viernes, 20 de marzo de 2020

COMPORTAMIENTOS COLECTIVOS QUE EMERGEN CON LAS EPIDEMIAS...






Rubén Rojas Breu


COMPORTAMIENTOS COLECTIVOS QUE EMERGEN CON LAS EPIDEMIAS: 

ANÁLISIS A PARTIR DE LA PELÍCULA SURCOREANA “VIRUS” COMO DISPARADOR.



Sobre la película surcoreana “VIRUS”

Es una película enteramente ficcional de 2013 escrita y dirigida por Kim Sung-su, cuyo tema es la proliferación del influenzavirus A subtipo H5N1 que mata a sus víctimas en 2 semanas, sembrando el caos en el distrito de Bundang-gu en Corea del Sur.
Es un filme de calidad estándar que por lo tanto no recomiendo, aunque puede ser de interés por encontrarnos en plena pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 causante de la infectocontagiosa COVID 19. Pero advierto que es una película relativamente entretenida, clase B, que abunda en los estereotipos del género.
Se la encuentra en la plataforma Netflix y la tomo como un simple disparador para afrontar un análisis que procura una profundidad distante de lo que propone el filme.


Enfoque del análisis

Encaro el análisis sobre la base de mi conocimiento y experiencia como científico e investigador social y, particularmente, como creador del Método Vincular el cual tiene por objeto la interacción social.

Es decir, tanto por mis roles como por mi creación, el MV, me ocupo de comportamientos colectivos en los campos social, político y mercado.
No soy médico, ni infectólogo ni epidemiólogo.

Me atengo a mis roles arriba descritos y al Método Vincular, desde ahí abordo la problemática.

Porqués de este artículo

Sistematizar: es decir, introducir un orden que permita comprender e interpretar comportamientos colectivos, teniendo en cuenta las distintas organizaciones, actores, sectores y factores, que emergen o pueden emerger con motivo de una epidemia-pandemia.

Prevenir: tal sistematización puede servir para que gobernantes, funcionarios, profesionales de la salud, expertos, quienes tengan responsabilidad política y social y también la población en general estén en mejores condiciones para prevenir el surgimiento de conductas colectivas que son factibles a partir de una afección tan virulenta. Esas conductas, si no son abordadas adecuadamente y controladas con madurez, pueden dar lugar a efectos indeseables, efectos que pueden ser más dañinos que la acción patógena del coronavirus.

Seguidamente el análisis, tomando entonces como mero disparador la película surcoreana “Virus”.


Comportamientos colectivos susceptibles de darse en situación de epidemia o pandemia

Organizaciones, actores, factores y sectores intervinientes

Gobierno
Funcionariado
Comando cívico-militar de los EEUU de Washington
Instituciones de la salud
Profesionales de la salud
Fuerzas de seguridad y militares
Diversas organizaciones civiles de prevención y asistencia (bomberos, por ejemplo)
Ciudad afectada
Población en general


Conflictos

Todo el desarrollo de la epidemia y de sus variados efectos está atravesado por numerosos conflictos y, por lo tanto, por distintos antagonistas según tales diversos conflictos.

Uno de los conflictos que se hace inicialmente evidente es entre:

  • quienes incurren en renegación o negación, subestimando la aparición del virus y su propagación,
  • quienes de inmediato toman con seriedad cartas en el asunto e impulsan acciones de prevención y de control de la epidemia.

En el filme, entre los primeros predominan gobernantes, funcionarios, políticos en general y el comando cívico-militar de los EEUU de Washington que opera en Corea del Sur, arrogándose el total derecho a intervenir por su condición de “controlador” del país, así como de “nación líder global cuya misión es proteger a la humanidad”.

En ese rol los yanquis, apoyados por sus seguidores locales o cipayos, se ubican como “líderes mundiales excluyentes en el conocimiento experto de la salud, enfermedades y epidemias” y de “protectores del planeta”. 

Estamos viendo por lo que sucede hoy con el nuevo coronavirus que tales papeles que los yanquis se autoasignan son indebidos y falsos. Justamente China, Corea del Sur, Japón, Tailandia, Vietnam, Taiwan, Hong-Kong y Singapur demostraron que llevan, cómodamente, la delantera. 

