Rubén Rojas Breu
CONCEPTO DE PUEBLO Y DE OTROS
DE TEORÍA POLÍTICA
Introducción
En los más diversos ámbitos tales como el
académico, el social propiamente dicho, el político, el mediático y otros se
usan palabras sin la debida conceptualización.
Se habla indistintamente y como si fueran
sinónimos, de “pueblo”, “gente”, “electorado”, “ciudadanía”, “opinión pública”,
etc. También se utilizan otros términos tales como “poder” y “política” sin
precisar su significado.
Desde el punto de vista del rigor que exige el
conocimiento científico lo antedicho es indicador de una carencia ciertamente
inquietante. Desde la perspectiva de la acción política, tal carencia sirve a
la manipulación a la que recurren con frecuencia las dirigencias, los
gobernantes, las grandes corporaciones y
los medios masivos de comunicación dominantes.
Por eso
me aboqué desde hace más de dos décadas a conceptualizar sobre tales
expresiones, a sacarlas de la nebulosa y traerlas a la luz del conocimiento,
respetando las exigencias epistemológicas.
Para tal fin me basé:
- En las investigaciones sociales que llevé a
cabo a lo largo de más de cuarenta años
- En mi experiencia política, en mi extensa
trayectoria política
- En teorías confiables y probadas de las
Ciencias de lo Humano
- En mi propia creación, el Método Vincular, y
otras producciones que fui generando a lo largo del tiempo.
Un ejemplo de esto último es la falta de
discernimiento entre palabras que deberían reflejar conceptos: masa, gente,
pueblo, opinión pública, ciudadanía, electorado, etc. Se utilizan indistintamente cuando, siguiendo
un abordaje epistémicamente sustentable, deberían diferenciarse.
La ciencia es ciencia, además de otros
requisitos, cuando cumple la premisa de diferenciar conceptos y, a la vez, de
integrarlos en una teoría que dé cuenta de objetos de los que se ocupa.
Reiterando, me propongo que nociones difusas devengan
conceptos que se articulen en teoría epistemológicamente sustentable.
Al hacerlo, también busco de aportar para el
diseño de estrategias para las organizaciones políticas que tengan por objeto
los intereses nacionales, populares y de los trabajadores.
Concepto
de pueblo
Dada la
complejidad de este concepto, lo defino por partes. Según una primera
aproximación, pueblo es la población políticamente culturalizada y organizada.
Al
mismo tiempo establezco una doble articulación intrínseca, ya
que pueblo se determina por su vínculo con la nación, por un lado, y, con los
trabajadores, en tanto fuerza potencialmente revolucionaria y sólo en tanto sea
esa fuerza, por el otro.
En resumen: pueblo, nación y trabajadores constituyen una tríada indisoluble
Por otra parte, una diferenciación radical se impone: la de pueblo y masa.
La diferenciación entre pueblo y masa requiere
de una exposición detallada de la cual prescindo en este texto, tanto más
cuanto me ocupé de la misma en otras publicaciones. Sólo dejo en claro acá que
mientras el pueblo es lo que se conforma como orgánico, la masa tiende a lo
amorfo, a la homogeneidad acrítica entre sus miembros.
El pueblo asume la política, mientras que la
masa se refugia en el supuesto “apoliticismo” y sustituye todo ideal o proyecto
por la adhesión a algo o alguien que la lidere y a la pertenencia. En su
versión más extrema, la masa encarna el retorno de la horda primitiva.
Habitualmente, se apela al vocablo “gente” que
en mi enfoque de la cuestión, es sinónimo de masa. “Gente” es la versión
eufemística y elegante de masa.
Adoptando un abordaje dialéctico, para
conceptualizar pueblo cabe tener en cuenta también los antagonismos que están
implícitos en la articulación ut supra
mencionada.
Tales antagonismos son:
- Pueblo/nación vs. Despotismo
- Trabajadores vs. Capitalismo
El despotismo, para los países
latinoamericanos y del Tercer Mundo en general, se expresa como imperialismo,
colonialismo y neocolonialismo, modalidades que cuentan siempre con la
cooperación y sumisión de los concentradores locales de poder. Este antagonismo
no sólo se da porque el pueblo conciba como enemigos al despotismo, el
imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo, sino también porque éstos
conciben al pueblo o a los pueblos como enemigos.
El despotismo, en cualquiera de sus variantes,
sólo quiere la sumisión y la fuerza de trabajo, sin otorgar ningún
reconocimiento. Dicho de otro modo, la mayor aspiración de los despotismos es
que los pueblos no existan y sólo se dé sumisión y esfuerzo por parte de las
poblaciones.
Parafraseando a Marx, podríamos afirmar que la
historia es “la historia de las luchas de los pueblos contra los despotismos”.
