecnología de
vanguardia.
Tampoco
hay que desconocer que ese futuro, en gran parte del planeta, en nuestro país
inclusive, signifique mayor malestar, más pobreza, más recesión, más endeudamiento
enojoso, más deterioro en general.
Todo
indica que quizá vayamos a una mezcla de lo promisorio con lo indeseable.
Por
ahora, tenemos que afrontar la pandemia y ojalá podamos hacerlo con el menor
dolor posible.
Rubén
Rojas Breu
Marzo
20 de 2020