Al mismo tiempo, en el relato fílmico, hay gobernantes y funcionarios que están en campaña electoral por lo cual no sólo tienden a desinteresarse sino a evitar que lo desencadenado trascienda para que no sea afectada su imagen o el curso de dicha campaña.

Entre los segundos, entre quienes impulsan la prevención y control de la enfermedad con premura y conocimiento eficaz se encuentran los profesionales de la salud, particularmente los investigadores o virólogos y epidemiólogos, así como parte de los gobernantes y funcionarios más sensibles a una problemática como la que tienen a la vista. 

Éstos recomiendan enfáticamente como primera medida el aislamiento de los infectados y de los que pudieran ser portadores asintomáticos, aislar incluso a la ciudad afectada impulsando a instaurar su cuarentena, en condiciones humanamente responsables y respetuosas.

Otro de los conflictos se da entre quienes asumen activamente la tarea de la prevención y el control de la epidemia en ciernes y sectores de la población que ignoran la gravedad del mal, incurriendo en conductas displicentes, de riesgo o abiertamente temerarias.

También se dará un tercer conflicto que tendrá como opuestos a las fuerzas de seguridad y armadas de un lado y a los expertos ya aludidos y gran parte de la población del otro.

El desarrollo de la epidemia va produciendo estas alteraciones:
Quienes inicialmente reniegan o niegan la importancia de la nueva afección, pasan casi súbitamente, cuando la misma se hace insoslayable, o al pánico o a sugerir medidas violentas para controlarla, medidas que implican no sólo aislar a los infectados, sino incluso eliminarlos.

Un cuarto conflicto surge entre los agentes a cargo de la prevención y control de la epidemia versus los miembros de las clases altas,  los amos, los señorones de la burguesía, los privilegiados que se consideran inmunes a todo y que prepotentemente se escudan en sus supuestos “derechos individuales”.
Particularmente elocuente es el modo en que manifiestan su resistencia a recluirse, tanto más cuanto consideran despectivamente las carpas sanitarias especialmente montadas para el aislamiento. 

El quinto conflicto que la película ilustra se da entre quienes sabiamente procuran el control de la epidemia y la prevención versus quienes a través de las redes virtuales hacen circular rumores infundados, sumamente inquietantes que inducen al pánico. Finalmente, esto lleva a la decisión de una “cuarentena” de Internet con el fin de neutralizar la propagación de tales rumores apocalípticos o aterrorizadores. 

Un sexto conflicto se da entre las normas y la ocultación, entre quienes de manera equilibrada y quienes, de modo intemperante, aplican o imponen rígidamente los protocolos versus quienes para preservar los lazos afectivos recurren a la ocultación de la infección; esto, particularmente, en el filme, se da entre la epidemióloga a cargo que por amor a su pequeña hija y temor a quedar separada de ella, esconde a su niña infectada.


Comportamientos

Esa sumatoria de conflictos se van esquivando o superando, según sea el caso, por medio de conductas muy variadas, desde las más disfuncionales hasta las más adaptativas, las que propenden al control eficaz de la pandemia.

Los comportamientos disfuncionales que surgen son:


  • Renegación o desmentida, concepto psicoanalítico que significa ignorar o no percibir lo que está a la vista,

  • Pánico, como conducta supuestamente opuesta a la anterior y que justamente surge en gran medida como reacción a aquella.

Es decir, es como si se diera un pacto tácito entre negar o renegar y entrar en pánico, y casi como si se estableciera esta correlación: a mayor renegación, mayor es el pánico.

  • Propagación de rumores, generados por el desconocimiento y que se retroalimentan con el pánico,

  • Violencia descontrolada, tanto para neutralizar el caos consiguiente al pánico como para aislar a los infectados y a los supuestos portadores. Esta violencia es alimentada tanto por parte de algunos gobernantes, funcionarios, políticos, fuerzas de seguridad y militares locales como por el comando cívico-militar yanqui,

  • Ocultación de los afectados para evitar separaciones o que sean víctimas de la represión irracional que incluso los lleva a la eliminación, sea por vía de las armas -bombardeos inclusive – hasta el entierro con vida en inmensas fosas.