En rigor, completando lo antedicho, la historia es la de los esfuerzos logrados
y no logrados de los pueblos para plasmar sus proyectos de realización.
Aclaro: el antagonismo trabajadores vs.
capitalismo significa que el mismo se da entre quienes proveen la fuerza de
trabajo, generando plusvalía, y una formación socioeconómica que se impone al
punto de desestimar la complejidad de lo social y la acción política, descalificando
al mismo tiempo el desarrollo de teoría de las Ciencias de lo Humano.
Con lo dicho también quiero dejar en claro que
no necesariamente los trabajadores antagonizan con los capitalistas, ya que
pequeños y medianos productores, industriales y comerciantes integran el pueblo
y pueden aportar al desarrollo.
Ahora sí
el concepto de pueblo, desarrollado
en toda su complejidad y extensión:
Pueblo es la población políticamente culturalizada y
organizada, que se articula
intrínsecamente al mismo tiempo con la nación y con los trabajadores, en
tanto fuerza potencialmente revolucionaria, se diferencia de la masa y se
define en franca oposición con el despotismo,
cuyas variantes, concurrentes, son las oligarquías locales, el imperialismo, el
colonialismo y el neocolonialismo.
Al tratarlo así no hago más que aplicar un
enfoque sistémico-relacional o, para quienes prefieran, aplico una aproximación
“estructuralista”, en tanto y en cuanto pongo en juego en simultáneo las
operaciones de articulación, de diferenciación y de oposición:
- El pueblo
se articula con la nación y con los
trabajadores como fuerza potencialmente revolucionaria
- El pueblo
se diferencia de la masa (o de la
gente) al punto de la antítesis
- El pueblo
se encuentra en oposición fundante
con el imperialismo
Lo de población políticamente culturalizada y
organizada incluye a la totalidad de quienes se forman, comprometen, militan,
adquieren experiencia a través de la acción política (sea en el campo de la
política propiamente dicha, sea en la actividad gremial, en el movimiento
estudiantil y docente, en los movimientos sociales, en los organismos de DDHH,
etc.).
Así, por oponer de un modo contundente a
través de un ejemplo, un trabajador precarizado que integra un movimiento
social es políticamente culto y organizado y, contrariamente, el ejecutivo,
“CEO”, hacendado o intelectual que se define como “apolítico” o hace
antipolítica no integra al pueblo.
La masa, o la gente, según particulares
circunstancias en las que predominan la conducción política, la organización
política y la estrategia consistentes con el concepto de pueblo, puede ser
atraída por éste; es decir, el pueblo puede operar para que la masa, siempre
amorfa y versátil, incline sus preferencias en la misma dirección que el
pueblo. Pero reitero, es en determinadas circunstancias, circunstancias en las
cuales la conducción política, la organización política y la estrategia
definidas en favor de los intereses nacionales, populares y de los trabajadores
(por lo tanto, en sintonía con el pueblo) logra crear las condiciones para
imponerse sobre las fuerzas que operan para el despotismo.
Esto es así porque una característica de la
masa o la gente, es inclinarse hacia donde percibe promesa o acumulación de
poder, lo cual da cuenta de su versatilidad cuando no volatilidad. El pueblo,
en tales casos, es el articulador por excelencia entre la conducción política y
la masa o la gente.
El pueblo
supone organización, movilización orientada a objetivos, conducción, estrategia
y acción revolucionaria.
Como veremos, también pueblo se diferencia de
opinión pública, de electorado y de ciudadanía.
Dicho por la negativa, quienes se definen como
“apolíticos”, se conducen adhiriendo activa o pasivamente a los despotismos en
sus distintas variantes e integran a la masa o “la gente”, no forman parte del pueblo.
Es oportuno precisar que masa no equivale a
multitud, equívoco en el que incurre Elías Canetti. La multitud a veces expresa
a la masa y otras al pueblo. La multitud es un estado eventual de la masa, la
cual regularmente se conduce como la mal llamada “mayoría silenciosa” o una muchedumbre
tácita, subliminal, unida por lazos imperceptibles que la llevan a conducirse
homogéneamente en los más variados ámbitos de la vida cotidiana. Justamente, la
cotidianeidad, la rutina, la repetición, son rasgos de la masa, resistente
siempre a la alteración, a los cambios de rumbo, a la incertidumbre, al
compromiso y la acción política.
Concepto de política
El concepto de Política según el Método Vincular, concepto que debe reflejarse
en la correspondiente definición, debe conjugar las relaciones de poder y el
Ideal, articulación que remite al Deseo.
De
tal manera, el concepto de Política se traduce en la siguiente definición:
La
Política es la disciplina científica y la práctica que tienen por objeto
articular las relaciones de poder, interpretándolas y operando sobre ellas, con
el Ideal o referente primordial de un determinado colectivo, a
los fines de la realización de tal colectivo.