  • Las culpas y autorreproches en que incurren de buena fe personas, sobre todo trabajadoras/es de la salud y familiares, por no haber “sabido” evitar la infectocontagiosa, culpas y autorreproches sustentados en un Superyó severo y mentalmente patogénico que induce a la pretensión de omnipotencia,

  • El sentimiento de estigmatización y discriminación negativa que tienden a sentir quienes son aislados, sentimiento que debe contrarrestarse criteriosamente, cuidadosamente, con conocimiento de las Ciencias de lo Humano y, particularmente, de la Psicología y la Sociología; en el mundo y, también en nuestro país, el riesgo de ese sentimiento penoso se advierte entre las personas mayores y las inmunodeprimidas,

  • Sobrevaloración de las capacidades de un supuesto experto global, pretensioso “protector de la humanidad”; en este caso, los EEUU de Washington,

  • Acaparamiento desaforado de productos, incurriendo en auténticos saqueos de comercios con el fin de abastecerse por parte de los habitantes afectados y no afectados, lo cual a su vez incentiva la represión violenta,

  • El apoyo en las encuestas, y por lo tanto en la masa -amorfa y manipulable- para justificar medidas extremas, fuertemente represivas y sanguinarias, “la mano dura”,


De tal modo, las conductas disfuncionales giran en torno a garantizar la supuesta supervivencia: 


  • a costa de eliminar las personas fuentes de contagio con la represión violenta,

  • al “sálvese quien pueda”, acaparando alimentos e insumos varios, abandonando a su suerte a los enfermos, pisando lo que se interpone, etc.

Finalmente, la “guerra” contra el virus o la epidemia deviene en “guerra” contra una población entera, en exterminio de personas en gran número. 

De ahí, que usar la expresión ahora de que “estamos en guerra contra el coronavirus” sea contraproducente y, peor aún, incluso propiciatoria de comportamientos criminales por parte de quienes deberían justamente cuidar la salud y la vida de las personas.


Las conductas más adaptativas son:


  • la advertencia precoz con el fin de garantizar la prevención y el control de la diseminación del agente infeccioso, el virus,

  • la detección a tiempo,

  • la búsqueda de la cura, científicamente fundada, basada en la obtención de los anticuerpos que se requieren para el suero que cure o la vacuna,

  • la información y asesoramiento a todos los actores y a la población en general para evitar el avance de la epidemia y controlarla,

  • la gama de acciones destinadas a curar, a salvar vidas,

  • las medidas que se disponen para evitar y contrarrestar el pánico, el caos, la difusión de falsas y peligrosas afirmaciones (rumores),

  • el conjunto de acciones, gestos y verbalizaciones, ideadas por los profesionales calificados y difundidas por los medios, a fin de que se acepte el aislamiento sin las vivencias dolorosas de la estigmatización, la discriminación o el miedo incontrolable a ser descartados, eliminados, exterminados.


En la película se evidencia la expectativa mesiánica, que parece francamente exógena, mágica, fantasiosa: 

El advenimiento de un mesías portador de los anticuerpos salvadores, encarnado en el filme en la pequeña hija de la médica, la cual se cura sin intervención médica, por sí sola, lo que la hace depositaria de tales anticuerpos que serán usados para dar fin a la epidemia, salvando miles de vidas tanto del virus como del exterminio ordenado por el comando cívico-militar yanqui con la complicidad de gobernantes y funcionarios locales.

Los yanquis, aplicando su hábito de bautizar a los operativos bélicos propios de las invasiones que a diario realizan contra naciones y pueblos, denominan “ciudad limpia” su operación de intento de exterminio de la población entera de una ciudad. 

El presidente de Corea del Sur se erige en un líder exitoso toda vez que se opuso a toda forma de represión y avaló enérgicamente todo el tiempo la acción de los agentes sanitarios locales dispuestos a encontrar la solución humanamente solidaria y científicamente eficaz. 

Subrayo: no cabe hablar de “guerra contra el virus” porque:


  • Pervierte, ya que se sustituye el objetivo válido, el de preservar la salud y la vida de las personas, por el de la eliminación del virus,



  • Lleva al deslizamiento peligroso por el cual la supuesta guerra contra el virus termina siendo guerra contra las personas infectadas



Aplicando el Método Vincular

Los comportamientos colectivos ante un brote viral que deviene epidemia o pandemia, se explican por las relaciones en las que se sustenta el Método Vincular:

Primarización (Pn) / Secundarización (Sn):


  • O se tiende a la Primarización extrema la cual da lugar al conjunto de comportamientos disfuncionales sustentados en la tesis del “enemigo”, el cual es inicialmente el virus y termina siendo el infectado o posible portador,

  • O se adopta el sendero de la Secundarización, compatible con las conductas adaptativas, maduras, determinadas por el objetivo de la salud y vida de las personas.


Dimensiones Significante / Significado:

Una epidemia o pandemia y el conjunto de comportamientos que genera, sobre todo a nivel planetario, altera en mayor o menor grado, pero de modo radical, el mundo de signos, la Significación en toda su complejidad en la que los humanos estamos inmersos.

Los signos que aludían al éxito definitivo del capitalismo, que hacían creer que lo humano se podía reducir a una formación socioeconómica como dicho capitalismo, al par antagónico “exitosos versus perdedores”, a la instauración definitiva e insuperable de la seudodemocracia liberal sustentada en el privilegio de los supuestos “derechos del individuo” y a un orden geopolítico ya estable y para siempre caducan.

Están dadas las condiciones para la derrota cultural, social, política, ideológica, psicológica, económica de un régimen dominante a nivel internacional que muestra su obsolescencia. Esto lo conlleva un simple virus, un letal, desconocido, apabullador virus, pero simple virus al fin de cuentas.

Los signos antes enunciados caducan para ser probablemente sustituidos por los que signifiquen la genuina solidaridad, que es la solidaridad de los pueblos y en los pueblos, la búsqueda de una democracia auténtica, la promoción de la ciencia, la investigación, la salud pública, la educación pública, la cooperación entre naciones para asegurar el acceso al bienestar de las poblaciones y el cuidado e incluso renovación del ambiente, de los ecosistemas perdidos o vulnerados.

En términos de la Matriz de Posicionamientos Vinculares, lo que se observa en el filme es la oposición entre los posicionamientos Dominancial y Constructivo.

Para una mejor comprensión de esta aplicación de mi creación, el Método Vincular, pueden consultarse mi libro Método Vincular. El valor de la estrategia, Eds Cooperativas de Bs. As, 2002 y las publicaciones en rubenrojasbreu.blogspot.com



El futuro

El futuro, el de la post-pandemia, tanto puede ser terrorífico como esperanzador, difícil saberlo cuando todavía estamos en medio de tan terrible flagelo y no sabemos hasta dónde nos puede afectar. Hasta acá este presente es muy funesto, penoso, generador de intenso o descomunal miedo, así como de enfermedad y muerte.

Por otro lado, ese futuro puede ser concebible también, pese a lo que el coronavirus se haya llevado consigo, como lo describo ut supra en términos de francas transformaciones en el conjunto de signos y de significación, de un nuevo posible paradigma. 

Es ya altamente probable que China en particular termine esta etapa como la nación victoriosa, al mismo tiempo que Occidente tambalee y, sobre todo, los EEUU de Washington terminen en una derrota geopolítica, cultural, social y hasta económica. Veremos.

Naciones y pueblos quizá empiecen a mirar más y de otra manera hacia el sudeste asiático, a la luz de cómo justamente China y también Corea del Sur, Japón, Tailandia, Taiwan, Singapur, etc. lograron frenar la epidemia, conjugando tradiciones y cultura milenarias con conocimientos de avanzada en ciencia, con sistemas de salud integrados eficaces, con conciencia comunitaria y con tecnología de vanguardia. 

Tampoco hay que desconocer que ese futuro, en gran parte del planeta, en nuestro país inclusive, signifique mayor malestar, más pobreza, más recesión, más endeudamiento enojoso, más deterioro en general.

Todo indica que quizá vayamos a una mezcla de lo promisorio con lo indeseable.
Por ahora, tenemos que afrontar la pandemia y ojalá podamos hacerlo con el menor dolor posible.

Rubén Rojas Breu
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