Ese
colectivo es fundamentalmente, si consideramos a la Argentina, la conjunción
nación-pueblo-trabajadores con el imperativo de la integración latinoamericana
y de unión con los pueblos y naciones dependientes u oprimidos del planeta.
Hacer
esta última precisión es útil también para explicar y explicitar el cierre de
la definición: “a los fines de la realización de tal colectivo”.
El
colectivo o dicha conjunción se hallan estado de virtualidad o potencial a la
espera de realizarse: es decir, se trata de pasar de lo que visualizamos
como deseable a real.
Poder es la
capacidad para pasar de una situación dada A a una situación ideal o aspirada B
en el seno de la interrelación entre distintos actores y sectores que demandan,
procuran y/o ejercen dicha capacidad y el complejo contexto en el que tal
interrelación se da[ii].
Tal capacidad se da siempre como una relación entre tres términos:
- El contexto en el cual ambos términos interactúan
El Ideal es el referente primordial.
En todo proceso de interacción entre
oferentes y demandas operan ideales como referentes a los que calificamos de primordiales:
es decir, de constitutivos o fundamentales. Tales ideales son inconscientes y
deben ser detectados por vía de la investigación cualitativa.
Tenemos así ideales de organizaciones,
propuestas, y también ideales de
ciudadanos, electores, militantes y, por supuesto, tenemos ideal de país, ideal de
gobierno, ideal de sociedad, ideal de poblaciones, etc.
La Política la que articula las relaciones de poder con el ideal de un pueblo.
Concepto
de opinión pública
Es contrastante con respecto al de pueblo, ya
que la opinión pública como veremos es compatible con la masa o la gente y cabe
para prever o diagnosticar su comportamiento lo ya dicho para la masa.
Opinión
pública es el conjunto conformado por la
gente o la masa, los medios de comunicación masivos, las redes virtuales y las encuestas
de difusión pública.
Ya que ésta es la definición de opinión
pública, puede deducirse que tiende a contraponerse al pueblo e incluso a la
política misma, la política genuina, la política como tal. La opinión pública
puede manifestarse en favor de la nación, de la integración latinoamericana,
del pueblo y de los trabajadores, cuando el pueblo y su conducción alcanzan tal
grado de predicamento y de promesa de poder que se vuelven atractivos, convincentes
o conminatorios.
Concepto
de electorado
Electorado es el complejo constituido por el conjunto
de los electores o votantes más el conjunto de los elegibles o elegidos y el vínculo entre
ambos conjuntos.
Por lo tanto, el electorado no es únicamente
el conjunto de votantes, que es lo que habitualmente se piensa.
Ahora bien, antes establecimos la
diferenciación entre pueblo y masa (o gente). Frecuentemente, tal
diferenciación deviene antítesis lo cual supone que los votantes pueden ser
clasificados según participen del pueblo o pertenezcan a la masa. Para
simplificar, podemos valernos de sintagmas de yuxtaposición, categorizando así:
votantes pueblo / votantes masa.
La misma categorización puede aplicarse a los
elegibles o candidatos o electos: candidatos pueblo / candidatos masa[iii].
También el vínculo entre votantes y elegibles
o candidaturas refleja tal categorización: en un caso, el vínculo se da sobre
la base del proyecto, la conducción política, la organización política,
estrategia y la acción política, incluye el debate, la cultura política y todo
lo que hace a la madurez y el compromiso en este terreno. Es decir, nos estamos
refiriendo a un vínculo sostenido en la articulación conducción política –
pueblo.
En el otro caso, el vínculo se caracteriza por
la manipulación y se sostiene en la pertenencia acrítica y en la promesa de
poder por el poder mismo.
En un proceso electoral participan en iguales
condiciones quienes forman parte del pueblo y quienes pertenecen a la masa. El
resultado electoral es así un híbrido en el cual puede tener más peso el pueblo
o la masa.
En los últimos resultados electorales de
nuestro país o de países hermanos -Chile y Brasil, por ejemplo – la masa se
impuso. De allí que un resultado electoral no necesariamente refleja la voluntad
popular como habitualmente pregonan intelectuales, dirigentes políticos y
sectoriales, medios de comunicación masivos, etc. A menudo, y así parece ser
tendencia en algunos de nuestros países y también de todo el orbe, los
resultados electorales son antipopulares, antinacionales y contrarios a los
intereses de los trabajadores.
Tal conclusión se comprueba también en que los
resultados electorales van por una senda contraria a las movilizaciones
populares, lo cual, en la Argentina, puede testimoniarse a diario. El resultado
electoral expresa lo opuesto a lo que se manifiesta en las calles.
Concepto
de conducción política
La
conducción política es la articulación
entre toma de iniciativa y síntesis,
reiterándose indefinidamente: toma de iniciativa – síntesis – toma de
iniciativa – síntesis, etc.
Definir así a la conducción política implica
que la misma tiene vocación de convocatoria: se dirige a la pluralidad, al más
amplio espectro posible de posiciones ideológicas y políticas, de
organizaciones políticas, sociales y gremiales para orientarlas hacia Objetivos
y Proyecto de transformación en favor de los intereses nacionales, populares y
de los trabajadores así como por la integración latinoamericana y con las
naciones y pueblos postergados o sometidos.
Sobre
la ciudadanía
Si
bien ciudadanía se remonta como categoría a la antigüedad, alcanzando entre los
antiguos helenos la mayor relevancia gracias a su idea de polis, puede decirse que su versión actual tiene su origen en la
Revolución Francesa, año 1789 en adelante.
Las
distintas acepciones tienen en común partir del ciudadano, por lo cual la
ciudadanía sería el conjunto de los ciudadanos, definidos como quienes son
poseedores de derechos acordes con las leyes y, más o menos eventualmente,
partícipes de una comunidad política.
En
cierto modo, podría asimilarse a pueblo, pero termina siendo una expresión
evasiva al respecto ya que cualquier integrante de un país, cuya pertenencia al
mismo es legalmente reconocida, tiene el status de ciudadano. Y ahí está la
palabra clave: refiere más a un status
que a una condición equivalente a la que es propia de quienes forman parte del
pueblo según el concepto identificado y elaborado por quien esto escribe.
Conclusiones
Como
puede verse, procuro conceptualizar y, por lo tanto, diferenciar conceptos.
Al
procurarlo busco enriquecer la teoría política y, más aún, todo el campo de las
Ciencias de lo Humano, toda vez que los conceptos trabajados se vinculan con la
antropología, la sociología, la psicología, la semiología, etc.
En
segundo lugar, destaco la importancia trascendental que tiene diferenciar el
concepto de pueblo de otros conceptos o nociones. Tal importancia radica en que
de esta manera no sólo se potencia el conocimiento sino también se contribuye a
que la conducción política, las organizaciones políticas, sociales, gremiales,
puedan alcanzar mayor claridad para diseñar sus estrategias, encarar sus
tácticas, impulsar sus propuestas, elaborar sus comunicaciones o su propaganda,
determinar sus acciones.
Si
bien no es en absoluto el único punto de interés, según mi punto de vista, lo
atinente a los procesos electorales, traigo este tema a colación dado el grado
de preocupación que despierta entre dirigentes, militantes y personas con algún
grado de compromiso político conscientemente asumido. Se reitera, y crece al
punto del desborde, el malestar por la falta de cultura política, por la frivolidad,
por la desidia o ignorancia de mayorías de votantes.
Quizá
estos apuntes sirvan para que ese malestar disminuya y, en lo posible, devenga
en interés por comprender los procesos que subyacen en tales comportamientos
electorales.
Quizá
también devenga en el reclamo y en la puesta de manos a la obra, reformas
constitucionales mediante, para hacer de los procesos electorales en particular
y de la actividad política en general, algo muy distinto de lo que actualmente
se padece.
Rubén Rojas Breu, noviembre 2018 actualizado el 23 de noviembre de 2021
Bibliografía
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Barcelona.
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Golding, William
(1954/2012): novela El señor de las
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Hartmann, Robert (1979): La estructura del valor, Fondo de Cultura Económica, México
Ibsen, Henrik (2007): Un
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Maquiavelo,
Nicolás (1992): El príncipe. Alianza.
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También en “rubenrojasbreuelaula.blogspot.com”
Rojas Breu, Rubén (2012): La investigación cualitativa como
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Rojas Breu; Ruben (2013): Segmentación, posicionamiento y marca:
abordaje desde el Método Vincular. CIAP FCE UBA. Buenos Aires.
Rojas Breu, Rubén (2014): El deseo
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Rojas Breu, Rubén (2016): “Focus
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“rubenrojasbreuelaula.blogspot.com”, 2016
Rojas Breu, Rubén (2017): Profundizando
el análisis de las elecciones de octubre 2017. Mimeo. Buenos Aires. También
en rubenrojasbreuelaula.blogspot.com
Rojas Breu, Rubén (2018):
novela El tiempo y la sangre. Amazon
Kindle.
[i]
Definición compartida con Jorgelina Aglamisis
[ii]
Definición también compartida con Jorgelina Aglamisis
[iii]
Curiosamente, la Argentina tiene un dirigente y candidato que se apellida
Massa. Curiosamente y no tan curiosamente.